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Els Bastions Trail 2015

Suena el despertador, son las 6:30 de la mañana y llevo media noche en vela. Dando vueltas en la cama e intentando descubrir en qué estaría pensando yo cuando me apunté a la carrera de Els Bastions. Pero ya esta hecho, la mochila y la ropa quedaron preparadas antes de acostarme, el sol está a punto de salir y no hay vuelta atrás. Empieza un largo día…

El previo

Todo se inició meses antes, cuando Nacho «me lió» con esta carrera, que se le había atragantado el año pasado y quería desquitarse. En un arranque de testosterona, desenfundé la visa y empezó la cuenta atrás. Todo ello sin decir ni mú fuera del círculo más cercano de corredores, y pensando cómo lo iba a «vender» en casa. El caso es que como quedaba muy cerca de mi cumpleaños, encontré la excusa perfecta y… (hasta ahí puedo leer).

Así que el jueves 4 nos plantamos toda la familia en Pardines, tras 680km de viaje en coche, descubriendo una zona verde y muy bonita, pero con unas montañas que así, de primeras, acojonan. El viernes lo dedicamos a descansar y al turismo familiar, y por la tarde fuimos al pabellón deportivo de Ribes de Freser, donde se centraba el meollo de la carrera, para la recogida de dorsal y demás. Entre medias, Nacho confirmaba que no va a venir por diferentes motivos, así que me había quedado solo para «el pastelaco, V1.0» (la V2.0 viene a final de mes).

Recogiendo el dorsal de Els Bastions Trail
Recogiendo el dorsal de Els Bastions Trail

Después de choporrocientos mensajes por WhatsApp, al final logro reunirme con el resto de amigos que vienen de Madrid, ellos a hacer la versión ultra de 90km y +6000m, (la mía «solo» 67km y +4.250m) y además de charlar un rato, hacer las fotos de rigor y demás, vamos juntos a ver el briefing de la carrera, sobre todo con la idea de que nos confirmen el material obligatorio y las previsiones climatológicas del día siguiente.

Amanece que no es poco

Volviendo al punto primero, una vez desayunado, vestido y con todos los pertrechos a la espalda, voy a por el coche para bajarme a la salida (a unos 5 km del apartamento), y tengo la suerte de que hay otras personas que van a bajar a la salida (luego me entero que son parte de los voluntarios que van a encargarse del avituallamiento de Pardines), por lo que dejo el coche para la familia y les ahorro un paseo hasta el pueblo.

A eso de las 7:15 estoy en la zona de salida, recargo agua en los bidones y a pasar el control de material antes de que se forme la cola, total me da lo mismo esperar a un lado que a otro de la barrera. Según va entrando la gente, hay un fotógrafo que va retratando, algunos van solos (como yo), y otros en grupo, con diferentes caras según el nivel de acojone. Todo el mundo se mira intentando calibrar el «nivel» del oponente, así que yo me hago un poco el loco y termino de preparar el material, ponerme los guantes, ajustar la mochila, con el fin de que pase el tiempo… También me pasa unas cuantas veces por la cabeza el «¿pero qué haces tú aquí, con lo bien que se está en la cama?», aunque intento distraer el pensamiento con imágenes más agradables.

A pocos minutos de que den las 8 el corral ya empieza a moverse, un dron se pone a grabar y la música anuncia la cuenta atrás de la salida. Poner la mente en blanco, grabar un poco para el recuerdo y en un momento salimos en tromba cuesta abajo, a dar los primeros pasos de un día que se avecina laaaarrrgoo…

Corral de salida de Els Bastions Trail
Corral de salida de Els Bastions Trail

Vamos al lío

Los primeros metros por el pueblo discurren a toda mecha, los que tienen prisa intentan colocarse adelante para, como ya veré después, evitar quedarse en la fila que se forma una vez que salimos del pueblo. El sendero empieza directamente a picar para arriba, y en nada estamos maniobrando por un pinar bastante espeso. En estos momentos las pulsaciones van un poco altas, así que intento no cegarme buscando un ritmo que me resulte cómodo. Delante de mí un corredor pega varios traspiés en un corto trecho, y pienso «si vas así ahora, ya te quiero ver por los canchales…». Total que sube, sube, sube y sube el sendero, sin dar casi tregua, hasta que en un punto ya salimos a una zona de praderío antes del control de Collet de les Barraques, que aprovecho para sacar la cámara y grabar los primeros «buf buf», e intentando retratar algo del paisaje que se empieza a vislumbrar. Hemos subido casi mil metros, y de momento parece que las cosas van bien, el tiempo es bueno, ¿qué puede salir mal?.

Saliendo del control, de momento, todo bien
Saliendo del control, de momento, todo bien. Qué bonito es el cielo sin nubes

Paso el control de Collet de les Barraques en 1:39 (C1), donde se junta el trazado con el de la Ultra, y empezamos a bajar por un sendero a media ladera hacia el avituallamiento de Font de l’Home Mort (vaya nombrecito, que hay que decirlo). Aquí ya empezamos a estar más estirados, y casi todo el recorrido lo hago en solitario, salvo por los adelantamientos de los avezados de la Ultra, que vienen como motos. Un rato más tarde llego al avituallamiento y paro brevemente para picar algo, todavía no tengo mucho hambre, pero ya sé que hay que ir echando calorías al cuerpo si luego no quiero tener bajones. Un poco de pan de higo con almendras, chocolate y otra vez a subir.

En este tramo, con unas vistas espectaculares del valle, el camino sube y baja continuamente, no con demasiada pendiente, pero tampoco da tregua. Al rato me pasa Nuria Picas, que con sus cascos puestos, va como una moto. Según va pasando el tiempo, cada vez tengo más ganas de llegar al avituallamiento del Monasterio de Nuria, a ver si puedo ver a la familia, que ha quedado en subir. El tramo final de bajada es casi como un final de etapa, con las praderas llenas de gente animando y pasando el día disfrutando del paisaje y del lago. Nosotros llegamos un poco como zombies, aunque hayamos hecho apenas un tercio de la carrera. Tranquilamente, paso el control tras 3:48 desde el inicio (C2) y me meto en la zona de avituallamiento a zampar todo lo que el cuerpo aguante, ya voy viendo que la cosa va a ser seria y no estoy en mi mejor momento (ya he tenido unos amagos de calambres en ambas piernas, oops).

Empieza lo bueno

Mientras estoy descansando me avisa la jefa por Whatsapp que están llegando en el tren, así que recojo las cosas y voy a esperarles en la salida del cremallera, lo justo para hacerme una foto con ellos, decirles que voy de p.m. (mentira), y salir en dirección al Puigmal, que se aprecia más o menos atpc en el horizonte.

Foto familiar saliendo de Nuria
Foto familiar saliendo de Nuria

El camino está relativamente transitado, aparte de por los corredores, por excursionistas que van a hacer cumbre, así que no hay problema en tener referencias de la ruta. Cuando la cuesta empieza a empinarse, las piernas se rebelan, y tengo unas cuantas contracturas alternativas, que hacen que tenga que avanzar despacio, y con cuidado para no forzar los movimientos. En este momento empiezan a planear serias dudas sobre la posibilidad de acabar la carrera, puesto que al mismo tiempo que voy penando en la subida, el cielo se empieza a cubrir de nubarrones que no presagian nada bueno. Éramos pocos y parió la abuela, que se dice. Así que renqueando voy ganando metros, en algunas zonas el camino se empina bastante, y el Puigmal se sigue viendo a lo lejos, un tanto inalcanzable. En esto que ya tenía claro que no me la iba a jugar por el cresterío si no llegaba en unas condiciones suficientemente aceptables, una vez embarcados, la salida de la cresta (y encima con la previsible tormenta), no iba a ser nada fácil.

En un momento dado se corona una antecima, desde la que se aprecia ya la cumbre del Puigmal, lo que me da nuevos ánimos, y llego bastante alegre al control (C3) con 6:07, aunque el tiempo ya ha tornado claramente a tormentoso, y una cierta niebla nos envuelve. Como y bebo algo, a la vez que saco el cortavientos de la mochila para abrigarme un poco, pues hace viento y se nota bastante el contraste de temperatura al parar. Aprovecho para enviar un mensaje a la familia: «Todo OK. Sigo». También una foto selfie a los amigos 😉 (postureo forever).

Empiezo el cresterío con buen ánimo, parece que lo peor ha pasado ya, las piernas están cansadas pero las contracturas son cosa olvidada, así que voy disfrutando del paisaje que se aprecia a ambos lados, a mi izquierda los valles franceses, y a la derecha, el valle de Nuria. Las nubes vienen y van, y por aquí la «densidad» de corredores es escasa, así que de vez en cuando me cruzo con algunos (normalmente me adelantan), pero no hay grandes diferencias.

Entre el Puigmal y Finistrelles, en medio de la incipiente tormenta
Entre el Puigmal y Finistrelles, en medio de la incipiente tormenta. ¿Y el cielo azul?

De repente empiezo a escuchar algún que otro trueno en la distancia, y yo aquí tan alegremente por la cresta (glups). El control de Finistrelles (C4) lo hago en 7:11, y al poco de salir se pone a granizar con ganas, aquello pinta mal. Menos mal que llevo guantes, pero las piernas sin proteger sufren los suyo, ya que la granizada dura, por lo menos, media hora, que se me hizo una eternidad. En este tramo vamos un grupo de tres, intentando no parar, porque la cosa se pone dura. Poco a poco baja la intensidad de la granizada, pasamos el control de Noucreus (C5) en 9:20 y, justo cuando llegamos al avituallamiento de Noucreus deja de caer. Allí han tenido que tapar la comida con unas carpas, lo que da un aspecto un poco surrealista-invernal a la prueba. En ese momento sale el sol lo que aprovecho para hacer la lagartija y calentarme las manos, ¡menos mal!

Al fin un poco de sol en la cresta
Al fin un poco de sol en la cresta

Según el perfil, desde ahí hasta el col de la Marrana, todo es bajada… JA JA JA. Básicamente sí, pero alterna con algunas rampas que cortan un poco el ritmo. Ya en este tramo la distancia entre corredores es «amplia», por lo que únicamente tengo contacto con un corredor durante un tramo de la bajada, charlamos un rato y luego cada uno va a su ritmo. En esta zona, más espectacular, si cabe, veo algunas marmotas que toman el sol y me miran con cara de «¿pero este tío a dónde va?». Al llegar al avituallamiento y control (C6) en 10:32, hay unas vistas preciosas sobre la zona de Vallter2000. Algunos corredores abandonan aquí, para lo que tienen que darse una buena pateada hasta la estación y que les venga a recoger alguien o un taxi (€€€).

El comienzo de la bajada se realiza por una ladera herbosa bastante pina, que pone a prueba los ya maltrechos cuádriceps, hasta que se coge un sendero que va serpenteando junto a un arroyo, por el que voy trotando a ratos, haciendo la goma con un corredor que baja bastante fresco (o eso me parece). Según el perfil, ya solo me queda la última tachuela de la ruta, que cuando llego al control junto al refugio de Coma de Vaca, no parece demasiado imponente. ¡Ahh, ingenuo! Lo que para mí era la cumbre resulta no ser más que una antecima, así que me quedará penar un rato más. Aunque no voy muy sobrado, cojo en las subidas un ritmo que me permite no parar ni fundirme, así que aprovecho para disfrutar del paisaje (siempre espectacular) y paso de agobiarme. Otro avituallamiento en el collado previo a la cumbre (coll 3 Pics), y todavía quedan un par de repechos que se me hacen bastante interminables. Ya el sol se va escondiendo tras las montañas y llego al control, establecido en la cima del Balandrau (C7), en 12:49.

Llegando a la cima del Balandrau
Llegando a la cima del Balandrau

Desde aquí intento localizar dónde está Pardines, el siguiente objetivo, y desde luego, muy a mano no se ve (en el papel era pan comido…). El primer tramo es una bajada a cholón, y voy con otro corredor que según salimos empieza a coger la directa y me deja un poco atrás. Sin embargo me pongo a ritmo y más adelante, donde el terreno es menos empinado, logro cogerle y ya sin parar voy trotando hasta que llegamos a la pista de bajada a Pardines. Yo me las hacía muy felices, pero en un momento dado nos desvían por una trocha, y me junto con otros corredores que iban un poco más lentos. Aquí ya se hace de noche, así que a ponerse el frontal tocan. Cogemos una pista que desciende más o menos tranquilamente, y finalmente llegamos a Pardines.

El pueblo está muy silencioso, porque jugaba el Barcelona, y todos los habitantes más el equipo de avituallamiento se ha juntado en el salón donde han puesto una televisión, así que al llegar me encuentro allí a toda la familia reunida. Cada vez que llega un corredor hacen la ola, así que como algo, paso el interrogatorio de mis hijos y me preparo para el último tramo (pensando que es puro trámite… ¡ja!). A Pardines (C8), llego en 14:39, y debí pasar como 15 minutos de charla.

Acabando

Salgo en solitario por la pista, y al poco rato al pisar una cosa que parecía una moñiga de vaca, de repente da un salto y sale del camino, era un sapo que me pegó un susto (y no sería el último). El camino resulta ser un rompe piernas de cuidado, y un rato más adelante, cuando te desvían por un sendero/trocha, me encuentro en un bosque cerrado, en el que un búho se pone a graznar y me pega un susto de muerte. Peor lo llevarían unos corredores de la Ultra, que me encuentro haciendo el camino de vuelta, pues se han pasado el desvío al Taga… tela. Un poco más adelante veo unas luces de corredores, así que me pongo en modo «caza» y les alcanzo al rato, ya con la inercia sigo trotando y les dejo atrás, ya estoy en modo «que se acabe ésto cuanto antes», así que no pienso parar hasta meta. Infeliz de mi. Todo el rato tengo la sensación de que voy bastante alto en la ladera, y que Ribes debe de estar bastante más abajo en el valle, así que cuando llego al desvío de la pista que indica que hay que bajar por un sendero, mis cálculos me dicen que aquello va a ser a trocha descubierta. Pues no me equivoqué mucho, el sendero baja muy empinado, y hay tramos en los que te tienes que agarrar de los árboles si no quieres bajar rodando, vamos, lo ideal para unas piernas hechas trizas. Tras acordarme de la familia de la organización, finalmente llego a las estribaciones del pueblo y ya por calles voy hasta el polideportivo en el que se encuentra la meta, del que he salido ya hace unas cuantas horas.

Llegada a meta, tras 16:25 de carrera
Llegada a meta, tras 16:25 de carrera. Foto de la organización

En la meta me espera la familia, control final, medalla y a descansar. Tiempo final: 16:25:34, el 158 de 231 que tomaron la salida, y de los cuales llegaron 175 (casi un 25% de abandonos). Me como un bocata de butifarra que me sabe a gloria y nos vamos al coche para subir al apartamento a dormir, que estoy fundido. Lo de cambiarme y ducharme con la familia roncando a tres voces no lo voy a contar aquí, lo dejaré como anécdota para contar en petit comité, pero vamos, de traca. 😉

El post

Al día siguiente, tras (pocas) horas de sueño, recogida y vuelta a Madrid, no sin antes hacer parada en diferentes tiendas de Ribes para llevarnos ricas viandas de la zona (hay que contentar a la jefa, je je). Ya con la camiseta y la medalla de finisher hasta Madrid, como debe de ser, je je.

El finisher, de vuelta a Madrid
El finisher, de vuelta a Madrid

Información final

Adjunto, como siempre, el track del Garmin de la ruta (y probando en Strava).


Y, como no podía faltar, «la pinícula» 😉

Madrid-Segovia 2015. En el otro lado

Antecedentes

Este año (aparte de llevar una buena racha de sequía escritora), decidí no correr la Madrid-Segovia, como había hecho los tres años anteriores, y prestar mis servicios en el otro lado del mostrador. Una mezcla de vaguería y ganas de echar una mano junto a mis queridos Bandoleiros hizo que cuando se abrieron las inscripciones a la carrera mirara hacia otro lado, no sin echar una ojeada con el rabillo del ojo.

Cierto es que, cuando vi el plantel de corredores, no dejé de sentir una pequeña espina clavada por no haber podido acompañar a algunos de ellos (ya se sabe, en una carrera de estas características uno se puede enganchar a diferentes vagones), seguro que lo habría disfrutado mucho, pero una vez comprometido, hay que apechugar.

Al lío. Madrid-Segovia en marcha

Total, que después de unos buenos intercambios de mensajes, organización previa y todas esas cosas que los «paganinis» no ven de una carrera, el sábado a primera hora nos juntábamos el pelotón de apoyo del avituallamiento de la Desesperada en la valla de entrada de Valsaín, no sin antes no haber disfrutado del desayuno en Casa Arias (Puerto de Navacerrada), para ir cogiendo fuerzas.

Katia, como buena jefa de equipo, nos organiza (y donde ella no llega ya nos organizamos nosotros), y vamos montando el chiringuito, buscando la mejor orientación para no morir achicharrados hasta que nos llegue la carpa. Descargar choporrotocientos litros de agua y refrescos ayuda a calentar los músculos igual que el primer tramo desde Plaza de Castilla a Tres Cantos. Al poco rato, viene el guarda forestal, que nos pide la autorización y repasa todos los detalles. Mientras vamos colocando las cosas, nos van cantando los pasos de la cabeza de carrera por los diferentes controles, para así tener una idea de cuándo nos llegará el primero y estar listos. Ah, se me olvidaba, previamente a este momento, Katia y Juan se han pegado una buena paliza marcando el recorrido desde Cercedilla hasta Segovia, señalando sobre todo los puntos conflictivos, dado que la ruta es muy evidente (si te has leído el recorrido, obviamente) en la mayor parte del trazado.

La Jefa de la Desesperada
Revisando la lista de compra

Alrededor de las 11:40 aparece la bicicleta anunciando el paso del primer corredor, que viene que se las pela, bastante destacado del segundo y el resto del pelotón. Habiendo pasado por este mismo punto como corredor años atrás, te quedas con una cara un poco «así» al ver la diferencia de cómo venía yo el primer año (y mis acompañantes ni te digo, ja  ja) y con qué buen paso viene corriendo el amigo…

Madrid-Segovia. Paso del primer corredor por el Km 88
Paso del primer corredor por el km 88, fiuuuuu….!

Un rato más tarde llega el segundo, después el tercero, y así, poco a poco (vamos, la típica campana de Gauss) va aumentando el flujo de corredores, a los que vamos atendiendo con nuestras mejores galas. Aquí me gustaría recordar a algunos, que las palabras «gracias» o «por favor» son mágicas, quiero pensar que el cansancio abotarga a algunos, porque si no, me parece que no lo estás disfrutando lo suficiente. Sin embargo, la mayoría de los corredores cambian de cara nada más ver nuestra carpa, igual que un náufrago cuando ve el barco salvador.

Avituallando corredores, que es gerundio
Algunos se nos meten hasta la cocina 🙂

En cuanto se acerca la noche, el panorama va cambiando. Antes de las 9 de la noche empieza a oscurecer, y los corredores que llegan ya llevan 16 horas de carrera, y les quedan un par o tres más hasta llegar a Segovia. En esa franja se juntan los que van de palique/paseo/acompañamiento y llegan muy dicharacheros, hasta los que empiezan a mostrar problemas físicos, con un semblante más serio (que les quitamos inmediatamente). Tras poner en marcha el servicio de café y caldo calentito (gracias señor Aneto), los corredores empiezan a trasegar ambos fluidos con gran fluidez, lo que le cambia la cara a más de uno.

Cae la noche en la Desesperada
Que no pare la máquina. El servicio de bebida caliente se pone en marcha

Hasta las 2 de la mañana que desmontamos el chiringuito tuvimos variedad de situaciones, pero aburrimiento ninguno. Algunas veces los corredores venían en manadas y nos veíamos un poco desbordados, aunque fueron solo algunos momentos puntuales. Algún corredor venía tan agotado que se quedaba helado y no entraba en calor ni con mantas, así que tuvimos que meterle en un coche con calefacción hasta que se lo llevó la ambulancia. No voy a desvelar situaciones concretas, pero creo que algunos se habían metido en un tema que les venía grande.

Hacia la 1:30 de la mañana llegó el peregrino escoba recogiendo a los más rezagados, y tras una parada y fonda para recargar energías junto con los últimos corredores, cerramos el chiringuito y empezamos a recoger todo el tinglado y cargarlo en la furgoneta, que nos llevó un buen rato y sirvió de entreno nocturno para entrar en calor. Por cierto, para el que no lo sepa, en la sierra hace fresco por la noche…

Cae la noche en la Desesperada
Goteo de corredores al anochecer

Al filo de las 2 de la mañana tenemos todo el equipo cargado en los vehículos, así que realizamos la batida final de limpieza, recogiendo algunos «detallitos» que algún corredor despistado se ha dejado involuntariamente (pensamos). Katia todavía tiene que pasar por Segovia a dejar algunas cosas y cerrar temas «administrativos», mientras que el resto del equipo se retira a casa. A eso de las 4 de la mañana logro estar en mi cama… zzzzZZZzzzz

En resumen, una experiencia muy interesante, que disfruté mucho sobre todo por la compañía de mis amigos, así como por poder saludar a una tanda de buena gente que pasó por el avituallamiento. Espero que esta breve crónica sirva para animar a alguno a ver una carrera «desde el otro lado».

 Notas finales y apreciaciones personales

En base a lo que pude ver ese día, me gustaría dar una ración de consejos y opiniones (que para eso los españoles vamos sobrados):

  • Alma cándida, haz el favor de echar un ojo al recorrido de la carrera, que de aquí vas a querer ir al UTMB y vas a montar un lío gordo.
  • Aunque sea verano, la sierra de Madrid por la noche no es el parque en el que entrenas. Aquí hace frío (y hasta hay lobos), así que los 150 gr del cortavientos no te van a venir mal si llegas a Fuenfría hecho unos zorros.
  • No me seas cojonazos y lleva un recipiente decente para agua. Aunque hayas hecho la Badwater (en sueños), tu cuerpo necesita más agua del que tú piensas.
  • (Al hilo de lo anterior) lo de NO se dan vasos en los avituallamientos creo que está bastante clarito, ¿hay alguna palabra que no entiendas?. Es la filosofía de la prueba, y si no te gusta… siempre te quedará la MxM (coña particular). 🙂

Nota final: ya sé que la carrera fue hace dos semanas, pero no tenía ni tiempo ni ganas, je je

El álbum oficial de la carrera lo tenéis en el SIGUIENTE ENLACE.

III Trail del Serrucho en Alalpardo (Madrid)

Entrada rápida para reseñar la tercera vez que participo en el Trail del Serrucho, que se organiza en Alalpardo (por el Alalpardo Running Team), y en la que corro con mejores sensaciones. Esta vez la previsión del tiempo anunciaba nieve, y se cumplió, aunque en vez de fastidiar la carrera sirvió para darle un ambiente más «cool».

Como otros años, la organización fue perfecta, y la compañía, genial. No me pude quedar a la paella posterior, con roscón incluido, y es que cada año se superan los chicos del Alalpardo Running Team, ¡chapeau!. Aquí os dejo el vídeo… ¡dentro pinícula!

Y aquí el registro del reloj, este año no dejé de correr en ninguna cuesta (a lo que ayudó RafaEspartano a lo «Eltíolavara»)

El año que viene espero repetir, una clásica en el calendario madrileño por mérito propio.

Bienvenido 2015. Más vale tarde que nunca

Llevo un tiempo perezoso para escribir, pero como nunca es tarde si la dicha es buena, he decidido darle a la tecla y contar un poco de mi vida. Ya cerca de la primavera, tengo más o menos planificada la temporada hasta el verano, y de momento las sensaciones son muy buenas, luego ya veremos en qué queda.

Desde la última entrada que escribí a raíz de la San Silvestre Trail de Pedrezuela, a modo de resumen, estas son las pruebas y eventos a los que he ido:

  • San Silvestre Vallecana (31/12/2014): me quedé sin dorsal, así que me junté con los chicos del Team Sport Spirit comandados por @Fisioteko e hice mi primera carrera en huaraches, que disfruté un montón. Para prueba, el vídeo que monté de la misma.

  • Napoleónica (3/1/2015): el amigo @_Spanjaard había convocado la repetición de tan magna ruta (aquí su crónica), desde Buitrago hasta Alcobendas, de la que al final «solo» completé los primeros 30k, por falta de materia prima en las piernas (y la parada técnica en un bar, que nos abdujo) 😉
Napoleónica
Napoleónica
  • III Trail del Serrucho (18/1/2015): este año tampoco faltaba a la prueba (he hecho las 3 ediciones), y  llegando con las piernas enteras, disfruté como un enano de la carrera, corriendo con «mi hermano gemelo» Jorge y Rafa «Espartano Kaprus» que aunque «iba lesionado» nos puso las pilas, con lo que acabé con MMP en la prueba, (tengo pendiente el vídeo, cachis!).
Entrada en meta "estamos tan agustico". Foto de Jorge
Entrada en meta «estamos tan agustico». Foto de Jorge
  • II Leguas del Parque de la Chopera, en Leganés (1/2/2015): carrera de asfalto y pista en la que corrí de menos a más y acabé también con muy buenas sensaciones, siguiendo la progresión esperada.
  • X Media Maratón de la Latina (22/2/2015): mi primera media en huaraches, en grupeta charlatana con Jesús (que se nos descolgó pronto), Alberto RdB, Charli, y Jorge. Empecé con mucho respeto, ya que el año pasado sufrí bastante, pero según fueron pasando los kilómetros me fui sintiendo más fuerte, así que acabé a todo trapo con MMP en media ¡y en chanclas! 😀
Con estos pies la corrí
Con estos pies la corrí

En resumen, de momento llevo una progresión muy buena, es el primer invierno que no tengo ningún músculo tocado, no sé si la conversión al minimalismo tendrá la culpa, pero el hecho está ahí. Ahora mismo, los objetivos (deportivos) que tengo en mente son:

Y ya para el verano (con alguna previsión secreta entre medias, que por motivos XXX no puedo desvelar, je je):

 Así que esto es lo que hay, de momento me ilusiono con la gráfica que me da el SportTracks y su plugin Training Load, ya veremos hasta dónde llega la curva.

Evolución de los entrenamientos
Evolución de los entrenamientos

Espero darle más continuidad a las publicaciones e ir subiendo algunas entradas nuevas con cosas que me rondan por la cabeza.

Gracias por leer!

III San Silvestre Trail de Pedrezuela

Otra entrada flash para ponerme al día antes de que acabe el año. La verdad es que de alguna extraña manera dejé hechos los deberes con el plan de carreras y esta era una cita obligada tras la experiencia del año pasado, cuando por estar medio lesionado no pude disfrutar la carrera al 100% (ver crónica del año pasado). Este año se apuntó también Nacho, así que desde hacía tiempo ya teníamos la cita agendada en el calendario. En el coche se vino también Javier (AKA @ischumi_), que por cierto se adelantó ya con su crónica.

El día estaba ideal para correr, algo de frío pero no demasiado, y un sol radiante que a la hora de la carrera esperábamos nos pusiera a tono. Llegar, aparcar cerca del polideportivo, ir a recoger el dorsal, servicio perfecto, saludar a los amigos… vamos, que iba todo rodado.

Algunos de los sospechosos habituales
Algunos de los sospechosos habituales

A eso de las 9:50 ya nos dirigimos a la zona de salida para hacer el control del chip (de muñeca, los mismos que en el GTP), y suenan los AC/DC, como debe ser, para calentar el ambiente (en el vídeo ya los escucharéis). De momento voy con el cortavientos y me llevo la mochila, con los que corro muy cómodo, y tampoco vamos a ir a correr a cuchillo. Total, que unos minutos pasadas las 10 salimos y tenemos 18k por delante de subebaja continuo.

Vamos que nos vamos
Vamos que nos vamos

Salimos tranquilamente, ya sabemos que en el km 2 tenemos el tapón del río, y luego ya se podrá correr con más ganas. Este año han puesto unos palets, con lo que se cruza bastante bien. En ese punto ya me quito el cortavientos y seguimos al tran tran, Nacho un poco por delante pero al rato le alcanzo. Y cuando pasábamos el km 5, y dejando la pista para remontar por el sendero, me «como» una rama con la frente. Así de primeras no noto nada aparte del golpe, pero al momento empiezan a caer unas gotas de sangre, una, dos, tres… y luego algunas más… Tampoco me quiero regodear mucho en el tema, pero vamos, que me vuelvo a la pista donde estaba el control, me pongo el pañuelo en la cabeza y todo el mundo para a echar una mano… Así de primeras tampoco me encuentro mal y la hemorragia se para (o eso creo), así que me presiono con el pañuelo, el buff (rojo, así se nota menos) y un buff que me deja una FFDDRR (a ver si localizo tu nombre, muchas gracias), y como me veo bien, les digo a mis compañeros que seguimos, que nos vamos a quedar fríos. Total, que con dos buff y la gorra me hago un emplasto y a seguir subiendo. Primero despacito, a ver si me voy a marear, pero como me sigo viendo bien, empezamos a remontar de nuevo.

La vieja del visillo galopa sobre el puente. Foto de Sebas Navarrete
La vieja del visillo galopa sobre el puente. Foto de Sebas Navarrete

En el control del km 8 hay un equipo de Protección Civil que me revisa el emplasto y confirma que no hay que dar puntos, así que me limpian un poco la brecha, echan un desinfectante y para adelante. Un par de tragos de isotónico y a correr, que es gerundio. El resto de la carrera, disfrutando del paisaje, la charla con los amigos, para llegar con una sonrisa a meta de la mano de Nacho, que me acompañó toda la carrera. Al poco llegan Jesús y Javier, y nos lanzamos a por el avituallamiento final de caldo, bocata de panceta e isotónico, que nos sabe a gloria.

¿Hay bocatas?... cara de felicidad en meta. Foto de Mapi la guapetona :-)
¿Hay bocatas?… cara de felicidad en meta. Foto de Mapi la guapetona 🙂

Al final el día se estaba poniendo más feo en lo meteorológico, así que me lavo un poco en el polideportivo y nos cambiamos en el coche, con vistas a volver a Madrid, que se estaban acabando ya los cortyrruners y los deberes nos llaman, así que posponemos las cervezas para otro día.

Aunque al final las paradas penalizaron mucho el tiempo, la sensación de carrera fue genial, todo el tiempo con fuerza, así que eso que me llevo, y con ganas ya de la edición de 2015 (a ver si es verdad que a la tercera va la vencida, je je). Un placer ver a tanta buena gente (no me pongo a nombrar a todos, que nos dan las uvas), y FELIZ 2015!

Cómo no, una foto con Shin, "el incombustible" ,-)
Cómo no, una foto con Shin, «el incombustible» 😉 y el gran Celso, que ya debía haber hasta merendado

La pinícula…

Y el track de Garmin…

Finalmente, volver a agradecer a todos los que os preocupásteis por mi persona, durante y después de la carrera. Certificar que no se me ha curado «lo mío» y que en 2015 seguiré dando guerra, no os libraréis tan fácilmente de mí.

¡Feliz 2015 y que los Reyes Magos se porten bien con vosotros!