Miami. Día 3. Kennedy Space Center

Hoy amanece pronto, ya que tenemos una buena tirada de coche hasta el Kennedy Space Center, así que salimos zumbando sin desayunar desde el hotel y cogemos rumbo hacia el norte, con lo que descubrimos el tráfico habitual de Miami un día laborable por la mañana.

Hasta que no cogemos ya la autopista de peaje no podemos parar en un área de servicio, en la que despachamos un café&dunkin’ donuts como todo alimento. Como curiosidad, mientras viajamos descubro que las únicas elevaciones del terreno que se ven por el camino son montañas… de mierda. Sí, los vertederos son preciosas montañas verdes agujereadas con sondas para sacar el metano de la descomposición de la basura…

Finalmente, tras una buena tirada por las autopistas llegamos al aparcamiento del KSC, aparcamos y nos vamos al acceso con nuestras entradas impresas. Aunque no hace demasiado calor, la humedad y la luz hacen que sientas bastante bochorno, así que vamos a coger una sombrita pronto.

Una vez dentro, te orientas un poco (no como el astronauta, que parece que se ha perdido), y decidimos empezar por el recorrido en autobús hasta las plataformas de lanzamiento, que viene incluido con la entrada «estandar».

La primera parada es la estructura de observación (LC 39 Observation Gantry)desde la que se ve una panorámica de las plataformas de lanzamiento, incluyendo la del Space Shuttle que estaba en preparación (la STS 134).

Después, pasas por delante de los mega-edificios donde montan los cohetes, y te llevan al Apollo / Saturn V Center, en la que se encuentran recuerdos de la aventura de llegar a la luna. Aquí también ponen algunos vídeos y expositores con bastantes objetos curiosos, como la furgoneta en la que llevaban a los astronautas.

La visita acaba volviendo otra vez a la instalación principal del centro de visitantes, y aprovechamos para comer una infame hamburguesa y reponer líquidos, porque el calor que hace es bastante sofocante. Después de comer nos vamos al Shuttle Launch Experience (vamos, un simulador de despegue), para terminar de revolver la hamburguesa, y que sea lo que dios quiera.

Total, que llegando la hora de cierre nos vamos a la mega tienda que hay de recuerdos, donde nos pasamos un buen rato eligiendo regalos, hay de todo y para todos… Lo más curioso y simpático es que hay una mesa con un «astronauta de guardia» que firma recuerdos para llevártelos personalizados a casa.

Después de todo el ajetreo, vuelta al hotel, paseo, cena, y al sobre, que mañana hay más…

 

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