Otra semanita «intensa» de trabajo y preparativos de diferentes temas familiares, así que entre semana sólo han tocado salidas nocturnas «desestresantes» (puff, lo que me estoy ahorrando en psicólogos 😉 ), y el fin de semana aproveché para correr el sábado durante la «finalísima», con lo que el Retiro estaba para mí solo y 4 despistad@s más.
El lunes me acerqué a Barrabés al Suunto Ambit Experience, para ver las novedades del Ambit 2 y aprender algunas cosas más de la tecnología de estos cacharrines, donde coincidí con mi tocayo @jonteller y con el CM de Suunto, AKA Raúl Kbralok. Estuvimos probando los relojes, y la verdad es que me queda bien ¿no?
Y el domingo, nuestro querido Fisioteko (AKA pies negros) había preparado el II #BarefootDay #RunSpirit, así que aunque tenía la agenda apretada, me acerqué a echar una mano con la GoPro y echar unos km minimalistas (no me llegué a descalzar del todo), aprovechando que a primera hora el Retiro está «transitable» los domingos. Una bonita experiencia. Los vídeos del evento, próximamente…
Así que el día a día:
Martes: Tres vueltas al Retiro. Aprovechando que con las gotas de agua que han caído el suelo se ha reblandecido un poco y el aire está más limpio, salida nocturna a ritmo de controlar pulsaciones y sensaciones geniales. Zapas: NB 1080v2
Sábado: Dos vueltas al Retiro. Aprovechando la tranquilidad del partido de la final de Champions, salgo a trotar un rato, para llegar a casa a ver los últimos 15 minutos de la final, que es donde se puso la cosa emocionante… Zapa: NB 1080v2
Domingo: Barefoot day 1/2 y Barefoot day 2/2. Quedada del TeamSportSpirit para hacer trotada barefoot, así que después del (escaso) sueño post-champions, me subo al Retiro a la quedada. Como los satélites están también de resaca, el GPS no se pone hasta la puerta de Alcalá, así que sólo queda el tramo hasta el Ángel Caído, donde hemos quedado. En el segundo track, la parte en que corrimos un poco, y la vuelta a casa para empalmar con eventos familiares. Zapas: Merrell Bare Access 2
En resumen, 38,4km, que de manera gráfica:
La semana que viene, más.
Ah, por el tema del patiburrillo de avisos de Runkeeper en FB, la «culpa» es de una app, llamada SyncMyTracks que me recomendó Jorge, y que al darle cera hizo lo que hizo
Por si os interesa ver la app (de momento sólo para Android), aquí el enlace SyncMyTracks y su Twitter @SyncMyTracks
Aunque extraoficialmente no tocaba, esta semana he hecho un poco de «tapering», o sea, que he salido menos de lo que debía, o sea, buscando excusas…
Con el follón de San Isidro, salí el jueves 15 y el domingo 18, aprovechando para intentar acumular algo de km, aunque me quedé con las ganas de salir al campo, pero este mes de mayo, entre comuniones y eventos varios, los fines de semana están «muy caros».
Así que el día a día:
Jueves: Tres vueltas al Retiro. Después de unos días de parón, salida sin objetivo a trotar tranquilamente, al final cuando llevaba tres vueltas y los cohetes y música de las fiestas de San Isidro no me dejaban ni oir la música, a volver a casa. Zapas: NB 1080v2
Domingo: Cuatro vueltas al Retiro y a casa. Sesión de echar km tranquilamente y disfrutando del paseo dominical. Controlando pulsaciones y volviendo a casa relativamente fresco, que es de lo que se trataba. Zapas: NB 1080v2
En resumen, 36,5km, que de manera gráfica:
Entrenos de las dos últimas semanas
Como al final el vídeo del Trail KM0 tardó más de lo pensado en procesarse y subirlo, por si no lo habéis visto os lo pongo aquí, así que subid los altavoces y a ver el paseo 🙂
Y cuando se despertó, el pastelaco estaba allí (Santi Cagatleta).
Vuelvo a la crónica semanal para ir calentando motores y recopilar las actividades que voy realizando de cara al siguiente reto, fijado para el 28 de junio en el que me mediré de nuevo con el Trail Peñalara en su versión de 80k (aunque ya de partida son 85k oficiales). Esta semana he optado por hacer tres tiradas más largas, martes, jueves y sábado, haciendo esta última en plan excursión con un recorrido que tenía en mente desde hace tiempo.
El viernes publiqué la idea en el grupo de FB, en parte por si alguien se animaba, y por otra (y no menos importante), de «obligarme» a salir aunque no viniera nadie más, por si se me pegaban las sábanas. Como hay mucho rajado y tampoco voy a desvelar todos los detalles, os lo imagináis con el vídeo que se cocina «ad hoc», así como con la foto que adjunto, más que nada para que veáis lo que os perdisteis.
Y el día a día:
Martes: A lo Forrest Gump. Quería hacer una trotada larga, y una vez en el Retiro me digo ¿otra vez a dar vueltas?, así que cogí la puerta y me fui a recorrer «Madrid la nuit» a mi aire. Total, más de 18K, ya que el primer tramo lo hice sin coger los GPS. Zapas: NB 1080v2
Jueves: Cuatro vueltas al Retiro. Otra salida nocturna para sumar km de cara al TP80. Incluyendo paradas a beber agua (ojú qué caló) y comer gominola PowerBar (1). Zapas: NB 1080v2
Sábado: Trail Km0. Rivas – Puerta del Sol. Excursión en solitario desde el metro de Rivas-Vaciamadrid hasta la Puerta del Sol, remontando el Manzanares. Sol y calor a partes iguales, cansado al final pero sin molestias en las piernas. Zapas: Cascadia 7
El resumen de manera gráfica:
En cuanto tenga montado el vídeo que hice en la trotada del sábado, actualizo el post con el mismo 🙂
Llevo unas semanas con la tecla caída después de la que os metí con la Maratona di Roma (espero que hayáis visto los vídeos y demás, que vaya tela para montar todo 🙂 ). Temas laborales, familiares, o mejor dicho, que no encontré el momento adecuado para ponerme a escribir un rato y manteneros al día, pero bueno, como agua pasada no mueve molino, corramos un estúpido velo y a recuperar el tiempo perdido.
Como se ve en el lateral del blog, (hasta que lo borre), el próximo #pastelako es el Trail de Peñalara en su versión de «sólo» 80 k, (aunque a mí me salen más, ya veremos), que aunque no voy de «novato» porque lo hice el año pasado, han cambiado una parte del recorrido y la salida, así que en cierto sentido habrá cambios. Personalmente lo de salir de madrugada no sé si será mejor o peor, pero ya se vaticina una chicharrera de subida a Peñalara que más de uno ya está cargando botijos por lo que pueda pasar.
Dos semanas después de Roma corrí la Media de Madrid, aunque esperaba aprovechar el efecto de supercompensación, la verdad es que no había recuperado bien, así que tuve el momento «superbajón» y a partir del km 15 tuve mi propio viacrucis, así que levanté el pié y sufrí lo justo para llegar a meta con una buena sonrisa en la cara.
Este año no corrí el Mapoma, pero tampoco estuve parado, ya que nos habíamos apuntado a la marcha «Cruzapedriza«, así, en plan no competitivo (vamos, que si quedas el último no te lo rebozan como en otras carreras 😛 ), y allá que nos fuimos el sábado 26 de abril a echar la mañana, momento en el que aprovechó la señora meteorología para soltarnos una buena chupa de agua. A modo de resumen os adjunto la «pinícula» que grabé del evento.
Como con los 25k que nos marcamos a troticochi no me quedé contento, por la noche me puse un rato el compex en las piernas, para poder salir el domingo y correr un rato (lo que las piernas aguantaran). Así que el domingo me puse el despertador temprano, cogí los trastos en «autosuficiencia» y me bajé a Cibeles a ver lo que se terciaba. Casualmente, año que no me apunto a Mapoma y sale un día estupendo para correr, aunque para algunos un poco caluroso. En la charla previa resulta que había dorsales a cascoporro (aparte de los fotocopiados, que eso es otra batalla), así que si me hubiera animado…. hubiera cascado fijo…
Igual que el día anterior, me dediqué a grabar mi «pinícula», en la que salen un montón de amigos, conocidos y sobre todo muchos desconocidos 😆
Espero ir recuperando poco a poco la soltura con las teclas y subir contenido con algo más de regularidad (volver al «post semanal»), porque si no se me aturullan las ideas y me dejo muchas cosas en el tintero (con el mismo nulo interés para mucha gente, pero bueno, eso es otro tema).
Joer, ya se me olvidaba poneros otro vídeo más de un domingo por la Casa de Campo, dando una vuelta con mi tocayo (@jonteller) y Carlos (@fisioteko) , así como el de Formentera, isla en la que estuve en un fugaz viaje de trabajo, pero que he dejado marcada en la «wishlist» para repetir en plan tranquilo.
Bueno, pues después de daros la brasa durante varios meses, el evento ya acabó, así que una vez recogidos los trastos y retornados al calor del hogar (recogidito, que diría mi suegra), toca intentar sintetizar en unas líneas lo que ha sido el viaje a Roma, dentro del cual me di un paseo de unos 42 kilómetros (42.195 metros contados, para ser más precisos). Vamos a ello…
Viernes 21. Arrivando que es gerundio
La jornada arranca a las 3 de la mañana, ya que haciendo la cuenta regresiva respecto a la salida del avión, pues toca madrugón y lo que sea. Ducha, vestirse, decir adiós a los durmientes y para el aeropuerto. Cabe decir que ese día «estrené» yo el hilo de Whatsapp de los viajeros que íbamos a Roma (Santi & family llegaron el jueves). Para ir calentando me toca la puerta de embarque en la otra punta del terminal, empezamos bien. Luego viene la parte de la lata de sardinas…
Idea para la UE: ¿no pensáis sacar una directiva con dimensiones mínimas humanamente habitables para aviones? Es que el resto de los mortales no vamos en preferente (habitualmente)
El vuelo sin complicaciones, y con estas que llego a Fiumicino, cojo el tren, y para Roma sin demora. Como el hotel lo tenía más o menos localizado, según salgo de la estación voy directo, «disfrutando» del pavimento de las ¿aceras? romanas con la trolley. Dado que la hora del check-in es más tarde, dejo la maleta y me voy a la feria del corredor (paseo de vuelta a Termini, recorrido que haré unas 10-12 veces en los días siguientes). Cojo el bono diario de metro-bus (6€), y gracias a que había revisado el recorrido Metro-Feria, voy directo sin dar rodeos (y eso que es la primera vez que voy, no como Santi… jem jem).
Hago el paseillo por la alfombra roja, y no hay más que seguir el guiaburros (o senda IKEA) que han montado en la feria para poder recoger el dorsal, la bolsa del corredor (unboxing en el vídeo), y darse una vuelta por los diferentes stands que hay montados, que recuerdan un poco a la calle Fuencarral por lo del asalto de los vendedores (en este caso de otros maratones). A partir del segundo ya cojo la táctica del lenguaje universal de «no hay pasta para tanto maratón», y salgo pitando de allí. En la zona más amplia hay stands de las principales marcas (NB, Brooks, Asics…), pero con precios «populares», así que «se mira pero no se toca», aunque las zapatillas y camisetas oficiales molan mucho, sólo son aptas para japoneses.
Ya casi saliendo me encuentro con Gerardo, que a última hora ve el SMS (sí, todavía existen) que le he enviado, y que se pira rápidamente hasta el día siguiente con un amigo que le aloja. En la salida de la feria han puesto un pedazo de mural con los nombres de los participantes, así que el entretenimiento es recorrer los 15 metros de lona a ver si te encuentras por ahí…
Con la cartera todavía intacta cojo el metro de vuelta hacia Termini, que he quedado con Santi&family para comer, a ver qué se cuentan de la ciudad. Me llevan a un sitio tradicional con el dueño más comercial de la zona (vamos, un RRPP en condiciones), y pruebo los primeros spaguetti amatriciana del viaje, al dente como les gusta por aquí. Todo ello bien regado por una cerveza ¡de 66cl!.
Después de comer tomo posesión de la habitación del hotel, 3 camas para mí solito, así que deshago el escueto equipaje y me tumbo a descansar, que hay que recuperar un poco las piernas. Un poco más tarde, nos volvemos a reunir para dar una vuelta por la zona del Circus Maximus, subiendo hacia el ponte Palatino y el entorno del Campo dei Fiori, callejeando y descubriendo parte del recorrido de la maratón. Después de echar unas risas y unas fotos en la Fontana di Trevi hacemos escala técnica en otra Trattoria (de wifi en wifi, como el juego de la oca pero en moderno), y probamos una pizza de patata que nos sabe a gloria.
Logramos contactar con Pepe (aka el Lodosano Maratoniano), y nos vamos a cenar unas pizzas (para variar), también cerca de la estación de Termini, que se ha convertido en el campo base de las quedadas. El sitio la verdad es que no vale mucho, pero tiene ambiente y se ven varios grupos de maratonianos haciendo carga de hidratos adecuadamente (nosotros por vía sólida y líquida…). Tras un sube y baja de mesas (nos querían meter en la sala «vivan los novios»), cenamos pizzas, ensaladas y cazamos algún pollo (debían estar por ahí campeando, por lo que tardaron… jem). En fin, nos despedimos y al hotel, que al día siguiente tenemos paseo.
Sábado 22. Visitando +
El sábado madrugo «relativamente», ya que hemos quedado a las 8:30 para hacer la visita al Museo Vaticano (o a los museos, que son un puñado). El posible «exceso» de carga de hidratos del día anterior me pasa factura, así que desayuno regular y salgo zumbando, que hemos quedado de nuevo en Termini con Pepe y Santi para coger el metro. Cuando salimos en el metro «Ottaviano-San Pietro» ya se adivinan las oleadas de turistas con ideas parecidas a las nuestras, y a esas horas la cola para coger las entradas al museo ya es considerable, como también la de guías, pseudoguías y demás personajes que pululan en las zonas de turisteo a ver si cazan algo. Con nuestras entradas sacadas previamente vamos directos al acceso, y «voilá», estamos dentro en un santiamén. Mentalmente hago cuentas… ¡ostrás qué pastizal!, no me imagino la caja diaria que pueden hacer con todos esos visitantes, que son como una marea.
Una vez dentro vamos visitando las salas, siguiendo el recorrido «largo», hay que amortizar los 20€ de la entrada como sea. A mitad de camino hacemos una parada técnica de avituallamiento, en contra de lo que podía parecer, el café y la bollería son mucho más económicos que en sitios similares de por aquí. Junto con el ibuprofeno que me tomo «a pelo», me quedo como nuevo y listo para la visita de la capilla Sixtina, que es la joya del Vaticano. Como no se puede molestar con las fotos y tampoco hablar, apago todas las luces de la cámara y nos marcamos un selfie bien artístico
Después de la capilla queda el resto de museos, la pinacoteca, etc etc… que cada uno darían casi para una visita, es impresionante lo que hay aquí atesorado. Después de 3 horas de paseo, salimos fuera y vamos a ver la Plaza de San Pedro, por donde pasaremos al día siguiente en la carrera. La cola que hay para entrar dentro de la basílica nos desmotiva para entrar, no así para hacernos unas fotos de recuerdo, antes de tomar rumbo hacia el punto en el que hemos quedado después con el resto de la expedición.
Después de dar una vuelta, cruzar el puente de Sant’Angelo y posar delante del castillo del mismo nombre, localizamos otra Trattoria que tiene buena pinta (con wifi, claro), y nos reunimos allí para comer con casi toda la expedición (Alberto y Jen están en su maratona cultural particular 😉 ), la cosa se lía, se lía… y para no dar más detalles, sólo una imagen… je je je. Lo mejor fue las risas con la ensalada de Pepe, que tras leer las 12 que venían en la carta va el tío y se pide una «ensalada César» (que lógicamente no aparecía), y el descojone hasta que al final el camarero decide que le pone una ensalada verde y le echa una pechuga de pollo encima… y arreando que es gerundio.
Volvemos a nuestros aposentos a descansar un poco y hacer la concentración previa a la carrera, ahora ya se viene Gerardo al hotel, y echamos un par de horas (o tres) charlando, leyendo y comentando por las diferentes redes sociales, además de repasar el circuito de la carrera intentando visualizar el recorrido y el perfil de cara a no encontrar sorpresas después. Con la charla el tiempo pasa volando, y quedamos finalmente en nuestro meeting point habitual (el McDonalds de Termini), donde hacen también acto de presencia Alberto y Jen, que ya los echábamos de menos. Decidimos ir a cenar al Andrea’s, que pilla cerca, así que tras una pequeña espera nos aposentan en medio del comedor, y cuando traen los aperitivos (el aceite con guindilla «ándale ándale» y una sobreasada de impresión), nos ponemos mano a la obra como si no fuéramos a correr una carrera al día siguiente…
Yo me decido por unos canelones, y cuando me los traen… ¡mmmmm! una cosa deliciosa, con pasta casera, un relleno de carne delicioso, y una salsa de tomate (pomodoro, perdón), de traca… sencillos pero espectaculares. Aquí os dejo el documento gráfico
Para liquidar la faena, no habiendo escarmentado de la comida, nueva ronda de limoncello, del que únicamente hago una degustación, no vayamos a tentar la suerte… Organizamos los horarios de quedada para el domingo, poniendo como punto de reunión nuestro hotel y cada mochuelo se retira a su olivo, ya con la cuenta atrás en la cabeza… tic tac!
Ya en el hotel, Gerardo y yo preparamos todos los bártulos, decidiendo qué llevar, dorsaleando la camiseta e intentando no olvidar nada para la carrera que llevamos preparando cuatro meses. A eso de las 12 de la noche ya estamos en el sobre, con el despertador a las 6:50. ¡Zzzzzzz!
Domingo 23. #elpastelaco llegó
Un buen rato antes de que suene el despertador ya estamos activos, Gerardo no ha pasado buena noche y va y viene a la máquina del té a ver si se le asienta el estómago. Yo por mi parte me encuentro bien y más o menos tranquilo. Ducha, café, galletas y a vestirse y recoger un poco la habitación. A las 7:30 se presentan Santi y Pepe con las maletas (ellos dejan sus hoteles, mientras que yo me quedo hasta el lunes), y al poco también llegan Alberto y Jen, el conserje del hotel empieza a pensar que en la 101 pasa algo raro… En el hotel hay otras habitaciones ocupadas por corredores, así que el trasiego de gente medio vestida que va a la máquina del café en continuo. Al salir a la calle, el tiempo no es muy apacible, con nubes y algo de viento, que no impiden que nos pongamos en ruta hacia el Coliseo con buen ánimo.
Según nos vamos acercando, la marea de corredores aumenta, y por fin veo el Coliseo (para ser mi tercer día en Roma ya era hora), siguiendo la ley de Murphy hemos quedado justo al lado contrario de la zona por la que se entra al recinto de la carrera, pero bueno, así calentamos un poco (más).
Nos despedimos de Jen al pasar la valla de entrada, y a partir de aquí nos dividimos en dos grupos, Pepe, Alberto y Gerardo van al cajón B, y yo me quedo con Santi, mientras buscamos el camión para dejar la mochila, que al final resulta ser el primero de la fila (otro paseo de calentamiento más), en el que depositamos las pertenencias la élite y nosotros. Aquí ya han caído unas cuantas gotas de agua, y las nubes que circulan a toda pastilla por el cielo no auguran nada bueno. Nos metemos en el pasillo que tenemos asignado (una pasada la organización y el control, al menos 4-5 personas verificaron que llevábamos el dorsal adecuado antes de entrar en nuestra zona). Quedan como 15 minutos para la salida y empieza a caer un chaparrón de los de verdad (ale, segunda ducha del día). El reportero dicharachero y la música deja de oirse, y al rato avisan de que se retrasa un poco la salida porque se habían quedado sin electricidad.
El corazón empieza a latir más rápido y de repente estamos haciendo la cuenta atrás… 3, 2, 1 y allá vamos! Nos deseamos suerte y pasamos por el arco de salida, como es normal, al principio vamos mirando un poco al suelo para sortear bolsas de basura, ropa y los agujeros con un palmo de agua que hay, a ver si vamos a empezar con una galleta en plan Seb Chaigneau y UTMB 2012…
En cuanto llegamos al km 1 Santi ya tiene la primera incontinencia, así que parada (ya se estropeó la media)… y seguimos corriendo. Vamos con la botella de isotónico en la mano, para poder ir hidratando tranquilamente y no depender de los primeros avituallamientos, que como todavía la gente va muy apelotonada, son los más complicados de la carrera. Me cuesta un poco mantener el ritmo de Santi, pero dado que la estrategia es mantener y llegar lo más entero posible a la segunda media y luego «ya veremos», le voy esperando y nos vamos alternando las paradas para cambiar aguas hasta más o menos el km 12. El recorrido de la carrera es muy llano y no tiene prácticamente ninguna cuesta, así que me encuentro muy descansado y voy charlando y disfrutando del «paseo», mientras voy grabando vídeos con la GoPro.
Los avituallamientos cada 5 km están bien surtidos, no tengo problema en coger agua/isotónico en cada uno de ellos, así que aprovecho para hidratarme bien, que luego ya sabemos lo que pasa con los que van con prisas y lo dejan todo para el final, cuando llega el señor del mazo. En el km 18 enfilamos la plaza de San Pedro y hacemos las pertinentes fotos, parando incluso para hacerle unas a una corredora que no atinaba ni a desbloquear el iPhone a la que le digo «¡tranqui que ya no creo que ganemos!» 😀
Pasado el km 19, ya fuera del recinto del Vaticano me despido de Santi, que va a un ritmo más lento, nos deseamos suerte y acelero para intentar coger un ritmo un poco más elevado. El paso por la media lo hago en 2:15:38, y ya voy todo el tiempo adelantando a gente. A partir del km 25 ya se ve bastante gente que va justa, y algunos andando… pufff!. Cojo un ritmo en torno a 5:30, aunque en los avituallamientos cada 5 km paro a beber y tomar los geles que llevo (km 25 y 35), que tampoco se me ha perdido nada. En el km 28 viene el primer repecho, que subo sin problemas, y luego ya en el km 35 se pasa por un túnel, a cuya salida está el avituallamiento, y empieza a llover de nuevo cuando llegamos a la zona de adoquines, y pasamos la piazza Navona bajo la lluvia, mientras la gente aposentada en las mesas de los restaurantes anima.
El paso por el centro de la ciudad está completamente vallado, en algunas zonas parece un poco «walking dead», pero sigo avanzando sin parar, ya descontando los km del último 10.000 como se deshoja la margarita, sólo noto un «poco» cargados los cuádriceps, pero por lo demás ninguna molestia, da gusto correr así 😉
Ya sólo queda el último repecho al llegar al km 41, el avituallamiento está un poco antes en el túnel, y aprovecho para beber un poco y andar unos metros, aunque en seguida retomo el paso, y a por el último km. A esta altura de la carrera me acuerdo de los adoquines y la madre que los parió, pero bueno, no vamos a torcer el gesto para la foto y el vídeo de meta. Cuando quedan como 50 metros de repente viene uno a 4’/km y me da una lijada que pienso «¡ya podías haber dosificado mejor, macho!» ja ja ja. Bueno, el tema es que después de dar gracias a todos por haberme permitido llegar hasta aquí (y en especial a mis piernas, que son las que se han comido #elpastelaco), resulta que he hecho la segunda media en 2:04:58, con lo que sumando tenemos el tiempo final oficial… 4:20:36! Que no es para tirar cohetes, pero QUÉ BIEN ME LO HE PASADO! 😆
El «servicio» a partir de aquí es impecable, unas chicas muy monas te ponen la medalla, otras te dan una manta térmica y a continuación el avituallamiento con una bolsa que te puedes colgar con agua, isotónico, fruta… vamos, una gozada. Sigo andando hasta el camión, y en cosa de 15″ me han dado la mochila. Impresionante.
Me cambio la camiseta para no quedarme frío y me quedo esperando a Santi, ya que tengo su ropa en la mochila, en esos momentos el tiempo va alternando entre nubes, sol y amagos de lluvia. Unos 45 minutos después aparece con su medalla ¡bien!, y viendo el cariz que van tomando las nubes enfilamos hacia la salida de la zona de corredores. A medio camino se abre el cielo y cae la del pulpo (again).
Todo el camino de vuelta al hotel lo hacemos bajo la lluvia, con lo que cuando finalmente llegamos estamos como sopas desde la cabeza hasta los pies, así que subimos a la habitación, por la que han pasado Pepe y Gerardo, que se han duchado, cogido sus trastos y abandonado, con lo que el del hotel seguro que se pensaba que allí teníamos montado un negocio de «camas calientes» para corredores… no sé yo… El tema es que me encuentro en la mesa de la habitación con botellas de agua, Gatorade, galletas, fruta, bizcocho… todo lo que les sobraba me lo han dejado allí (cosas de Ryanair y su «low cost»).
Bueno, el tema es que se ducha Santi mientras voy recogiendo cosas, y cuando me meto en la ducha llegan Elena y Jorge, que han ido a comer por allí cerca. De repente, debajo de un folleto descubro un DNI… de Pepe! Ya me veo con compañía esa noche cuando llegue a la puerta de embarque del avión y le pidan la documentación… Intentamos contactar con él pero no da señales de vida, uy uy uy… Total que como Santi&family tienen que irse hacia la estación, decidimos comer allí y les acompaño, con el DNI de Pepe en el bolsillo para ver si aparece en algún momento (yo en mi fuero interno me veía de camino a Ciampino…). Finalmente nos llama cuando quedan 3 minutos para que salga su bus al aeropuerto y se pega una carrera para recoger el DNI y poder llegar a tiempo al embarque, cosa que finalmente logra… ufff! 😀
Después de comer despido a la familia Caminero-Canales, que también parte para los madriles, así que me vuelvo dando un paseo (y van… ) al hotel y me echo un rato a descansar, con la medalla puesta, claro. A partir de aquí ya es «aventura personal», salgo a cenar cerca del hotel y descubro que teníamos la heladería más antigua de Roma a 5 minutos a pata, así que no pierdo la ocasión y allá que me voy a tomar un tiramisú… MMMmmmMMMMMM…
Entre medias del paseo seguían cayendo chubascos cada cierto tiempo, y finalmente llegué entero al hotel, donde me metí un sueño reparador, no sin antes haber chequeado que todo el mundo hubiera llegado sano y salvo a casa.
Conclusión: cuarto maratón finiquitado con todo en su sitio 🙂
Lunes 24. Roma a mi bola
Me desperté relativamente pronto, a eso de las 7:30 ya estaba en la ducha y recogiendo las cosas, un poco tieso de piernas pero sin ninguna molestia en especial. Recogí los trastos del hotel, desayuné y bajé la maleta a recepción, ya que el avión lo tenía por la noche y quería aprovechar el día para ver la ciudad a mi aire. Como no tenía ningún plan prefijado, decidí que lo mejor era irme «a lo lejos» y volver serpenteando, ya vería el ritmo que llevaba, así que cogí de nuevo el metro, esta vez bajando a la estación de Manzoni, que me quedaba más cerca del hotel, y fui hasta la del Vaticano.
Tampoco quiero enrollarme con más detalles, sólo comentar que entre pitos y flautas creo que me hice más de 10k a pata, que como estiramiento «post carrera» creo que no está mal, todo ello aderezado con numerosos chaparrones, con lo que iba de monumento en monumento aprovechando los aguaceros para refugiarme en la iglesia o atracción que me pillara más cerca.
Además, como tenía encargos familiares, la mochila se iba llenando con viandas, así que el «entreno de recuperación» acabó siendo un buen paseo fotográfico, del que ya subiré las fotos al Flickr.
Finalmente recojo las maletas en el hotel, vuelvo por última vez a la estación de Termini, tren al aeropuerto y vuelo «enlatado» a Madrid. En resumen, que me meto en la cama a eso de la 1:30 del martes… THE END!
Postdatas varias y referencias
Como mi crónica no ha sido la primera, aquí voy añadiendo las referencias por orden cronológico:
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