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Els Bastions Trail 2015

Suena el despertador, son las 6:30 de la mañana y llevo media noche en vela. Dando vueltas en la cama e intentando descubrir en qué estaría pensando yo cuando me apunté a la carrera de Els Bastions. Pero ya esta hecho, la mochila y la ropa quedaron preparadas antes de acostarme, el sol está a punto de salir y no hay vuelta atrás. Empieza un largo día…

El previo

Todo se inició meses antes, cuando Nacho «me lió» con esta carrera, que se le había atragantado el año pasado y quería desquitarse. En un arranque de testosterona, desenfundé la visa y empezó la cuenta atrás. Todo ello sin decir ni mú fuera del círculo más cercano de corredores, y pensando cómo lo iba a «vender» en casa. El caso es que como quedaba muy cerca de mi cumpleaños, encontré la excusa perfecta y… (hasta ahí puedo leer).

Así que el jueves 4 nos plantamos toda la familia en Pardines, tras 680km de viaje en coche, descubriendo una zona verde y muy bonita, pero con unas montañas que así, de primeras, acojonan. El viernes lo dedicamos a descansar y al turismo familiar, y por la tarde fuimos al pabellón deportivo de Ribes de Freser, donde se centraba el meollo de la carrera, para la recogida de dorsal y demás. Entre medias, Nacho confirmaba que no va a venir por diferentes motivos, así que me había quedado solo para «el pastelaco, V1.0» (la V2.0 viene a final de mes).

Recogiendo el dorsal de Els Bastions Trail
Recogiendo el dorsal de Els Bastions Trail

Después de choporrocientos mensajes por WhatsApp, al final logro reunirme con el resto de amigos que vienen de Madrid, ellos a hacer la versión ultra de 90km y +6000m, (la mía «solo» 67km y +4.250m) y además de charlar un rato, hacer las fotos de rigor y demás, vamos juntos a ver el briefing de la carrera, sobre todo con la idea de que nos confirmen el material obligatorio y las previsiones climatológicas del día siguiente.

Amanece que no es poco

Volviendo al punto primero, una vez desayunado, vestido y con todos los pertrechos a la espalda, voy a por el coche para bajarme a la salida (a unos 5 km del apartamento), y tengo la suerte de que hay otras personas que van a bajar a la salida (luego me entero que son parte de los voluntarios que van a encargarse del avituallamiento de Pardines), por lo que dejo el coche para la familia y les ahorro un paseo hasta el pueblo.

A eso de las 7:15 estoy en la zona de salida, recargo agua en los bidones y a pasar el control de material antes de que se forme la cola, total me da lo mismo esperar a un lado que a otro de la barrera. Según va entrando la gente, hay un fotógrafo que va retratando, algunos van solos (como yo), y otros en grupo, con diferentes caras según el nivel de acojone. Todo el mundo se mira intentando calibrar el «nivel» del oponente, así que yo me hago un poco el loco y termino de preparar el material, ponerme los guantes, ajustar la mochila, con el fin de que pase el tiempo… También me pasa unas cuantas veces por la cabeza el «¿pero qué haces tú aquí, con lo bien que se está en la cama?», aunque intento distraer el pensamiento con imágenes más agradables.

A pocos minutos de que den las 8 el corral ya empieza a moverse, un dron se pone a grabar y la música anuncia la cuenta atrás de la salida. Poner la mente en blanco, grabar un poco para el recuerdo y en un momento salimos en tromba cuesta abajo, a dar los primeros pasos de un día que se avecina laaaarrrgoo…

Corral de salida de Els Bastions Trail
Corral de salida de Els Bastions Trail

Vamos al lío

Los primeros metros por el pueblo discurren a toda mecha, los que tienen prisa intentan colocarse adelante para, como ya veré después, evitar quedarse en la fila que se forma una vez que salimos del pueblo. El sendero empieza directamente a picar para arriba, y en nada estamos maniobrando por un pinar bastante espeso. En estos momentos las pulsaciones van un poco altas, así que intento no cegarme buscando un ritmo que me resulte cómodo. Delante de mí un corredor pega varios traspiés en un corto trecho, y pienso «si vas así ahora, ya te quiero ver por los canchales…». Total que sube, sube, sube y sube el sendero, sin dar casi tregua, hasta que en un punto ya salimos a una zona de praderío antes del control de Collet de les Barraques, que aprovecho para sacar la cámara y grabar los primeros «buf buf», e intentando retratar algo del paisaje que se empieza a vislumbrar. Hemos subido casi mil metros, y de momento parece que las cosas van bien, el tiempo es bueno, ¿qué puede salir mal?.

Saliendo del control, de momento, todo bien
Saliendo del control, de momento, todo bien. Qué bonito es el cielo sin nubes

Paso el control de Collet de les Barraques en 1:39 (C1), donde se junta el trazado con el de la Ultra, y empezamos a bajar por un sendero a media ladera hacia el avituallamiento de Font de l’Home Mort (vaya nombrecito, que hay que decirlo). Aquí ya empezamos a estar más estirados, y casi todo el recorrido lo hago en solitario, salvo por los adelantamientos de los avezados de la Ultra, que vienen como motos. Un rato más tarde llego al avituallamiento y paro brevemente para picar algo, todavía no tengo mucho hambre, pero ya sé que hay que ir echando calorías al cuerpo si luego no quiero tener bajones. Un poco de pan de higo con almendras, chocolate y otra vez a subir.

En este tramo, con unas vistas espectaculares del valle, el camino sube y baja continuamente, no con demasiada pendiente, pero tampoco da tregua. Al rato me pasa Nuria Picas, que con sus cascos puestos, va como una moto. Según va pasando el tiempo, cada vez tengo más ganas de llegar al avituallamiento del Monasterio de Nuria, a ver si puedo ver a la familia, que ha quedado en subir. El tramo final de bajada es casi como un final de etapa, con las praderas llenas de gente animando y pasando el día disfrutando del paisaje y del lago. Nosotros llegamos un poco como zombies, aunque hayamos hecho apenas un tercio de la carrera. Tranquilamente, paso el control tras 3:48 desde el inicio (C2) y me meto en la zona de avituallamiento a zampar todo lo que el cuerpo aguante, ya voy viendo que la cosa va a ser seria y no estoy en mi mejor momento (ya he tenido unos amagos de calambres en ambas piernas, oops).

Empieza lo bueno

Mientras estoy descansando me avisa la jefa por Whatsapp que están llegando en el tren, así que recojo las cosas y voy a esperarles en la salida del cremallera, lo justo para hacerme una foto con ellos, decirles que voy de p.m. (mentira), y salir en dirección al Puigmal, que se aprecia más o menos atpc en el horizonte.

Foto familiar saliendo de Nuria
Foto familiar saliendo de Nuria

El camino está relativamente transitado, aparte de por los corredores, por excursionistas que van a hacer cumbre, así que no hay problema en tener referencias de la ruta. Cuando la cuesta empieza a empinarse, las piernas se rebelan, y tengo unas cuantas contracturas alternativas, que hacen que tenga que avanzar despacio, y con cuidado para no forzar los movimientos. En este momento empiezan a planear serias dudas sobre la posibilidad de acabar la carrera, puesto que al mismo tiempo que voy penando en la subida, el cielo se empieza a cubrir de nubarrones que no presagian nada bueno. Éramos pocos y parió la abuela, que se dice. Así que renqueando voy ganando metros, en algunas zonas el camino se empina bastante, y el Puigmal se sigue viendo a lo lejos, un tanto inalcanzable. En esto que ya tenía claro que no me la iba a jugar por el cresterío si no llegaba en unas condiciones suficientemente aceptables, una vez embarcados, la salida de la cresta (y encima con la previsible tormenta), no iba a ser nada fácil.

En un momento dado se corona una antecima, desde la que se aprecia ya la cumbre del Puigmal, lo que me da nuevos ánimos, y llego bastante alegre al control (C3) con 6:07, aunque el tiempo ya ha tornado claramente a tormentoso, y una cierta niebla nos envuelve. Como y bebo algo, a la vez que saco el cortavientos de la mochila para abrigarme un poco, pues hace viento y se nota bastante el contraste de temperatura al parar. Aprovecho para enviar un mensaje a la familia: «Todo OK. Sigo». También una foto selfie a los amigos 😉 (postureo forever).

Empiezo el cresterío con buen ánimo, parece que lo peor ha pasado ya, las piernas están cansadas pero las contracturas son cosa olvidada, así que voy disfrutando del paisaje que se aprecia a ambos lados, a mi izquierda los valles franceses, y a la derecha, el valle de Nuria. Las nubes vienen y van, y por aquí la «densidad» de corredores es escasa, así que de vez en cuando me cruzo con algunos (normalmente me adelantan), pero no hay grandes diferencias.

Entre el Puigmal y Finistrelles, en medio de la incipiente tormenta
Entre el Puigmal y Finistrelles, en medio de la incipiente tormenta. ¿Y el cielo azul?

De repente empiezo a escuchar algún que otro trueno en la distancia, y yo aquí tan alegremente por la cresta (glups). El control de Finistrelles (C4) lo hago en 7:11, y al poco de salir se pone a granizar con ganas, aquello pinta mal. Menos mal que llevo guantes, pero las piernas sin proteger sufren los suyo, ya que la granizada dura, por lo menos, media hora, que se me hizo una eternidad. En este tramo vamos un grupo de tres, intentando no parar, porque la cosa se pone dura. Poco a poco baja la intensidad de la granizada, pasamos el control de Noucreus (C5) en 9:20 y, justo cuando llegamos al avituallamiento de Noucreus deja de caer. Allí han tenido que tapar la comida con unas carpas, lo que da un aspecto un poco surrealista-invernal a la prueba. En ese momento sale el sol lo que aprovecho para hacer la lagartija y calentarme las manos, ¡menos mal!

Al fin un poco de sol en la cresta
Al fin un poco de sol en la cresta

Según el perfil, desde ahí hasta el col de la Marrana, todo es bajada… JA JA JA. Básicamente sí, pero alterna con algunas rampas que cortan un poco el ritmo. Ya en este tramo la distancia entre corredores es «amplia», por lo que únicamente tengo contacto con un corredor durante un tramo de la bajada, charlamos un rato y luego cada uno va a su ritmo. En esta zona, más espectacular, si cabe, veo algunas marmotas que toman el sol y me miran con cara de «¿pero este tío a dónde va?». Al llegar al avituallamiento y control (C6) en 10:32, hay unas vistas preciosas sobre la zona de Vallter2000. Algunos corredores abandonan aquí, para lo que tienen que darse una buena pateada hasta la estación y que les venga a recoger alguien o un taxi (€€€).

El comienzo de la bajada se realiza por una ladera herbosa bastante pina, que pone a prueba los ya maltrechos cuádriceps, hasta que se coge un sendero que va serpenteando junto a un arroyo, por el que voy trotando a ratos, haciendo la goma con un corredor que baja bastante fresco (o eso me parece). Según el perfil, ya solo me queda la última tachuela de la ruta, que cuando llego al control junto al refugio de Coma de Vaca, no parece demasiado imponente. ¡Ahh, ingenuo! Lo que para mí era la cumbre resulta no ser más que una antecima, así que me quedará penar un rato más. Aunque no voy muy sobrado, cojo en las subidas un ritmo que me permite no parar ni fundirme, así que aprovecho para disfrutar del paisaje (siempre espectacular) y paso de agobiarme. Otro avituallamiento en el collado previo a la cumbre (coll 3 Pics), y todavía quedan un par de repechos que se me hacen bastante interminables. Ya el sol se va escondiendo tras las montañas y llego al control, establecido en la cima del Balandrau (C7), en 12:49.

Llegando a la cima del Balandrau
Llegando a la cima del Balandrau

Desde aquí intento localizar dónde está Pardines, el siguiente objetivo, y desde luego, muy a mano no se ve (en el papel era pan comido…). El primer tramo es una bajada a cholón, y voy con otro corredor que según salimos empieza a coger la directa y me deja un poco atrás. Sin embargo me pongo a ritmo y más adelante, donde el terreno es menos empinado, logro cogerle y ya sin parar voy trotando hasta que llegamos a la pista de bajada a Pardines. Yo me las hacía muy felices, pero en un momento dado nos desvían por una trocha, y me junto con otros corredores que iban un poco más lentos. Aquí ya se hace de noche, así que a ponerse el frontal tocan. Cogemos una pista que desciende más o menos tranquilamente, y finalmente llegamos a Pardines.

El pueblo está muy silencioso, porque jugaba el Barcelona, y todos los habitantes más el equipo de avituallamiento se ha juntado en el salón donde han puesto una televisión, así que al llegar me encuentro allí a toda la familia reunida. Cada vez que llega un corredor hacen la ola, así que como algo, paso el interrogatorio de mis hijos y me preparo para el último tramo (pensando que es puro trámite… ¡ja!). A Pardines (C8), llego en 14:39, y debí pasar como 15 minutos de charla.

Acabando

Salgo en solitario por la pista, y al poco rato al pisar una cosa que parecía una moñiga de vaca, de repente da un salto y sale del camino, era un sapo que me pegó un susto (y no sería el último). El camino resulta ser un rompe piernas de cuidado, y un rato más adelante, cuando te desvían por un sendero/trocha, me encuentro en un bosque cerrado, en el que un búho se pone a graznar y me pega un susto de muerte. Peor lo llevarían unos corredores de la Ultra, que me encuentro haciendo el camino de vuelta, pues se han pasado el desvío al Taga… tela. Un poco más adelante veo unas luces de corredores, así que me pongo en modo «caza» y les alcanzo al rato, ya con la inercia sigo trotando y les dejo atrás, ya estoy en modo «que se acabe ésto cuanto antes», así que no pienso parar hasta meta. Infeliz de mi. Todo el rato tengo la sensación de que voy bastante alto en la ladera, y que Ribes debe de estar bastante más abajo en el valle, así que cuando llego al desvío de la pista que indica que hay que bajar por un sendero, mis cálculos me dicen que aquello va a ser a trocha descubierta. Pues no me equivoqué mucho, el sendero baja muy empinado, y hay tramos en los que te tienes que agarrar de los árboles si no quieres bajar rodando, vamos, lo ideal para unas piernas hechas trizas. Tras acordarme de la familia de la organización, finalmente llego a las estribaciones del pueblo y ya por calles voy hasta el polideportivo en el que se encuentra la meta, del que he salido ya hace unas cuantas horas.

Llegada a meta, tras 16:25 de carrera
Llegada a meta, tras 16:25 de carrera. Foto de la organización

En la meta me espera la familia, control final, medalla y a descansar. Tiempo final: 16:25:34, el 158 de 231 que tomaron la salida, y de los cuales llegaron 175 (casi un 25% de abandonos). Me como un bocata de butifarra que me sabe a gloria y nos vamos al coche para subir al apartamento a dormir, que estoy fundido. Lo de cambiarme y ducharme con la familia roncando a tres voces no lo voy a contar aquí, lo dejaré como anécdota para contar en petit comité, pero vamos, de traca. 😉

El post

Al día siguiente, tras (pocas) horas de sueño, recogida y vuelta a Madrid, no sin antes hacer parada en diferentes tiendas de Ribes para llevarnos ricas viandas de la zona (hay que contentar a la jefa, je je). Ya con la camiseta y la medalla de finisher hasta Madrid, como debe de ser, je je.

El finisher, de vuelta a Madrid
El finisher, de vuelta a Madrid

Información final

Adjunto, como siempre, el track del Garmin de la ruta (y probando en Strava).


Y, como no podía faltar, «la pinícula» 😉

III Trail del Serrucho en Alalpardo (Madrid)

Entrada rápida para reseñar la tercera vez que participo en el Trail del Serrucho, que se organiza en Alalpardo (por el Alalpardo Running Team), y en la que corro con mejores sensaciones. Esta vez la previsión del tiempo anunciaba nieve, y se cumplió, aunque en vez de fastidiar la carrera sirvió para darle un ambiente más «cool».

Como otros años, la organización fue perfecta, y la compañía, genial. No me pude quedar a la paella posterior, con roscón incluido, y es que cada año se superan los chicos del Alalpardo Running Team, ¡chapeau!. Aquí os dejo el vídeo… ¡dentro pinícula!

Y aquí el registro del reloj, este año no dejé de correr en ninguna cuesta (a lo que ayudó RafaEspartano a lo «Eltíolavara»)

El año que viene espero repetir, una clásica en el calendario madrileño por mérito propio.

25K Cerro Marmota 2014 – APU. Colmenar Viejo

Hoy haré una breve reseña de la carrera, destacando que fue un gran día en todos los aspectos. Por un lado, el carácter solidario de la carrera, cuyos ingresos por inscripciones se donan íntegramente para la Asociación Pablo Ugarte contra el cáncer infantil, y la posibilidad de ir toda la familia (que se apuntaron a la marcha de 10K), animan a acudir a eventos de este tipo en el que sientes que has «aprovechado» el domingo. Y si encima sales comido con un cocido que estaba muy rico, ¡qué más quieres! (Bueno, las piernas al día siguiente no opinaban lo mismo, pero ese es otro tema, je je).

Total, que con las inscripciones hechas desde septiembre, al final llego a la línea de salida 10 minutos antes de la hora fijada, momento en el que empieza a llover de manera más o menos seria, aunque la temperatura es agradable. Tras un par de rodeos saludando gente, localizo a mis compañeros de RdB, Alberto y Jorge, con los que conformo la terna para la carrera (aunque no había nada apalabrado previamente, o sí…)

Apelotonados en la salida, bajo la lluvia. Foto de Jorge G.
Apelotonados en la salida, bajo la lluvia. Foto de Jorge G.

De la carrera, poco (o mucho que contar), ritmo tranquilo, aunque nos dejamos los higadillos en la subida, joer con el perfil que tiene, lo bueno para el final… 🙂

El perfil de la carrera. Hasta el km 10 todo son risas
El perfil de la carrera. Hasta el km 10 todo son risas

La verdad es que entre grabar película, vadear arroyos por el medio como los niños, charlar con unos y otros, hacerse fotos al cruzarse con la cuñada, y evitar acabar por los suelos mientras corres, se me pasó rapidísima la carrera. Por supuesto que Jorge y Alberto tienen la «culpa» de ello, así como la de mantener un ritmo bastante constante y sin llegar nunca a tener el corazón desbocado (bueno, casi nunca…).

Foto de mi cuñá (gracias guapa) :-)
Foto de mi cuñá (gracias guapa) 🙂

La carrera tenía avituallamientos cada 5K, que aunque no eran muy abundantes, sí que tenían agua y fruta, atendidos por amables voluntarios que animaban lo suyo. A pesar de lo lluvioso del comienzo, a la media hora más o menos dejó de llover y el resto de la carrera discurrió entre nubes con algún rayo de sol, que se agradecían, aunque la temperatura era muy agradable para correr, hasta me sobraron los guantes al poco de empezar, buena señal (al menos para mí, je je).

Los dos últimos kilómetros se hicieron un poco más cuesta arriba, sobre todo el último bucle por la carretera para sacar los 25k, pero la entrada en meta los tres agarrados fue genial, con Mapi esperando en primera fila para retratarnos adecuadamente. El tiempo en meta fue de 2:28:45, así que cuadramos los 6’/km, que eran mis previsiones optimistas.

Imposible mirar todos a la cámara a la vez, ja ja
Imposible mirar todos a la cámara a la vez, ja ja

Después de la llegada, avituallamiento y a esperar al resto de la familia, que se tomó la marcha de los 10K con tranquilidad. Me cambié y fuimos al polideportivo, donde nos zampamos un cocido que me supo a gloria, donde me despedí a medias de parte de la expedición (gracias Mapi por tus dotes de organizadora, ya sabes :-* ). Y muchas gracias a mis compis y al resto de amigos y conocidos con los que coincidí en la carrera, siempre es un placer compartir un día de campo así.

A modo de resumen de lo que fue la carrera, os dejo aquí la película con algunos de los momentos que vivimos:

Y los datos del Garmin:

Al día siguiente tenía los tobillos con más flojera que Chiquitorlll, pero eso es otra historia, ¡que me quiten lo bailao! 😉

Madrid – Segovia 2014. El previo

Y ya van tres ediciones que me apunto de la carrera, a ver qué tal se da este año, porque creo que es el que menos entrenamiento acumulado llevo (al menos me ahorro el tapering, no todo va a ser malo…).  En esta entrada quería recopilar un poco la información más importante de la carrera desde mi punto de vista, por si alguien tiene dudas o le puede venir bien, dado lo que se ve por ahí en los foros (jem jem).

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Así que intentaré repasar los aspectos más importantes que considero a tener en cuenta a priori:

El material

Dentro del material habría que considerar dos partes, el obligatorio y el recomendable/personal.

Como material obligatorio (ver reglamento de la carrera), estaría:

  • Botella o cantimplora con capacidad mínima de 1 litro
  • Vaso o recipiente para los avituallamientos (no dan, salvo en donde se da café o sopa). En caso de que «haya pillado el toro», hay un apaño que es llevar el cartón de un brick pequeño recortado, se dobla y te cabe en cualquier lado (al acabar la carrera lo echas en el cubo de reciclado, el amarillo, que hay que deciros todo) 😉
  • A partir de las 20:00 horas (hora prevista de la puesta de sol) y, en todo caso, antes de afrontar el tramo comprendido entre Cercedilla y Segovia, los participantes deberán llevar OBLIGATORIAMENTE entre sus pertenencias una manta térmica, un silbato, una linterna o frontal y un dispositivo de luz destellante intermitente o fija. (A los que salgan de Cercedilla antes de las 17:00 no se le exigirá llevar linterna, cosa que a mí personalmente me parece un poco arriesgado, como te dé una pájara y se te haga de noche la lías).
  • Además, hay que llevar: el dorsal, el chip y la hoja de control para sellar.

Aparte de ello, mi recomendación es incluir:

  • Más capacidad de líquido. Con 1 litro te puedes quedar corto en algunos tramos si vas cansado y pega el sol. Unos flask de 500cc u otro envase no pesa nada y te puede salvar de pasarlas canutas bajo el sol (o bien, te bebes el líquido que otro «pringao» lleva en su mochila).
  • Ropa de abrigo (al menos un cortavientos), si el día amanece caluroso lo puedes dejar en la bolsa de Cercedilla y cogerlo allí antes de salir hacia Fuenfría. Además, un buff, unos guantes y algo más de ropa no está mal prever, según pinte la noche y tu estado.
  • Un kit de curas mínimo, con unos Compeed, tiritas (¡que no se te olviden las pezoneras!), un par de gasas y una venda pequeña, así como unos sobres de desinfectante. Añado aquí unos ibuprofenos de emergencia (lo de tomar ibuprofeno «por que sí», a mí no me gusta)
  • Crema solar (he visto unos cuantos cangrejos en Cercedilla), gorra y gafas de sol.
  • Un móvil cargado a tope (y desconectado o en modo avión para ahorrar batería), con el teléfono de emergencias grabado (687 481 355).
  • COMIDA: es una prueba en semi-autosuficiencia, por lo que a menos que quieras hacer 1o0k con plátanos y naranjas, yo me llevaría algo más. Ya sabemos que en Cercedilla SUELE haber una paella que te sabe a gloria, pero si no hay, la organización no tiene obligación de dártela, así como la pasta que hubo el año pasado en Manzanares (vale, era un engrudo de macarrones pasados con tomate de bote, pero llena).
  • Un gps con el track de la ruta, especialmente si no la conoces y no tienes claro que vas a acabar la carrera de día. Aunque con el marcaje vale, ¿quién no se ha despistado en una carrera?
Magovia 2013 - no sin mi mochila
Magovia 2013 – no sin mi mochila

Otras cosas que llevo en la mochila:

  • La GoPro (¡no sin mi pinícula!)
  • El SPOT (no lo tengo seguro, más que nada es por ser el más friki de la carrera, o algo parecido, je je)
  • El iPod con sus cascos.
  • El Garmin 310xt y el pulsómetro (s.c.)
  • Unas pastillas de sales para ir tomando y evitar una hiponatremia o una descompensación por pérdida de sales (se pasa fatal…)
  • El DNI, una tarjeta de crédito, algo de dinero, un bonometro.

 Logística

Brevemente, comentar que se pueden dejar 3 mochilas/bolsas a la salida, que van para Colmenar/Cercedilla/Segovia. Mi estrategia suele ser:

  • Colmenar: calcetines, camiseta, algún gel, polvos isotónico, sándwich (aparte de lo geles yo prefiero comer «comida de verdad», el jamón serrano NUNCA me ha sentado mal, y si es de bellota, menos) 😉
  • Cercedilla: ropa de recambio más abrigada (malla pirata, camiseta de manga larga o corta + manguitos), el buff, guantes finos, y los frontales (1 + recambio + luz intermitente) y la manta térmica. Si tienes pensado usar bastones para la parte final de la carrera, este es tu sitio (pero bien plegados, que quepan en la bolsa).
  • Segovia: ropa de recambio para volver aseado, unas chanclas, toalla y neceser para la ducha (si te mola el agua fría a las 4 de la mañana)…
Jorge y su particular penitencia con la Maliciosa detrás
Jorge y su particular penitencia con la Maliciosa detrás

Otro detalle es que cuando llegas a Segovia, tienes allí las mochilas de Colmenar/Cercedilla, así que prevé una bolsa más grande para meter todo. Si por lo que sea abandonas a media carrera, las mochilas se recogen exclusivamente el domingo 21 de septiembre de 18:00 a 20:00 en lugar pendiente de confirmar.

El plan de carrera

Antes de salir, IMPRESCINDIBLE revisar el rutómetro, el recorrido y los tiempos de corte, y en función de tu estado, hacer un plan mínimo de ritmos, para saber cómo vas, lo que vas a recargar en cada avituallamiento, fuente, etc… No hacerlo no impide que acabes, pero me parece poco inteligente. El rutómetro está en la web, pero te lo pongo aquí.

Rutómetro MS 2014
Rutómetro MS 2014

También revisa los avituallamientos y los puntos de agua para hacerte un plan de lo que vas a cargar de comida y saber si tienes que llevar más o menos agua en cada tramo.

Avituallamientos MS 2014
Avituallamientos MS 2014
Puntos de agua MS 2014
Puntos de agua MS 2014

Eso es todo de momento, si tienes alguna duda o cuestión, pregunta en los comentarios. 🙂

Otro TP80 a la saca. Crónica y reflexiones

Güer is da limit?

Pues la verdad, ahora mismo ni lo sé ni me importa tres pimientos. Si lo que quieres leer es una crónica de lloros, sufrimientos, momentos límite, paroxismo trailrunner… pues te has equivocado. Vamos, que para pasarlas canutas y ver una luz al final del túnel no me apunto yo a una carrera ni harto vino.

Lo que quiero contar a continuación es el conjunto de experiencias que viví en la carrera. su ambiente, el material, cosas que quiero recordar, y, en resumen, vaciar mi mente y dejar escrito aquello que pueda narrar con palabras o imágenes. No sé si me ayudará en próximas carreras, le servirá a alguien o únicamente quedará para mi satisfacción personal, pero a lo hecho, pecho. 🙂

PD: sorry por el retraso, pero las cosas de palacio… van a troticochi 

Paso a paso

Además de las jornadas previas de entrenamiento (no es que me haya matado, pero apuntarse a una cosa de estas sin haber salido a correr es de #WITL total), el miércoles fui a ponerme en manos de mi «magreador de piernas» favorito (AKA Fisioteko), que me dejó listo para sentencia, sobre todo relajando las zonas que tenía un poco más «tiesas», aunque me llamó algo así como «piernas mojama»… 🙂

El jueves dejé medio preparado el material, con vistas a calibrar si todo estaba OK y no me faltaba nada, y tener un poco de tiempo para repasar la lista y no dejarme nada a última hora, como las pilas de recambio (ya contaba con acabar un poco tarde). Como vulgarmente se dice, «preparé el muñeco» y repasé el material necesario. Estuve charlando un rato con Jorge, que fue a coger el dorsal, y ya estábamos un poco con los cosquilleos estomacales «pre-carrera», a pesar de nuestro escaso carácter competitivo.

Preparando el equipo
Preparando el equipo

El viernes, últimos detalles, concretar los horarios para los traslados hasta Miraflores, e intentar dormir un poco para llegar lo más descansado posible a la salida. Como casi siempre, no cerré los ojos hasta cerca de las 12 de la noche, 3 horas antes de que sonara el despertador ¡glups!.

2:50 de la mañana, suena la primera de las dos alarmas, y en nada ya estoy preparando el desayuno y en la ducha. Lo bueno de haber quedado a recoger a Jorge es que ya tengo un motivo para no remolonear en la cama. Así que a las 3:30 ya estoy en la calle a coger el coche, la gente de farra por la Gran Vía me mira raro… ¿por qué será? 😉

Puntual como siempre, allí está Jorge, llegamos a Navacerrada sin problemas, aparcamos y al poco tiempo aparece mi tocayo, que nos llevará a Miraflores para la salida. Pienso en el madrugón que se ha pegado para venir a recogernos y animarnos un rato y me emociono de poder compartir estos momentos con personas tan majas y entrañables. Ya en Miraflores, aparcamos, y tras repasar las mochilas, una vuelta al coche a recoger las gafas de sol que se me habían caído y unas últimas palabras de despedida, procedemos a pasar el control de chip. Nos tienen un rato en una zona acordonada sin ningún cartel de la carrera, ni un arco de salida (vamos, una salida «low cost»). Así que de repente se oye un murmullo que va creciendo, y sin darnos cuenta casi dan la salida y allá que nos lanzamos. Toda la parafernalia es una cinta de balizamiento en el suelo sobre la que pasamos al trote. Son las 6:15 de la mañana y nos queda un buen trecho por delante. En el corral hemos saludado a varios amigos y conocidos, como Juanlu, Pacoyo, Albertopoulos, con los que no sé si coincidiré o no más adelante (pero no anticipemos los sucesos…). Aquí va un vídeo de Jorge de la zona de corral… beeeee!!!

El primer tramo de carrera, hasta el km 8 aproximadamente, es una pista que alterna subidas y bajadas con poca pendiente, por la que vamos trotando a ratos y andandocharlando otras veces, intentando reservar y no cegarnos en esta zona. Hace una temperatura ideal y vamos muy cómodos. A partir del km 8 la pista se empina y pronto enlaza con el camino que se dirige ya haciendo zetas hacia el collado de la Najarra. Hasta ese momento sólo llevo de «gasolina» en el cuerpo media barrita de cereales, así que me abro un gel para ir tomando algo, aunque no tenga ganas, que las pájaras están acechando en cualquier momento.

Una vez que acaba la subida, de repente te encuentras (km 13 aprox.) con unas vistas panorámicas espectaculares, con el valle del Lozoya a tu izquierda y la Pedriza y el embalse de Santillana a tu derecha, lo que aprovechamos para sacar la GoPro y hacer unas tomas. Aquí pongo los vídeos de Jorge de este tramo, vaya gustazo! 🙂


Al llegar a la Najarra (km 15) está Juanito esperando para hacernos unas fotos, como buena maruja del trailrunning nos cuenta el paquete de minutos que nos han metido nuestros precedentes, y sin más demora nos bajamos al trote hacia Morcuera, que tenemos el primer avituallamiento allí esperando. Un poco después, hacemos la primera parada técnica, como estamos bastante frescos paramos poco tiempo, sólo beber un par de vasos de CocaCola, rellenar bidones de agua y prepararnos para salir en dirección a Rascafría. Mi tocayo se retira a sus aposentos, que necesita dormir, así que con un abrazo de oso le damos las gracias por la compañía y los servicios prestados, es un crack!

Con Jorge en Morcuera, frescos como una lechuga del día
Con Jorge en Morcuera, frescos como una lechuga del día

Al comienzo de la bajada aprovechamos para hincarle el diente a los bocatas que nos hemos traído de casa mientras vamos andando, y un poco más adelante ya nos ponemos a correr tranquilamente, disfrutando del paisaje y de que todavía no pega demasiado el sol. Así que vamos bajando con los kilómetros cantando cada poco en el reloj cuando de repente tropiezo y salgo volando para adelante, Jorge intenta echarme el guante, pero me hago una arrastrada maja y me raspo el codo y las rodillas (aparte de mancharme todo el modelito blanco que llevaba). Pelillos a la mar, lavado con agua y al trote hasta el avituallamiento. El último tramo hasta Rascafría, donde se apeará Jorge, lo hacemos andando por el camino, aunque imagino que Jorge lo haría al trote tan ricamente, a él no le quedan 60k por delante… je je je

En fin, que llegamos al polideportivo (km 32), y vemos que este año el espacio se ha quedado reducido a una zona de pradera junto a la piscina, en la que entramos por un pasillo y nos hacen el control de material. Allí en una mesa nos piden el cortavientos, frontal, manta térmica… todo OK, pero lo curioso es que un pollo (no sé su nombre, sorry), al abrir la mochila dice que no lleva cortavientos ni impermeable, que con el día tan bueno que hace, con la camiseta que lleva le sobra y basta. ¿WTF? Pero lo mejor de todo es que tampoco vi que le dijeran «hasta aquí ha llegado tu carrera»… Luego pasa lo que pasa.

Tras beber un poco de coca-cola y comer algo de jamón y queso en el avituallamiento, me acerco al botiquín y una chica muy simpática me hace una cura en los rasponazos y me pone un srpay con una película antiséptica para ir tirando, con lo que ya estoy recauchutado para lo que viene después. Relleno bidones y me despido de Jorge, que se vuelve en el bus a Navacerrada, buen entreno que se ha marcado, y mejor compañía para mí. Antes de salir veo a Rafa «Caprus», que ha estado de escoba del GTP y se retira allí, buen tute se ha dado. También está Jose Luis Galán (AKA «chanclas»), que viene con sus huaraches y está haciendo el «mantenimiento de pies del km 32″…

Avitualllamiento de Rascafría, chiringuito playero total
Avitualllamiento de Rascafría, chiringuito playero total

Son ya más de las 11:30 de la mañana y salgo hacia el Reventón con el sol bien en lo alto y picando. Como ya es la tercera vez que hago este camino, sigo la estrategia de «sin prisa pero sin pausa», hay que coger buen ritmo y reservar para el cresterío, así que voy bebiendo bastante y a mitad de subida saco otro bocata y recargo energías. Antes de llegar al avituallamiento de repente aparece Jorge Gómez, mi brother de RdB, que había estado de voluntario en Rascafría y había subido a acompañar a Juanlu. En ese momento también está Buru, al que conocía por referencias de Celina, y con el que no había tratado en persona, así que aprovechamos desde ese punto para subir charlando hasta el avituallamiento del Reventón (km 41 de mi GPS). Cuando llegamos recargo de nuevo agua, ya hasta la bajada a la Granja no hay más puntos de agua y si pega el sol el cordal de Peñalara se puede hacer bastante largo.

Salgo sólo hacia el puerto, que está como a 1 km desde el avituallamiento, y cuando «corono» empieza a soplar bastante aire y aparecer nubes, cosa que por un lado agradeces, pero por otra parte empiezo a pensar que igual tenemos tormenta, fenómeno habitual en esta zona y fechas. Aunque tenía la sensación de que iba bastante retrasado respecto al pelotón general, puesto que no me he cruzado con mucha gente, ya en la subida empiezo a adelantar a algunos rezagados del GTP, que llevan como 25 km más en las piernas, aunque han salido 7 horas y pico antes.

Una vez fichado en el control del Reventón, empieza el cresteo hacia Peñalara, que se hace largo en condiciones normales de «desconocimiento», pero que como ya sabía de qué iba el asunto, me tomo con tranquilidad, trotando en las zonas de bajadas y manteniendo buen ritmo en las subidas. En este tramo mi balance es «positivo», o sea que adelanto bastante más gente de la que me adelanta, lo que siempre reconforta, todo ello con buenas sensaciones quitando algunos tirones en los tibiales anteriores.

20140703-TP80_laguna-Pajaros

En la zona de la laguna de los Pájaros no puedo por menos de parar a hacer unas fotos y disfrutar de la panorámica (además de que mis piernas lo agradecieron), el panorama con la gente subiendo a coger la cresta hacia Claveles es impresionante, y mentalmente voy haciendo el recorrido hasta la cima, intentando adivinar cómo van a responder las piernas en esa zona tan «rompepiernas» (valga la redundancia). Sorprendentemente cojo mi ritmo «sin prisas pero sin pausas» y pim-pam-pum estoy arriba sin ningún momento especialmente heroico, salvo el fresquito que voy sintiendo y que va incrementándose con la altura y la velocidad del viento. Ya con ganas de hacer el «check-in» en Peñalara, aprovecho la cresta de Claveles para adelantar a unos cuantos excursionistas que se van arrastrando casi a cuatro manos por las rocas, mientras que yo me siento bastante seguro (debe ser porque este año iba con zapas «seminuevas») y me ventilo el tramo sin parar a pensar.

Camino a Peñalara, antes de desfallecer la GoPro
Camino a Peñalara, antes de desfallecer la GoPro

Ya en la zona final de subida, saco la GoPro para inmortalizar el momento, y decide que me deja 5 segundos de batería y después se apaga… ¡vamos bien! En la cima, el gran Dani Casaus está repartiendo abrazos de oso a diestro y siniestro (¡gracias Dani!), y allí van indicando la dirección a tomar para los que van en el TP60 (hacia Cotos), y al resto, que nos queda un trecho más largo, la ruta hacia La Granja. Este año el recorrido de bajada, sobre todo en la primera parte se me hace mucho más cómodo que en años precedentes, aunque si tienes los pies un poco tocados, con tanta piedra verás las estrellas (aún de día). Al llegar la parte más empinada de la bajada, me junto con un grupo que van haciendo coñas sobre si les darán el premio a los últimos del GTP, así que montamos un trenecito y para abajo (en mi fuero interno pienso que si resbalo las posibilidades de caer en blandito sobre uno de los precedentes es mayor… je je). Sin parar hasta la zona de llaneo previo al chozo, donde se separa el grupo en función de las necesidades fisiológicas a atender cada uno.

Este año, al llegar a este punto tengo agua de sobra, se nota bastante que con las nubes la deshidratación es mucho menor, así que una vez que empieza el camino combinado de sendero/pista de bajada hacia la Granja voy saltando entre algunos grupos de corredores, con bastantes buenas sensaciones en las piernas aunque ya se nota el esfuerzo acumulado.

Llegando a la Granja. Foto de http://racephotos.es/
Llegando a la Granja. Foto de http://racephotos.es/

Una vez que se llega al muro que rodea La Granja, mi estómago me recuerda que un poco más adelante ponen pasta y coca cola, así que en grupo vamos entrando en el pueblo, siendo aclamados (inmerecidamente), por los vecinos que se han congregado a echar la tarde viendo «la tarde de los muertos vivientes» 🙂  Son las 17:15 más o menos, y aunque tengo que esperar unos minutos a que traigan refuerzos de la ensalada de pasta, una vez que aparece la fuente con el «manjar» me sirven un plato que devoro sin dejar ni un hilo de zanahoria (lo juro por Snoopy). Aprovecho para acicalarme un poco, vaciar las zapatillas de tierra y piedrecillas (recordad que estamos en un Parque Nacional 🙂 ), y recargar las reservas de agua, y enviar unos cuantos mensajes de «todo OK» a la familia, y sin mucha demora prosigo el camino, al principio con un poco de «andares Chiquitorl»), hasta que los músculos se vuelven a calentar.

La salida de la Granja no está demasiado bien balizada, aun así logro encontrar el camino y el pequeño desvío que han montado este año hasta enlazar con la ruta habitual de remontada del río Eresma. En una zona de bajada me pongo a trotar y adelanto a dos corredores, cosa que no debieron tomarse muy bien, porque un poco más adelante, ya en la subida por el margen derecho del río, me vuelven a adelantar… cosa que me trae al pairo, cada uno a su ritmo y ya veremos cómo llegamos a meta, je je je

Cojo un paso más o menos rápido, a eso de 10’/km, y lo mantengo hasta la llegada al control/avituallamiento de Casa de la Pesca, con un cielo que se está nublando por momentos, lo que tiene su lado bueno de que la temperatura es bastante agradable y no se pasa calor. En el control paro apenas dos o tres minutos, dado que casi no queda nada de comer, aunque sí que tienen geles. Sólo pienso en que queda el tramo de la subida a Fuenfría y su cuestorro infernal, así que me pongo en faena por lo que pueda venir.

Al llegar a la zona empinada me junto con un par de corredores que no conocían «in situ» el cuestorro, así que en base a mis recuerdos les voy animando y diciendo «ya falta poco!», y así, con un par de charlas cruzadas sobre el «#&%&% que puso esta cuesta veo a lo lejos ya el control de la Fuenfría. La verdad es que he sufrido menos de lo esperado, y en el último tramo doy un apretón y dejo a mis acompañantes atrás (no me lo creo ni yo) 😉 Control, un poco de agua fresquita en la fuente y sin parar a coger el camino de los Cospes, enlazar con el Schmidt y hacia el Puerto de Navacerrada. Como conozco el camino, voy bastante rápido ya que la noche se acerca y sopla un airecillo bastante «frejquete», y mientras el sol se oculta tras las montañas por el oeste, el cielo se pone de color naranja amoratado ¡una pasada!. Voy corriendo en las zonas de llano-bajada y adelanto a algún corredor despistado, las sensaciones en las piernas son buenas, a pesar del cansancio. Antes de llegar ya a la zona del telesilla, veo que hay un grupo de tres personas paradas en la cuneta del camino, y veo que uno de ellos ha tenido un tropiezo y tiene la nariz rota y un dedo «tocado», (luego me entero de que era Halfon, ya decía yo que me sonaba la cara) (aquí cuenta su carrera). Después de preguntar me comentan que ya han avisado a la asistencia, así que marcho con otro corredor que se había parado a ayudar y cuando llegamos a la carretera justo acaba de aparecer la ambulancia que iba a asistirle.

Bajamos hacia el control del Puerto, y el avituallamiento se ha refugiado en el parking de la Venta Arias. Como ya se ha hecho de noche y hace una rasca que pela, aprovecho para sacar el cortavientos, el buff y el frontal, me abrigo, bebo un poco y salgo sin parar hacia el último tramo del camino. Nada más salir y cruzar la carretera empieza a llover y siento una bajada de temperatura brutal. Con un grupo que va subiendo hacia el Emburriadero me junto y en el tramo de subida se me quedan heladas las manos, menos mal que con los guantes de los bastones por lo menos no tengo que hacer fuerza para agarrarlos.

Hacemos grupeto, ya que hay algunos que no conocen demasiado bien el camino, y no está la noche para perderse, así que en pelotón llegamos hasta el collado del Emburriadero y sin parar empiezo la bajada, y se me junta un corredor que me comenta que no lleva gafas y con su frontal no ve demasiado bien, así que me pregunta si puede ir por detrás, ¡vaya pregunta!, «¡pues hombre, claro!» le contesto. Como me encuentro muy bien de piernas intento ir rápido, también con idea de poder entrar en calor tras el paso por «la nevera», aunque con las gotas de lluvia las piedra están un poco deslizantes, pero ya no importa nada, sólo quiero llegar y descansar. Según vamos bajando amaina el temporal y vamos cogiendo grupos de corredores, algunos de los cuales dejan pasar, mientras que otros parece que les molesta que les adelantes, como si fueran a perder el podio, en fin…

Una vez que llegamos a la pista se «deshace» la alianza y empezamos a trotar para abajo, vaya diferencia con el año 2012, que en esta zona no tenía ninguna gana de dejar de andar, y eso que era el TP60. Con buenas sensaciones pongo el piloto automático y sólo paro un momento para el control situado en la valla de acceso a la Barranca, a partir de ahí me dedico a ir cazando gente que va andando, y descontando mentalmente los kilómetros que quedan hasta meta. El reloj sigue pitando los kilómetros y veo alguno por debajo de 6′, ¡releches!. Únicamente disminuyo el ritmo en una cuesta que hay antes de llegar a la rotonda de entrada a Navacerrada, y una vez cruzada la carretera, otra vez sigo trotando ya por el casco urbano. En ese momento me pasa un corredor con unos amigos que le están acompañando, y aunque tenía fuerzas para haberle dado cera, prefiero relajar para colocarme bien la ropa y el dorsal para la foto de meta 🙂

Al dar la última curva de repente me encuentro con el pelotón bandoleiro, Jorge y Juanito con su familia que han estado esperando mi llegada para darme una sorpresa, y como estaban siguiendo el SPOT me tenían localizado, ja ja, ¡vaya recibimiento!

Llegada a meta. Pantallazo del vídeo de Jorge
Llegada a meta. Pantallazo del vídeo de Jorge

Me paro a saludar, pero me dicen, ¡venga, venga, ya no pares! (o algo así), con lo que enfilo el pasillo y llego al arco de meta tras 17 horas, 35 minutos y 4 segundos según el tiempo oficial (yo, con la emoción, olvidé de parar el reloj hasta unos minutos después, ¡bien!). Unos abrazos para ellos y besos para ellas, me siento como en una nube, son las 12 de la noche y allí estamos (bastante cansados, es verdad) tras terminar lo que según mi GPS han sido 92k de carrera y más de 7000 metros de desnivel acumulado.

Foto oficial de RacePhotos
Foto oficial de RacePhotos

En la zona de meta también está Mapi y Juanlu, que ha llegado un buen rato antes,  y que me regala la siguiente foto 🙂

Llegada a meta. Foto de Mapi (thx guapetona!)
Llegada a meta. Foto de Mapi (thx guapetona!)

Después de las fotos de rigor, ya sólo quedaba recoger la medalla, la camiseta de finisher, y grabar la medalla con el tiempo oficial, cosa que hice mientras el cansancio empezaba a acumularse, así que me tomé una coca cola a ver si aguantaba la parte más dura del día, que iba a ser el regreso a casa en coche.

Medalla finisher
Medalla finisher

Llegar a casa y despegarme el cortavientos de la herida del codo fue… ¡auuuuu, argggg! El agua de la ducha corría como el chocolate, dejé el montón de ropa «alejos la cama», y a eso de las 2 de la mañana todo eran «ZZzzzzZZZZzzzz».

¡Fin!

Material y otras chorradicas

La verdad es que el material que usé es el mismo de siempre, creo que así lo más nuevo que llevé fueron las zapatillas (previamente curtidas en algunos entrenos), las Cascadia 8, con las que me sentí muy cómodo y noté mejor agarre en las bajadas que con la versión anterior. Al final el material ayuda, pero lo importante es el coco y las piernas, y sobre todo, disfrutar con lo que estás haciendo (aviso para navegantes, je je)

Comentar también que probé «de verdad» el SPOT, y aquí se ve el registro de datos que iba publicando, con algunas zonas sin datos, principalmente cuando atravesaba zonas arboladas (problema de recepción de la señal de GPS y satélites en general).

Seguimiento del SPOT en la carrera
Seguimiento del SPOT en la carrera

Datos de carrera

Aquí los datos del Garmin (310xt, ya un poco «viejuno»)

El perfil del track procesado por Perfils (estupenda aplicación)

Perfil TP80... de 92k
Perfil TP80… de 92k

Agradecimientos

Como siempre, dar las gracias a todos los que me habéis animado, y en especial al equipo bandoleiro, cuya compañía disfruto mucho y me sirven de motivación (unos más que otros, que todo hay que decirlo, ja ja ja), la recepción en Navacerrada a la llegada fue IMPAGABLE y la recordaré siempre :-*

Gracias también a la familia que me soporta y a todos los compañeros con los que he cruzado charlas, comentarios, consejos y entrenamientos, sois MUY GRANDES! (más besitos y abrazos… muack muack)

Bonus: como he tardado tanto en terminar el post, ya está el vídeo, je je je