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48 Behobia – San Sebastián. El diluvio y algo de correr

Esta es mi (breve) reseña de la carrera y los momentos más importantes que vivimos este domingo 11 de noviembre, intentando recordar y recopilar rápidamente los datos que tengo. Para no enrollarme, comentar que la logística de la carrera tuvo su miga (hoteles, restaurantes, traslados, recogidas…) ya que San Sebastián se colapsa el fin de semana de la B/SS, junto con la lluvia que presidió todo el tiempo, lo que complica todo un poco más.

Feria&pinchos, buena combinación en San Sebastián 🙂

El sábado por la tarde fuimos a la feria del corredor a coger el dorsal y el chip, mucha gente y los puestos habituales de venta de todo tipo de «vicios» para el corredor, Nacho no se pudo resistir y salió con unas zapas nuevas puestas (para estrenar al día siguiente, como mandan los cánones… juas!)

Zapatillas!

El dorsal es más que una chuleta, impreso por delante y por detrás con toda la información de la carrera, cajones de salida, y aguantó el chaparrón como un campeón…

El dorsal tras la carrera

Bueno, al lío. El despertador suena a las 7 de la mañana, he dormido fatal con los nervios por el tiempo, la logística del transporte a la salida, el material que llevar, la comida… bufff. Así que me ducho, bajo a la cafetería del hotel y me tomo un café con leche para espabilar, mientras empieza a llenarse el salón de corredores para zamparse el buffet de desayuno del hotel a 15€/barba. Cojo la bolsa con la ropa de recambio y el resto de cosas y mi CEO me lleva hasta la boca de Euskotren de Lugaritz, donde espero coincidir con Nacho para coger el tren hasta Irún-Ficoba. El andén se empieza a llenar de corredores, y puntual llega Nacho en el tren, menos mal!

El tren se empieza a llenar parada tras parada, y llega un momento en el que no cabe nadie, por lo menos frío no pasamos. Cada vez que se abren las puertas vemos cómo va el tiempo y la cosa no pinta bien, varía entre aguacero y aguacero que te cagas…

Apelotonados en el tren

Cuando al final llegamos, vemos que hay una cola «importante» para coger los buses de lanzadera hasta la salida, como no nos apetece quedarnos tiesos, nos vamos al trote por el carril bici, así aprovechamos los 2km para calentar… todo ello con la mochila a la chepa y cayendo agua con alegría… Viva el deporte!

Me llega un sms de Alberto (el presi) que está en el Faisán (¿qué tramará?), así que cuando llego intento localizarlo sin éxito, y como el jarreo no para dejo a Nacho a cubierto a la gasolinera y lanzo la mochila en los camiones de la organización, a ver si algo llega seco a meta (yo no, fijo). En la gasolinera junto a la salida nos apelotonamos para resguardarnos de la lluvia, momento en el que grabo este coqueto vídeo…


En la salida de la 48 B/SS from Juan Segui on Vimeo

A las 10:30 en punto empiezan a dar las salidas por grupos de dorsales, la técnica que proponemos es esperar agazapados hasta que veamos la pancarta de nuestro grupo y salir escopetados para mojarnos lo menos posible (ilusos que somos).

Zona de salida, agazapados en la gasolinera

Nacho sale primero, y cuando veo mi grupo formado allí delante, me pongo la capucha y ¡a por ellos!, la música sube, empieza la cuenta atrás, y casi sin darte cuenta ya estás dentro!, buf buf! Como se puede ver, los atuendos son de lo más variado…

 

Go, go, go… vivan las bolsas de basura!

De lo que es la carrera en sí, destacar la gran cantidad de gente que había a lo largo del recorrido, a pesar de lo que estaba cayendo. Menos mal que me había medio estudiado el recorrido y tenía una idea de lo que me esperaba, porque el cuerpo pedía marcha para entrar en calor pero 20k son 20k y hay que reservar un poco, especialmente para el alto de Miracruz, que es como una tachuela al final. Así que fui regulando, tranquilo en la subida y soltando piernas en la bajada. Muchos avituallamientos, sin problemas para beber agua tranquilamente (este año nos hidratamos por dentro y por fuera), y lo peor fue la subida al Gaintxurizketa (jodó con los nombrecitos), momento en el que empezó a arreciar la lluvia y por la carretera había zonas con una cortina de agua que había que subir…

Una vez que pasamos Arzak (en la p… tachuela de Miracruz), ya sólo quedan 3 km a meta, en ese momento veo que puedo bajar de 1:45, así que a darlo todo (bueno, la toalla seca y la comida «post» también me ayudaron a apretar los dientes, ya que las piernas acusan el trote que llevan y no están muy por la labor.

Finalmente, llega la recta de meta, voy mirando a ambos lados a ver si veo algún paraguas conocido, pero no logro distinguirlo, así que enfilo hacia la llegada y miro el reloj 1:43:57 !!

Vídeo de la llegada, soy el de la gorra blanca y chubasquero amarillo que aparece en 2:28:15 («no se me ve»)… 😉


Llegada a meta 48 B/SS from Juan Segui on Vimeo.

Aquí un pastiche de fotos «oficiales», en las que se aprecia un poco más el momento de la llegada y las condiciones del entorno… buff!

El agazapado de amarillo soy yo…

Al acabar, está marcado el recorrido hacia la zona de recogida de mochilas y el meeting-point con los amigos/familiares. Nos dan la medalla, un par de bolsas con agua y comida, y además un poncho de lluvia muy chulo (a buenas horas). Allí me encuentro con Alberto, que ya se ha cambiado (ha llegado una hora antes). Al final en el porche resguardado me empiezo a cambiar, llega Nacho, Eva y mi CEO, así que me cambio la parte de arriba y nos hacemos unas fotos conmemorativas del evento.

Al final de la carrera, a medio cambiar de ropa. Foto de Alberto

Tras la carrera llega uno de los momentos más esperados del día, y nos vamos a comer a Bernardo Etxea, por recomendación de Ramón (AKA @perkrin), en la zona del casco viejo, y como os podéis suponer, tenemos más hambre que el perro de un ciego. Así que nos asentamos y aprovecho el momento para ir al baño y completar el cambio de ropa… lujo total.

Hey!, que no son galletas!

El menú se compone de cosas ligeritas, como era de esperar, para recargar tranquilamente los hidratos y resto de cosas de esas que nos alimentan… 😉

¿Esto es para mí o tengo que compartirlo?

 

Unos ligeros postres desengrasantes

Después de la ligera comida, Eva se tiene que ir en el tren, así que dividimos fuerzas y vamos a coger el coche, que hemos dejado donde el aire da la vuelta (al lado del peine del viento), aprovechando el paseo para estirar un poco las piernas, evaporar los restos del rioja, y de paso, tomar una foto del momento que nos deja el sol en la playa de la Concha.

Atardecer bucólico en la Concha

Pero para no olvidarnos de dónde estamos, 5 minutos después de esa foto nos vuelve a caer un chaparrón que nos empapa de nuevo, así que el resto del viaje de vuelta a Madrid lo hacemos con la calefacción puesta para ver si logramos llegar secos…

Secando calcetines de nuevo…

En resumen, un fin de semana especial en el que no ha habido tiempo para aburrirse, y una bonita experiencia en la clásica más clásica de la península (o eso dicen) 😉

Como siempre, aquí dejo el track del Garmin:

Aquí iré enlazando otras crónicas de la carrera que vaya viendo…

¿Mar o montaña?. Pues un poco de todo. Subida al Montgó

En el puente del 1 de noviembre decidimos que nos íbamos a la playa, a aprovechar el apartamento de los suegros. Como la previsión era de buen tiempo, metí todo el equipo en la mochila, a ver lo que caía. El miércoles llegamos de noche, directos a la cena y a la cama, por si las moscas dejé el equipo medio preparado, a ver qué tal amanecía.

El jueves salió un día muy bonito, así que después de desayunar me puse el equipo y a trotar por la playa, aprovechando el sol y la brisa marina. Cuando llevo un rato veo que voy un poco subido de ritmo para lo que quería, pero total, para unos pocos km… 🙂

Después, sesión de playita total, a relajar las piernas y tomar el solete. Al sur se ve el El día lo rematamos con comida «typical valenciana», o sea, paella y cervecita, que hay que mantener las buenas costumbres, je je je.

Desde la playa se ve el Montgó al fondo… ganas de subir…

Para el viernes hemos decidido subir al Montgó, siempre lo estamos viendo desde la playa y le tenemos ganas desde que venimos por aquí, así que preparamos los bártulos y nos vamos hacia Denia, con la ruta en el Garmin que me pasó Raúl (AKA @kbralok) y su descripción del recorrido (aquí en su blog). Llegamos sin problemas, aparcamos el coche al lado del inicio del camino y para arriba.

El camino de subida es una pasada, viéndolo desde abajo no te imaginas por dónde puedes subir el pedazo de farallón que tienes delante, así que hasta que no te pones y vas subiendo no te crees lo increíble que es el camino. En algunas zonas tenemos que dar la mano a los niños, aunque ellos se mueven con mucha soltura por el camino, teniendo en cuenta que hay tramos en los que es mejor no resbalar…

Al llegar al final de la zona del «muro», unos andarines que venían detrás me preguntan si queda mucho, y les digo que más de la mitad… se les ponen los pelos como escarpias y se dan la vuelta (ellos se lo pierden). Después de unos tira y afloja con los niños (promesas de cromos mediante), llegamos a la cumbre, desde la que se ve una panorámica impresionante. Aquí incluyo una lista de fotos del recorrido, para no enrrollarme, y dar una idea del mismo.

Revisando GPS para no perdernos 🙂
Por aquí se sube, vaya patio
La cumbre, al fondo y detrás de todo aquello
Llegando arriba

Esto es lo que se ve desde el vértice geográfico:

Panorámica desde la cumbre del Montgó
Por aquí se baja
Todo eso es lo que hemos subido y bajado (y más…)

De resumen podéis ver el vídeo de Raúl, un estupendo resumen del recorrido, aunque sólo hicimos la parte de la subida hasta la cumbre, el resto lo dejo para la próxima visita.

Y como siempre, los tracks de las rutas en Garmin:

El trote por la playa…

Y la subida y bajada al Montgó…

Cuando logre sacar las fotos del móvil actualizaré con más contenido, vaya cruz con el telefonito! @#@@###%%%

PD: y este fin de semana, la Behobia-San Sebastián… 🙂

II Run and bravas

Volvemos al lío, después de una primera convocatoria que nos supo a poco, durante la misma ya estábamos lanzando ideas sobre las siguientes que íbamos a probar. Aunque quedan todavía varias en el tintero, decidimos ir a probar las del bar del mismo nombre «Las Bravas». Como siempre, el incombustible Santi empieza a manejar el cotarro y la convocatoria se realiza, a la par que entre él y Carlos (aka «Fisioteko») ultiman el logo. Se lanza la convocatoria y las redes se incendian

Así que a las 7 de la tarde, y con un tiempo estupendo, nos reunimos la parte «run» en el Retiro, en el Ángel Caído, para trotar un rato y preparar el estómago convenientemente, que con 6 km encima las bravas y la cebada líquida entran mejor.

Foto de José Escudero (thanks)

Después de ese agradable trote, a eso de las 19:35 ponemos rumbo al garito, y mientras subimos tenemos un percance con el amigo Shin, que se tropieza mientras hace fotos, con tan mala suerte que se rompe un diente ¡ouch!. Le acompañamos al SAMUR y se lo llevan al 12 de octubre, luego nos comenta que ya ha llegado a casa y que está bien, ¡cuídate!

En medio de la ruta tenemos otra escena con un chorizo que sale de un bar con el camarero detrás, en lo que nos ponemos a correr el tío ya ha puesto pies en polvorosa y desaparece (vaya sprint que tenía el tío). Finalmente llegamos ya al momento gastronómico, donde nos está esperando (manos a la obra), el resto de asistentes que no han podido venir a correr, así que nos mezclamos los de pantalón corto con los «trajeados», en paz y armonía, eso sí.

Los ingredientes principales

A partir de ahí, poco que contar, cervezas, bravas, más cervezas, más bravas, y luego ampliamos con más cervezas, tortillas bravas, oreja brava, más cerveza… vamos, que teníamos claro a lo que íbamos. Aquí una pequeña muestra.

Al final, a una hora prudente levantamos la sesión, abrimos la hucha y salimos a la calle a inmortalizar el evento, a lo que se suman los turistas que están sentados en los restaurantes/bares contiguos del paseo, que alucinan de las cosas que pasan en Madrid un martes por la noche 🙂

Momentos varios del gastroevento

Como (casi) siempre, aquí los tracks del Garmin (nótese el viaje de los GPS al principio, para variar).


100k Madrid-Segovia 2012. La crónica

La carrera

Sábado, 6 de la mañana, antes de que suene la alarma del despertador ya estoy con los ojos abiertos. Llevo toda la noche en un estado de semi-consciencia pensando en #elpastelaco en el que me he metido, aunque pensándolo fríamente y con mi lema por delante, lo único que hay que hacer es disfrutar y lo demás ya lo iremos apañando por el camino.

Duchita rápida, un café con leche para el cuerpo, cerrar y organizar las mochilas para los puntos de avituallamiento (Colmenar Viejo, Cercedilla y Segovia), y al metro a Plaza de Castilla. Según salgo ya veo los camiones para dejar las mochilas, así que hago la última revisión y a soltar lastre. Así en lo que voy espabilando pasan por delante de mí Juan (@jonteller), Katia (@sanzchouquet) y Claudio (@mrcheidel), que se van a desayunar. Como tengo el cuerpo un poco «raro» decido empezar a comer algo para que no me dé un yuyu, así que empiezo por una barrita de cereales, que mastico poco a poco. Según va llegando gente saludo a algunos conocidos y otros que desvirtualizo, como a mister @_spanjaard, así como a familiares expertos en estas lides. Encuentro a Eduardo (Commedia) y charlamos y hacemos fotos un rato, ha decidido finalmente tirar de minimalistas y a por todas. (Aquí su análisis previo).

Ambiente en Plaza de Castilla

Hacia las 8:20 ya nos vamos hacia la salida, no se oye nada de los discursos oficiales, así que esperamos el petardazo, y cuando llega ¡zasca! allá que nos vamos… un, dos, tres… todo para alante y sin mirar atrás. Empezamos a trotandar, como hemos comentado, las subidas andando y los llaneos y bajadas al trote, que hay que guardar fuerzas. Tras los primeros km Claudio (que es una máquina) ve que no podemos seguir su ritmo y se va para adelante, en estas carreras es complicado ajustar ritmos si hay muchas diferencias de nivel (al final nos mete como 6 horas… glups!).

Como quien no quiere la cosa llegamos al primer control, Tres Cantos, 16 km y ni nos hemos enterado. Sellar la «compostelana», que tendremos que ir completando a lo largo de la ruta, beber Cocacola y/o Isostar, rellenar agua en el camelbak o los bidones (en mi caso), son operaciones que iremos repitiendo a lo largo de los 10 controles siguientes hasta la llegada a Segovia.

Desde Tres Cantos a Colmenar vamos tranquilamente con el mismo plan, lo más feo para mí es el tramo del carril-bici, en el que hay que tener cuidado para que los ciclistas no te arrollen, y además llevas la autovía de Colmenar al lado, con el tráfico continuo de vehículos. Menos mal que ese tramo es corto y en poco tiempo volvemos a la pista de tierra, que no abandonamos hasta llegar al cementerio de Colmenar, ya a menos de 1 km del polideportivo.

Entre Tres Cantos y Colmenar. Foto de @jonteller

Aquí tenemos la primera bolsa con ropa de recambio, así que toca ponerse camiseta limpia, calcetines, un chequeo general y tras saludar a la familia política (corren unos primos de mi mujer que ya son expertos en estas lides), nos ponemos de nuevo en marcha. Ya hemos hecho un cuarto de la carrera, son las 12:30 de la mañana y nos queda todavía mucho por hacer. A partir de aquí hay que irse planteando pequeñas metas para avanzar, un poco al estilo de la zanahoria y el burro.

El tramo hasta el Puente Medieval lo hago esperando a mis compañeros, todavía voy muy suelto y en las bajadas cojo buen ritmo, pero prefiero esperar y seguir todos juntos. Hace bastante calor y la bebida fresquita en la sombra nos hace recuperar bien. Ahora viene un tramo de subida continuada, por una pista ancha pero sin una sombra, en la que mi tocayo lo pasa bastante mal. Nos cruzamos con unas cuantas vacas, que se preguntan dónde van tantos zumbaos corriendo por la vía pecuaria.

Entre Colmenar y Manzanares, por la vía pecuaria. Foto de @jonteller

Al llegar al collado vemos Manzanares y la Pedriza en una panorámica muy bonita, que nos da fuerzas para llegar hasta el siguiente control con un ritmo un poco más vivo.

En el collado antes de bajar a Manzanares. Foto de @jonteller

El avituallamiento de Manzanares , ya en el km 42 nos sirve de pequeño descanso. Unos bocatines de jamón me llaman, así que me zampo 2, uno al hacer el checkin y otro tras volver de la fuente del pueblo, a donde nos acercamos a rellenar las botellas, ya que en los avituallamientos sólo nos dan una botellita de agua. Unos cuantos frutos secos, Katia y mi tocayo revisan calcetines y salimos hacia Mataelpino, con el calor apretando de lo lindo.

El tramo que viene a continuación se hace más pesado por el calor, aunque por lo demás me sigo encontrando estupendamente y no perdemos la dinámica de trotar en las bajadas, aunque ya menos sueltos que anteriormente. La última cuesta antes de llegar al control de Mataelpino es matadora, un pequeño Mortirolo tras el que encontramos el oasis en la plaza del pueblo, con un gran avituallamiento y un ambiente muy animado. En este punto, km 50, y por tanto con media carrera hecha, se encuentra Sebastián Navarrete, autor de las siguientes imágenes.

Entrando en Mataelpino (1). Foto de Sebastián Navarrete
Entrando en Mataelpino (2). Foto de Sebastián Navarrete
Entrando en Mataelpino (3). Foto de Sebastián Navarrete

Mi tocayo se va directo al servicio de recauchutado y reparación de pies, ya que los suyos están bastante tocados. En una amplia sala le tumban en una camilla y cuando se quita los calcetines le debieron decir lo de «¡pero cómo me vienes con estos pies!. Cuando terminan no dan un duro porque acabe la carrera, no saben a quién se enfrentan… 😉

Este avituallamiento está bastante surtido, así que me como un sandwich de jamón y queso, bebemos bastante, carretera y manta. A la salida de Mataelpino hay unos cuantos repechos que despachamos rápidamente y después viene un tramo bastante cómodo y variado, hasta que llegamos al comienzo de la subida hacia la Barranca, en el que ya empezamos a ver más gente tocada y pasándolo mal. En el tramo final se solapa con una parte del recorrido del GTP que corrí en junio, y para llevar más o menos la misma cantidad de km (con menos desnivel, eso sí), me encuentro mucho mejor. Ahora nuestra meta es Cercedilla, nos van enviando mensajes por whatsapp para ver por dónde vamos y tenemos ganas de encontrarnos con Jorge (aka @zerote) y Carlos (aka @Fisioteko), aunque este último ya comenta que llegará más tarde, por lo que finalmente no le veremos.

Subiendo a la Barranca. Foto de @jonteller

El avituallamiento de la Barranca lo pasamos rápidamente, sellar la «compostelana», trago de agua, isotónico y para alante! Ya estamos muy cerca de Cercedilla y casi podemos oler la paella que nos espera, pero en lo que estamos haciendo la última bajada de repente aparece Jorge, que estaba hasta los cataplines de esperarnos en el polideportivo, y todo equipado nos recibió con un abrazo que nos dio la vida. En ese momento empezaba ya a bajar la luz, y es ese momento del día en el que te suele dar un poco el bajonazo, por lo que nos sirvió casi como un electroshock.

Al llegar al polideportivo de Cercedilla, antes de coger la mochila con el recambio de ropa, Jorge nos hace una nueva foto de equipo, ya se nos nota un poco más mellados (km 63). Me da la risa al ver la foto, peazo de actor mi tocayo, que tenía los pies hechos polvo y la sonrisa que se marca…

El equipo bandolero en Cercedilla. Foto de @zerote

Así que nos ponemos los trajes de noche y salimos de Cercedilla ya con los frontales puestos, el primer tramo, hasta pasar el Hospital de la Fuenfría es un poco más «feo» porque vas al lado o por la carretera, y tienes que ir vigilando los coches, pero una vez que pasas la barrera, vuelves a estar en «el campo» sin preocuparte de que te arrolle un coche.

Nota: me recuerda Jorge el «momentazo subidón, subidón» cuando nos ponemos a trotar al pasar por la plaza de Cercedilla y la gente se pone a aplaudirnos como si fuera la llegada a Chamonix de la UTMB, y las risas que se traen otro grupo de corredores cuando a los 100m nos paramos y se descojonan de/con nosotros… 😀

A medio camino está el control de «Calzada Romana», y a partir de ahí empieza la pista del Camino de la República, que sube hasta la Fuenfría haciendo una gran lazada. Este tramo del camino lo subo casi entero con Jorge, y paramos en el mirador Vicente Aleixandre y el mirador de la Reina para ver el paisaje nocturno, con la hilera de luces de los frontales que marcan el camino que ya hemos recorrido, y algunos encuentros con vacas por el camino que Jorge va apuntando para no tropezarse con ellas en la bajada. Finalmente a eso de las 12 de la noche llegamos al control de Fuenfría (km 80), momento en el que empieza a soplar el viento y baja la temperatura considerablemente (o por lo menos es la sensación que tenemos). Hacemos las operaciones de rigor, aquí dan café y caldo, y nos despedimos de Jorge que se vuelve a Cercedilla (a su pesar) GRANDE!

El camino de bajada empieza con un tramo muy incómodo, lleno de pedruscos, por el que no podemos trotar, así que intentamos pasarlo lo mejor posible al estilo «sálvese quien pueda». No me imagino la que debe estar pasando mi tocayo en este tramo con los pies que lleva, glups! Unos km más adelante el camino se convierte en pista y asfalto, así que se puede coger un ritmo más o menos continuo sin tener que preocuparnos por cuidar a cada momento dónde ponemos los pies. En este tramo se suceden adelantamientos, gente parada en las cunetas a descansar, se nota que ya vamos bastante tocados, aunque tenemos puesto el piñón fijo enfilados hacia Segovia.

En la Cruz de la Gallega (km 92) el avituallamiento parece arrasado, logro un par de magdalenas que me como sin pestañear, en ese momento nos juntamos allí un numeroso grupo de corredores, algunos ya bastante tocados, a los que los últimos km se les van a hacer eternos. El camino vuelve a ser un sendero, que en un primer tramo va zigzagueando, en el que vamos buscando el carril más cómodo para avanzar en fila india con las mínimas molestias para los pies. Un poco más adelante dejamos la fuente de San Pedro a la derecha, y a partir de allí el camino es prácticamente una pista semiarenosa amplia, ya tenemos las luces de Segovia al fondo que nos atraen como las polillas. Este último tramo lo vamos haciendo casi sin hablarnos, cada uno sacando las fuerzas que lleva dentro para dar un paso detrás de otro, la monotonía del camino se hace un poco aburrida. Por no tener, no tenemos ganas ni de ponernos un poco de música para distraernos, funcionamos como autómatas.

Al llegar a Segovia, ya en sus calles, me quedo con Juan, mientras que Katia va por delante siguiendo las señales marcadas en las farolas o en el suelo, las pocas personas que hay a las 4 de la mañana nos animan y dan la enhorabuena, mientras seguimos sin ver el acueducto, buf, ¿dónde estará?. Finalmente, al hacer el último giro ya lo vemos, allí delante, imponente, con el arco de meta debajo y varias personas animando. Aunque pensaba que entraríamos los 3 agarraditos de la mano, los planes no se cumplen y entramos cada uno como podemos, una sonrisa para la foto y poco más. Allí nos está esperando Claudio, que ha llegado 4 horas antes y nos recibe con los brazos abiertos. Cogemos la medalla, una botella de isotónico, y casi sin mediar palabra subimos hacia el polideportivo en un trayecto que se me hace bastante largo, ya sin fuerzas casi ni para hablar.

Vaya paliza para conseguir la medallita… 🙂

Recuperamos las bolsas, entre la mochila y las 3 bolsas, el isotónico, la medalla y el agotamiento no sé que hacer con cada mano, así que me siento en una colchoneta y me voy quitando la ropa y las zapatillas, para ponerme algo seco. Nos avisan de que sale un autobús para Madrid, y que si no lo cogemos ahora habrá que esperar una hora o más, así que meto todo rápido en la mochila, las zapatillas en otra bolsa y al bus. A partir de ahí todo me queda en una nebulosa hasta que llegamos a Plaza de Castilla, son las 6:30 de la mañana, casi 24h después del inicio de esta crónica, y ahora «the show must go on».

Estos son los resultados provisionales publicados hoy (25/09/2012) en la web de la carrera.

Clasificación y tiempos de paso por Colmenar, Mataelpino, Cercedilla y Segovia
Así queda el dorsal tras 20h de carrera

 

Avituallamientos

Haciendo una revisión mental de lo que me metí entre pecho y espalda, además del agua e isotónico (y cocacolas e isostar en los avituallamientos que había), creo que ésto es lo que comí a lo largo de la carrera (si alguien me vio comiendo algo más a escondidas, que lo chive ahora o calle para siempre…)

  • Comida salida-Tres Cantos: 3 barritas
  • Comida Tres Cantos-Colmenar: 1 gel de manzana y unos frutos secos
  • Comida Colmenar-Puente Medieval: naranja ¿?
  • Comida Puente Medieval-Manzanares: un puñado de frutos secos
  • Comida Manzanares-Mataelpino: 2 bocatines de jamón y frutos secos
  • Comida Mataelpino-La Barranca: 1 sandwich de jamón y queso
  • Comida La Barranca-Cercedilla: ¿?
  • Comida Cercedilla-Calzada Romana: plato de paella y plátano
  • Comida Calzada Romana-Fuenfría: ¿?
  • Comida Fuenfría-Cruz de la Gallega: ¿magdalena?
  • Comida Cruz de la Gallega-Segovia: 2 magdalenas

Sobre los avituallamientos: a partir de Cercedilla se les veía un poco desabastecidos, no sé si es había pasado una horda de Hunos o que andaban un poco escasos, pero por ejemplo en la Cruz de la Gallega no tenían agua, la leche en polvo había volado… Creo que tendrán que hacer una revisión para próximas ediciones.

La ruta y el GPS

El Garmin llegó vivo casi hasta el km 96, momento en el que hizo «chof» y se apagó. Casi 19 horas encendido, supongo que lo normal para el cacharro estando cargado al 100%. En las paradas largas (Colmenar, Mataelpino y Cercedilla) lo dejé en standby, por lo que revisando

 

Conclusiones finales

Después de todo, al final lo que te quedan son las sensaciones y el recuerdo de haber conseguido una meta (aparte de los habituales dolores post-carrera), además de conocer a unas estupendas personas, como Katia, Juan y Claudio, con las que espero coincidir más en el futuro, y como no, ver lo bien que se lo pasaba Jorge en su salsa 😉

Otras crónicas de la carrera

De mis compañeros de fatigas, la de Katia (100 km. Madrid-Segovia) y la de Claudio (24/09/2012 – Ultramaraton Madrid Segovia 2012).

Crónica de Mayayo en carrerasdemontana.com

Actualizado 28/09/2012. Crónica de Commedia en A to trapo y de Juan A. en A troticochi por el campo

La carrera que pudo no haber sido: MAPOMA 2012

Aunque ya ha pasado más de un mes desde que acabó, sigue rondando en mi cabeza un cri-cri que me recuerda que no debo olvidar cómo se desarrolló todo.
Un mes antes de la prueba no tenía pensado ir, es más, ya me había inscrito en la prueba de los 10K, y por otro lado no quedaban dorsales disponibles, así que andaba resignado a que este año no me estrenaba en Madrid. Sin embargo, Jesús (@jesusmpuente) se había lesionado en una carrera en Ávila, por lo que finalmente me convenció para hacer una permuta de dorsal (aunque luego a última hora aparecían dorsales de la maratón por todas partes).

Así que de esta guisa nos presentamos en la feria del corredor, yo con un «cuasimedioentrenoquesealoquediosquiera» y Jesús con su habitual sonrisa, y en un plis-plas todo arreglado, saliendo cada uno con su equipación para la carrera.

Así que con el dorsal en la mano ya no hay vuelta atrás, y el domingo 22 amanezco tempranito para ir al Retiro a dejar la bolsa en el ropero, este año hay que andar casi 2km desde el ropero a la salida, lo que hace que más de uno empiece la carrera con el calentamiento hecho «al trote» para poder llegar a tiempo. En lo que yo bajaba a Colón un montón de gente empezaba a subir desde Cibeles (casi 3 km I/V)…

Metidos ya en la zona de salida, las emociones habituales en estos casos, con la piel de gallina y pensando que nos vamos a meter 42k entre pecho y espalda. Gracias a la experiencia del año pasado en Valencia y siendo conscientes de nuestro estado de forma, tenemos claro que hay que ir muy tranquilos y ya veremos qué pasa, lo importante es acabar, sobre todo para Jorge, que no se ve muy fino para la tarea.

Últimas fotos y frases antes de la salida, parece que el día va a salir bueno, la tensión se palpa en el ambiente.

Con @zerote antes de salir, véase la cara de «que sea lo que tenga que ser» que pongo (o eso, o que el café no me había hecho mucho efecto, je je)

Empezamos el recorrido muy tranquilamente, como es habitual en estos casos, el gentío es importante y te centras más en ver la cara y las pintas de los que van a correr contigo unas cuantas horas, más que en el crono. Vemos muchos extranjeros, y grupos de yankis con poca pinta de maratonianos (o eso nos parece), pero que dan un nota de color a la carrera. Los primeros km se ven adornados por cánticos y chistes varios, mola el buen ambiente de la gente que ha venido a correr y disfrutar, así que poco a poco van cayendo los km y como quien no quiere la cosa ya ha caído el primer cuarto. En el km 17 me cruzo con la family que han bajado a animar (y a ver la fauna que pasa, que no es poco). Los niños se lo pasan bomba…

Más adelante, la bajada por Preciados, la Puerta del Sol, Bailén… el ambiente es genial, y sigo disfrutando de lo lindo, todo en plan «tranqui». Al pasar la media maratón (2:09:06 neto) Jorge ya va tocado, y a partir de aquí alternamos tramos andando con otros corriendo. Aquí un vídeo del km 22 por el Paseo Pintor Rosales.

Mapoma 2012 km 22 from Juan Segui on Vimeo.

Al llegar a la Casa de Campo, Jorge me dice que está jodido, y que siga yo a mi ritmo, que él ya verá si puede acabar. Estamos cerca del km 27, y se me hace un poco duro dejarle, pero el metro está al lado, así que según se encuentre si no puede correr puede caminar y ver si entra dentro de tiempo si no se retira. (en su post que reseño al final, nos cuenta ese momento «epic Zerote» y sus pensamientos, GRANDE!)

Como me encuentro bastante bien acelero el ritmo y voy pasando gente, esta zona de la Casa de Campo la conozco bastante, así que se me hace entretenida, y en la bajada por la Avenida de Portugal vuelvo a ver a @cuegalos y @carlossiguero, que siguen al tran tran, a estas alturas del km 33 ya cada uno va con su procesión. Hasta el km 36 más o menos la cintilla no ha dicho nada, pero a partir de entonces decide que no hay maratón sin fase épica y decide que me va a dar la coña hasta el final. Pero como ya tengo claro que acabo sí o sí (en cualquier caso, que Jorge me recoje los restos si me pilla… 😉 ), yo sigo a mi ritmo y a disfrutar, que de eso se trata.

Al llegar a la cuesta de Moyano, (km 40) me encuentro con Alberto «el jefe de RdB», que salta cual gacela y me hace un par de fotos, dando ánimos para acabar, GRACIAS! Se ven las caras de circunstancias, todos a pasarlo bien 😉

Una vez ya entrado en el Retiro, en la última cuesta, sprint y a muerte hasta el final… ESTO ESTÁ HECHO! 🙂 Tiempo final 4:27:11 (podía haber sido peor, je je je)

Y para no desmerecer a los mejores, mordisco a la medalla, envidia de muchos raperos…

Referencias

La crónica de Jorge en su blog… aquí (otro campeón con su medallón…)