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Maratón de Lisboa 2015. Completando el triplete

Prólogo

Cuando empiezas una crónica de la que es ya tu séptima maratón, piensas si no está todo escrito o si te vas a repetir mucho, al fin y al cabo ya hay otras 25 crónicas similares y, en la mayoría de los casos, mucho mejores que la tuya. Pero al final siento la necesidad de soltar la parrafada, y aparte de recordar algunos momentos, hasta es posible que le sea útil a alguien. Así que os voy a cascar mi personal visión del maratón de Lisboa de este año.

Haciendo una breve reseña de antecedentes, el dorsal nos lo regalaron en la feria de la Maratón de Madrid (aka Mapoma), así que con esa excusa (la del chocolate del loro), embarqué a la familia a un viaje post-veraniego, con guinda incluida. Lógicamente al salir de Madrid cada uno tenía sus expectativas, y yo, vistos los antecedentes, con llegar al metro 42.195 entero el domingo me valía.

Así que el jueves por la tarde nos fuimos a Lisboa, con la idea de tener al menos dos días de turismo familiar, y el domingo hacer yo la carrera y según acabara volver a Madrid non-stop.

Al pre-lío

Estuvimos el viernes por la mañana de turisteo lisboeta, y después de comer llegó Jesús con su familia (otro kit completo), tras un breve receso para acomodar a la prole, nos fuimos Jesús y yo a recoger los dorsales en la feria, en la otra punta de Lisboa. Tuvimos tanta suerte que hasta los vigilantes nos dejaron aparcar el coche en un reservado al lado de la puerta, así que al llegar temprano había poca gente y pudimos completar el trámite rápidamente.

El sábado estuvimos de turismo por Belem, con un tiempo de perros por la mañana, aunque la comida que nos dimos fue lo que se puede denominar «un señor homenaje» (del que no daré determinados detalles por respeto a la infancia), menos mal que por la tarde el aire marino purificó nuestras almas y depuró un poco la sangre… 😉

Al tema

Total que el día D a las 5:45 de la mañana deambulábamos por el «curioso hostel» cuatro locos preparando un café y mirando de reojo la lluvia que caía por la ventana, antes de quemar nuestras naves y salir hacia la estación de Cais de Sodré, donde habíamos quedado con el resto de amigos y conocidos rumbo a la salida en Cascais. Menos mal que la citada estación nos quedaba a 200m del hotel, que si no, alguno se da la vuelta. Una vez con el resto de amigos, lo de darse la vuelta es más complicado, visto el ambiente que había.

Maratón de Lisboa. La grupeta en el tren a Cascais
En el tren a Cascais. Qué peligro

Una vez llegados a Cascais nos vamos siguiendo la estela de corredores hasta la zona de salida. Dejar la mochila en 2 minutos, y todos listos para la faena. Organización muy buena.

Maratón de Lisboa. Unos locos que corren
Unos locos que corren

A pocos minutos de la salida, las nubes descargan un nuevo chaparrón, así que los que no llevamos chubasquero nos refugiamos debajo de un árbol y esperamos a que despeje, cosa que hace un par de minutos después. A partir de ahí en el cielo se van despejando las nubes, y finalmente la salida la hacemos con sol.

Maratón de Lisboa. Listos para salir
Listos para salir

Los primeros km pega el sol en algunos tramos, y hasta paso calor a ratos, pero me consuelo viendo gente que va con mallas largas y manga larga ¿?. Al poco de salir, Jorge coge la directa y yo me acomodo a mi ritmo, intentando ir cómodo pero sin ralentizar mucho, a ver qué pasa. Al rato me pasa Dani Casaus, con el que comparto unas palabras, pero lleva un ritmo por encima de mis espectativas, así que se aleja al poco tiempo. Desde el km 4 noto como una piedrecilla que se me clava en el talón derecho, de vez en cuando me paro a sacudir la huarache, pero no se va (misterio).

Más adelante, parada técnica en el km 14 para arreglar el cordón de la huarache que se me rompió, y supuso 5 minutos de reloj de taller de reparación. Menos mal que con mover un poco el cordón y hacer un nuevo nudo, equipo como nuevo y a hacer más km 🙂

Vuelvo al tema y van pasando los kilómetros, me siento bastante a gusto y voy rebasando gente, que, como es habitual, me mira raro cuando les alcanzo y adelanto con el clac-clac. Incluso con alguno tengo el típico intercambio de palabras huarachero-amortiguado, al final todos contentos y a tirar para adelante.

El cielo se va cubriendo y queda un día feo, igual que el tramo que hay antes de llegar a la plaza del Comercio, mucha recta sin paisaje de interés. Cuando llego a la plaza busco a ver si hay alguien conocido animando, y ya en la esquina de salida veo a Mapi con su cámara, así que paro, la doy un par de besos y la pregunto cómo se encuentra. Parece que va mejorando y me alegra.

Maratón de Lisboa. Saliendo de la plaza del Comercio. Foto de Mapi (guapa!)
Saliendo de la plaza del Comercio. Foto de Mapi (guapa!)

Desde aquí hasta la meta nos juntamos con los corredores de la media, y por una zona bastante fea van cayendo los últimos kilómetros, hasta llegar al empedrado final antes de la meta, en el que meto la directa y llego sin demasiado sufrimiento, aunque un rato antes todos los músculos de la pierna han hecho algún que otro amago de rebelión (isquios, cuádriceps y gemelos, principalmente). Llegada, medalla, avituallamiento y a resguardarse, que empieza a chispear de nuevo.

La recogida de la bolsa también perfecta (bueno, cuando localizo dónde están los camiones, porque la señalización no era demasiado «existente», o yo no la vi. Allí veo a Juanlu y Julián que me dan noticias del resto del equipo, y como la lluvia aprieta un poco, corro a cambiarme para volver al hotel. A partir de aquí, poco que contar: vuelta en metro «apretaditos», ducha en el hotel, en la habitación de Bego y Jorge, que se quedan hasta el lunes (gracias chicos), y a cargar todo en el coche para volver a Madrid. No sé cómo lo hice que me tocó conducir hasta llegar a Badajoz, cuando empezó a caer agua con gusto, pero las piernas tampoco se quejaron mucho. Los últimos 400km los hicimos con abundantes lluvias, pero al final concluimos la aventura todos ilesos y con un par de medallas más en casa.

Dorsal Maratón de Lisboa. Al final un 2x1, ¿quién da más?
Al final un 2×1, ¿quién da más?

La semana siguiente, al sacar las huaraches, pude ver que tenía un cristal clavado en el talón de la derecha, así que queda resuelto el misterio de la «piedra recalcitrante», por lo que me hice 35k de maratón en modo «fakir»… telita.

Valoración del maratón: me pareció una carrera recomendable, buena relación calidad/precio, aunque el paisaje alterna zonas bonitas con otras bastante feuchas, con algunas cuestas, pero no excesivamente dura (al menos comparado con Mapoma). Avituallamientos muy buenos, cada 2,5km.

Resumen final

Como siempre, aquí dejo los datos del Garmin de la carrera:

Y para acabar… la «pinícula»

Maratón de Madrid 2015 (Mapoma). El previo

Estamos en la semana previa a la maratón (o mejor dicho, el maratón) de Madrid, planteada junto con Carlos (aka @Fisioteko) para hacer con huaraches (aunque al final me adelanté en Barcelona), y como vulgarmente se dice, todo el pescado está vendido.

Después de Barcelona, el «grueso» del entrenamiento y puesta a punto han sido un par de carreras, el Medio Maratón de Madrid (29/3/2015) y el Medio Maratón de Segovia (12/4/2015), dos carreras que he hecho en huaraches y disfrutando mucho.

Lo mejor del camino que empezó hace unos meses ha sido poderlo compartir y, en cierto sentido, el papel de «coach» con Carlos, que es la primera vez que se enfrenta a la distancia, con bastantes entrenos juntos en los que hemos gastado a veces más energía en el palique que en el correr. Mentiría si negara que más de un domingo de los que me he levantado a las 7 de la mañana a correr, sobre todo los días de invierno, si no hubiera quedado con él y otros amigos, me habría dado la vuelta y seguiría aún ahí, calentito. Todo ello considerando el riesgo de dejarme algún dedo congelado por el camino, ja ja ja.

Dos corredores y un destino
Dos corredores y un destino. El efecto de la perspectiva de los pelos de mis piernas es…. (juro que no soy un oso)

En fin, salvo algunas complicaciones físicas del socio en las últimas semanas derivadas de sus múltiples ocupaciones, creo que vamos con los deberes más o menos hechos, pero en cualquier caso, a tope de ilusión y ganas de recorrer Madrid a ritmo de chancleta, dispuestos a «evangelizar» a todo el que nos pregunte si somos peregrinos, si hemos hecho alguna promesa, o cualquiera de las 1000 preguntas y afirmaciones que nos hacen cada vez que ven a «esos locos con sus chanclas».

Por mi parte cada vez me siento más cómodo corriendo con las sandalias, supongo que poco a poco el pie se va fortaleciendo, y aunque sea un poco difícil de creer, es mi primera maratón de primavera (he corrido 3 en años pasados) a la que llego sin ninguna lesión durante la preparación, ¿casualidad?… NO CREO 😛

Para amenizar la entrada, aquí os dejo el vídeo de Charli de la MM de Madrid (ese día hice huelga de GoPro), y a continuación el mío de la MM Segovia.

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Espero ver a muchos amigos el próximo domingo 26, si estáis por ahí corriendo, o animando a lo largo de la carrera, intentaremos estar en el entorno de las 4 horas (si es por debajo, bien, si no, también 😉 )

En cualquier caso… HAPPY RUNNING!

Si hay que ir, se va, porque ir para nada, es tontería...
Si hay que ir, se va, porque ir para nada, es tontería…

PD: si nos queréis seguir en carrera, hay una app oficial de Timex en Facebook (pero no sé cómo irá)

Y mejor aún, con el hagstag #objetivo42195huaraches iremos publicando tweets referentes al Maratón

Aquí el widget de seguimiento:


Maratón de Barcelona 2015. El primero en huaraches

Bueno , aquí va mi resumen de la Maratón de Barcelona de 2015, la primera que he corrido en huaraches en mi breve andadura como «desamortiguado».

Disclaimer: Ya sé que es un poco tardía la entrada, pero es que no le veía el momento… 😉

Los prolegómenos

Aunque mi mujer no se lo cree del todo, este maratón no entraba en mis planes (lo que no quiere decir que no haya deseado ir a correrlo nunca), pero un dorsal gratis a mes y medio de la prueba y un auto #nohayhuevos hizo el resto. Así que si a eso le sumamos la hospitalidad de Eva y Nacho, y una buena combinación de AVE ida y vuelta, ¡planazo total!.

Como estaba entrenando con el plan de Mapoma, me planteé la carrera como una tirada larga a mes y medio de la maratón «oficial» del calendario, y dado que la progresión en los entrenos era buena (es el primer año que no salgo de navidades con alguna molestia/lesión), la duda de si correrla con huaraches rondaba desde el principio, pero tampoco era cosa de meter presión, dudas, u otro tipo de pajas mentales de las que tanto abundan en los ambientes «runneriles».

Dorsal-Juan-13275_1

Total, que la semana anterior hice la carga de km prevista en el plan, sumando 77k con buenas sensaciones, así que ni tapering ni leches, iba a ir a lo que saliera y punto. Sabiendo además que iba un nutrido grupo de corredores desde Madrid, en especial los Drinkingrunners, la diversión estaba asegurada.

Sábado 14. «Ja soc aquí»

Después de hacer los deberes familiares (tras una semana de tapering en Gran Canaria, sumando 0 km… 😉 ), me voy con el petate a la estación de Atocha, para coger el AVE de las 12, ya en la estación veo mucha gente en zapatillas… tic tac… El viaje, tranquilo, comiendo y bebiendo, con lo que llegamos a Sants a la hora prevista. Allí me recogen mis anfitriones y nos vamos andando a la feria del corredor, a unos 15 minutos de paseo bajo el sol, tranquilamente. El cielo está azul, aunque asoman algunas nubes, nada preocupante de momento, aunque al principio de semana daban lluvia segura para el domingo.

La feria estaba muy bien organizada, en 5 minutos tengo el dorsal, la bolsa del corredor y la FEA camiseta (aquí sí que hay un fail total). Brujuleamos un rato por los diferentes stands de la feria, saludando a unos y otros, con encuentro sorpresa con @KbraloK y vídeo-tutorial del hard reset para el Fénix 3, pero logro amarrar la visa a la cartera y salgo incólume de allí.

Con Nacho ya "dorsaleados"
Con Nacho ya «dorsaleados»

Ya fuera del pabellón echo un vistazo a la zona de salida/meta para el domingo, en el suelo están las marcas del km 42, y no puedo resistirme a hacer esto… (postureo total)

Espero llegar aquí en mejores condiciones :-)
Espero llegar aquí en mejores condiciones 🙂

En lo que vamos a casa a cenar y descansar el cielo se pone negro, lloviendo e incluso granizando. Espero que con esa descarga las nubes se aburran y nos dejen tranquilos al día siguiente. Tomamos una cena pre-maratón sencilla con hidratos y copa de vino incluida, que los polifenoles también ayudan. Antes de las 23h ya estoy en posición horizontal, con todo el preparativo de carrera listo para no liarla al despertar.

Domingo 15. El día D

Amanecemos a las 5:45 para desayunar tranquilamente e ir recogiendo compañeros en diferentes paradas de metro. Llegamos pronto a la zona de salida, donde coincido con Jordi y Alex, aprovechando para hacer una foto-recuerdo y desearnos suerte.

Foto de Alex (@icekahlua)
Foto de Alex (@icekahlua)

La entrega de la bolsa en el ropero la hacemos a buen ritmo, ya me quedo con las huaraches y mantengo las zapatillas en la mochila que llevaré en carrera. Hacemos un intento de soltar lastre en el baño, pero después de un buen rato de cola, la cosa queda en nada. Así que rápidamente vamos hacia los cajones de salida, que ya son casi las 8:20…

Listo para saltar al ruedo
Listo para saltar al ruedo

La música calienta el ambiente y ya me quedo con la ropa de carrera, el día promete sol y calorcillo. Empiezan a salir las primeras oleadas, y la masa de corredores va avanzando hacia la salida, con lo que unos metros antes del arco empezamos a trotar y salimos con espacio de sobra. Salimos en grupo con los compañeros de Nacho, con un ritmo traquilo, y al poco rato alcanzamos al grupo de los @drinkingrunners, como mi ritmo va a ser más suave, me despido de Nacho y quedo un rato a su altura, cruzando algunas palabras, hasta que decido acelerar un poco para ir a mi ritmo objetivo de 5:30-35.

Alcanzo a Manuel (@feresman5) y acompasamos el paso, disfrutando de unos km de agradable charla, a la vez que sigo dando explicaciones a más de uno sobre mi ¿particular? calzado. Dejo a Manuel un poco antes del paso por la media maratón, las sensaciones son muy buenas y sigo bastante fresco disfrutando de la carrera. Cada 2,5 km hay un avituallamiento, perfectamente señalizado, en el que puedes coger una botella de agua y también isotónico, incluso con fruta. Tomo el primer gel en el km 15, y en el 25 la organización da uno (también en el 35), así que el balance final es de -1 geles 😉

Como llevo la mochila, uso la softflask de Salomon de 0,5l que voy rellenando con las botellas de agua, lo que me permite beber mucho más cómodo sin atragantarme, así que para tomar los geles voy alternando trago de agua y chupito de gel, aunque tardo un poco más, no tengo ningún problema de emplastamiento en la boca.

Otra cosa buena a destacar en la carrera es que cada 5k hay una alfombra de control de paso, lo que permite a posteriori revisar los parciales en carrera, información que suele ser bastante interesante de analizar. (Como se ve, hice la segunda media en minuto y medio menos que la primera… de libro).

Parciales-13275

Los tiempos que me va cantando el Garmin entran dentro de las (no)previsiones, me siento bien, así que no aflojo, e incluso voy haciendo buenos parciales a partir del km 20, aunque ya al llegar al 35 las piernas me recuerdan que llevan 3 horas y pico de trote, así que empezamos a poner el modo «countdown» y deshojando los últimos 7 pétalos de la margarita visualizando ya la entrada en meta. Cuando al fin llegamos al Paralel (¿cuesta?), sé que ya está casi hecho, así que pongo mi mejor sonrisa y veo que no estoy nada perjudicado, sobre todo comparado con las pintas de más de uno de los que voy adelantando.

En el Paralel, foto de la Bolsa del Corredor
En el Paralel, foto de la Bolsa del Corredor

Todo el tramo final está bordeado de mucha gente animando a los lados, y no olvido de chocar manos con muchos niños que nos regalan sus sonrisas. El ambiente general es muy festivo y los barceloneses se han volcado en la carrera, a ver si este año en Madrid vemos algo parecido. El giro final viene marcado con unos arcos, y al final del paseo veo ya la entrada en meta, e intento disfrutar de la llegada, no se me ha hecho largo el paseo, aunque ya tengo los pies un poco recalentados, pero sin ninguna molestia que reseñar, muchos de los que adelanto tienen una cara «poema».

Los pies a la llegada. Sin daños apreciables ;-)
Los pies a la llegada. Sin daños apreciables 😉

Nada más pasar la meta veo a Nacho esperando, que ha hecho un carrerón y MMP según lo previsto (las cosas que tiene entrenar en condiciones, ja ja). Recogida de medallas, «selfies» varios, y el momento peor del día, los 30 minutos de espera para recoger la mochila, nos tocó la cola de los tontos, que cuando estás con las piernas «de aquella manera», se hace un poco más duro. Pero bueno, la sonrisa tampoco se nos fue de la cara, ya que teníamos una comida en perspectiva que el estómago nos pedía con insistencia. El resto del día, nada más que contar por aquí, disfrutando de la hospitalidad de mis anfitriones (muack, muack de nuevo a los tres), y un cómodo regreso en el AVE a Madrid, para reencontrarme con la family, que al día siguiente hay cole/trabajo… apufff….

La «pinícula»

En modo vídeo, este es el resumen de la carrera…

Más o menos refleja lo que fue la carrera y lo bien que lo pasé.

Los datos del Garmin

Aquí pongo el track con los parciales que salieron según el reloj, este año lo clavé +/- 1 segundo con el tiempo oficial.

Y para que quede constancia de la marca conseguida, el certificado final de la carrera. Colofón a un estupendo fin de semana en el que salió todo redondo, ¿qué más se puede pedir?.

Zurich Marato 2015 - Juan Seguí Rojo (1)

Maratona di Roma 2014. La pinícula

Después de lidiar un buen rato con el editor de vídeo, he logrado componer el puzzle con las piezas que grabé a lo largo de los días que estuve en Roma. Ya me diréis si os gusta o no 🙂

En el primer vídeo he juntado el viernes y sábado pre-carrera, con paseos y visitas turísticas por Roma.

Y finalmente, el día de la carrera  😛

El enlace al post original con la literatura, aquí

Maratona di Roma 2014. La crónica

Bueno, pues después de daros la brasa durante varios meses, el evento ya acabó, así que una vez recogidos los trastos y retornados al calor del hogar (recogidito, que diría mi suegra), toca intentar sintetizar en unas líneas lo que ha sido el viaje a Roma, dentro del cual me di un paseo de unos 42 kilómetros (42.195 metros contados, para ser más precisos). Vamos a ello…

Viernes 21. Arrivando que es gerundio

La jornada arranca a las 3 de la mañana, ya que haciendo la cuenta regresiva respecto a la salida del avión, pues toca madrugón y lo que sea. Ducha, vestirse, decir adiós a los durmientes y para el aeropuerto. Cabe decir que ese día «estrené» yo el hilo de Whatsapp de los viajeros que íbamos a Roma (Santi & family llegaron el jueves). Para ir calentando me toca la puerta de embarque en la otra punta del terminal, empezamos bien. Luego viene la parte de la lata de sardinas…

No sé para qué ponen cinturones de seguridad, si es imposible moverse
No sé para qué ponen cinturones de seguridad, si es imposible moverse

Idea para la UE: ¿no pensáis sacar una directiva con dimensiones mínimas humanamente habitables para aviones? Es que el resto de los mortales no vamos en preferente (habitualmente)

El vuelo sin complicaciones, y con estas que llego a Fiumicino, cojo el tren, y para Roma sin demora. Como el hotel lo tenía más o menos localizado, según salgo de la estación voy directo, «disfrutando» del pavimento de las ¿aceras? romanas con la trolley. Dado que la hora del check-in es más tarde, dejo la maleta y me voy a la feria del corredor (paseo de vuelta a Termini, recorrido que haré unas 10-12 veces en los días siguientes). Cojo el bono diario de metro-bus (6€), y gracias a que había revisado el recorrido Metro-Feria, voy directo sin dar rodeos (y eso que es la primera vez que voy, no como Santi… jem jem).

En la puerta de la feria
En la puerta de la feria

Hago el paseillo por la alfombra roja, y no hay más que seguir el guiaburros (o senda IKEA) que han montado en la feria para poder recoger el dorsal, la bolsa del corredor (unboxing en el vídeo), y darse una vuelta por los diferentes stands que hay montados, que recuerdan un poco a la calle Fuencarral por lo del asalto de los vendedores (en este caso de otros maratones). A partir del segundo ya cojo la táctica del lenguaje universal de «no hay pasta para tanto maratón», y salgo pitando de allí. En la zona más amplia hay stands de las principales marcas (NB, Brooks, Asics…), pero con precios «populares», así que «se mira pero no se toca», aunque las zapatillas y camisetas oficiales molan mucho, sólo son aptas para japoneses.

Haciendo el ganso, que para eso hemos venido
Haciendo el ganso, que para eso hemos venido

Ya casi saliendo me encuentro con Gerardo, que a última hora ve el SMS (sí, todavía existen) que le he enviado, y que se pira rápidamente hasta el día siguiente con un amigo que le aloja. En la salida de la feria han puesto un pedazo de mural con los nombres de los participantes, así que el entretenimiento es recorrer los 15 metros de lona a ver si te encuentras por ahí…

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Con la cartera todavía intacta cojo el metro de vuelta hacia Termini, que he quedado con Santi&family para comer, a ver qué se cuentan de la ciudad. Me llevan a un sitio tradicional con el dueño más comercial de la zona (vamos, un RRPP en condiciones), y pruebo los primeros spaguetti amatriciana del viaje, al dente como les gusta por aquí. Todo ello bien regado por una cerveza ¡de 66cl!.

Pizzeria Andrea
Pizzeria Andrea

Después de comer tomo posesión de la habitación del hotel, 3 camas para mí solito, así que deshago el escueto equipaje y me tumbo a descansar, que hay que recuperar un poco las piernas. Un poco más tarde, nos volvemos a reunir para dar una vuelta por la zona del Circus Maximus, subiendo hacia el ponte Palatino y el entorno del Campo dei Fiori, callejeando y descubriendo parte del recorrido de la maratón. Después de echar unas risas y unas fotos en la Fontana di Trevi hacemos escala técnica en otra Trattoria (de wifi en wifi, como el juego de la oca pero en moderno), y probamos una pizza de patata que nos sabe a gloria.

En la plaza Bocca della Verità
En la plaza Bocca della Verità
Fontana di Trevi, en compañía de las hordas de turistas
Fontana di Trevi, en compañía de las hordas de turistas

Logramos contactar con Pepe (aka el Lodosano Maratoniano), y nos vamos a cenar unas pizzas (para variar), también cerca de la estación de Termini, que se ha convertido en el campo base de las quedadas. El sitio la verdad es que no vale mucho, pero tiene ambiente y se ven varios grupos de maratonianos haciendo carga de hidratos adecuadamente (nosotros por vía sólida y líquida…). Tras un sube y baja de mesas (nos querían meter en la sala «vivan los novios»), cenamos pizzas, ensaladas y cazamos algún pollo (debían estar por ahí campeando, por lo que tardaron… jem). En fin, nos despedimos y al hotel, que al día siguiente tenemos paseo.

Sábado 22. Visitando +

El sábado madrugo «relativamente», ya que hemos quedado a las 8:30 para hacer la visita al Museo Vaticano (o a los museos, que son un puñado). El posible «exceso» de carga de hidratos del día anterior me pasa factura, así que desayuno regular y salgo zumbando, que hemos quedado de nuevo en Termini con Pepe y Santi para coger el metro. Cuando salimos en el metro «Ottaviano-San Pietro» ya se adivinan las oleadas de turistas con ideas parecidas a las nuestras, y a esas horas la cola para coger las entradas al museo ya es considerable, como también la de guías, pseudoguías y demás personajes que pululan en las zonas de turisteo a ver si cazan algo. Con nuestras entradas sacadas previamente vamos directos al acceso, y «voilá», estamos dentro en un santiamén. Mentalmente hago cuentas… ¡ostrás qué pastizal!, no me imagino la caja diaria que pueden hacer con todos esos visitantes, que son como una marea.

Una vez dentro vamos visitando las salas, siguiendo el recorrido «largo», hay que amortizar los 20€ de la entrada como sea. A mitad de camino hacemos una parada técnica de avituallamiento, en contra de lo que podía parecer, el café y la bollería son mucho más económicos que en sitios similares de por aquí. Junto con el ibuprofeno que me tomo «a pelo», me quedo como nuevo y listo para la visita de la capilla Sixtina, que es la joya del Vaticano. Como no se puede molestar con las fotos y tampoco hablar, apago todas las luces de la cámara y nos marcamos un selfie bien artístico  :mrgreen:

Selfie en la Capilla Sixtina
Selfie en la Capilla Sixtina

Después de la capilla queda el resto de museos, la pinacoteca, etc etc… que cada uno darían casi para una visita, es impresionante lo que hay aquí atesorado. Después de 3 horas de paseo, salimos fuera y vamos a ver la Plaza de San Pedro, por donde pasaremos al día siguiente en la carrera. La cola que hay para entrar dentro de la basílica nos desmotiva para entrar, no así para hacernos unas fotos de recuerdo, antes de tomar rumbo hacia el punto en el que hemos quedado después con el resto de la expedición.

La foto clásica de la plaza de San Pedro
La foto clásica de la plaza de San Pedro

Después de dar una vuelta, cruzar el puente de Sant’Angelo y posar delante del castillo del mismo nombre, localizamos otra Trattoria que tiene buena pinta (con wifi, claro), y nos reunimos allí para comer con casi toda la expedición (Alberto y Jen están en su maratona cultural particular  😉 ), la cosa se lía, se lía… y para no dar más detalles, sólo una imagen… je je je. Lo mejor fue las risas con la ensalada de Pepe, que tras leer las 12 que venían en la carta va el tío y se pide una «ensalada César» (que lógicamente no aparecía), y el descojone hasta que al final el camarero decide que le pone una ensalada verde y le echa una pechuga de pollo encima… y arreando que es gerundio.

Se nos va de las manos...
Se nos va de las manos…

Volvemos a nuestros aposentos a descansar un poco y hacer la concentración previa a la carrera, ahora ya se viene Gerardo al hotel, y echamos un par de horas (o tres) charlando, leyendo y comentando por las diferentes redes sociales, además de repasar el circuito de la carrera intentando visualizar el recorrido y el perfil de cara a no encontrar sorpresas después. Con la charla el tiempo pasa volando, y quedamos finalmente en nuestro meeting point habitual (el McDonalds de Termini), donde hacen también acto de presencia Alberto y Jen, que ya los echábamos de menos. Decidimos ir a cenar al Andrea’s, que pilla cerca, así que tras una pequeña espera nos aposentan en medio del comedor, y cuando traen los aperitivos (el aceite con guindilla «ándale ándale» y una sobreasada de impresión), nos ponemos mano a la obra como si no fuéramos a correr una carrera al día siguiente…

El pelotón esperando hambriento
El pelotón esperando hambriento

Yo me decido por unos canelones, y cuando me los traen… ¡mmmmm! una cosa deliciosa, con pasta casera, un relleno de carne delicioso, y una salsa de tomate (pomodoro, perdón), de traca… sencillos pero espectaculares. Aquí os dejo el documento gráfico

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Para liquidar la faena, no habiendo escarmentado de la comida, nueva ronda de limoncello, del que únicamente hago una degustación, no vayamos a tentar la suerte… Organizamos los horarios de quedada para el domingo, poniendo como punto de reunión nuestro hotel y cada mochuelo se retira a su olivo, ya con la cuenta atrás en la cabeza… tic tac!

Ya en el hotel, Gerardo y yo preparamos todos los bártulos, decidiendo qué llevar, dorsaleando la camiseta e intentando no olvidar nada para la carrera que llevamos preparando cuatro meses. A eso de las 12 de la noche ya estamos en el sobre, con el despertador a las 6:50. ¡Zzzzzzz!

Todo listo para mañana
Todo listo para mañana

Domingo 23. #elpastelaco llegó

Un buen rato antes de que suene el despertador ya estamos activos, Gerardo no ha pasado buena noche y va y viene a la máquina del té a ver si se le asienta el estómago. Yo por mi parte me encuentro bien y más o menos tranquilo. Ducha, café, galletas y a vestirse y recoger un poco la habitación. A las 7:30 se presentan Santi y Pepe con las maletas (ellos dejan sus hoteles, mientras que yo me quedo hasta el lunes), y al poco también llegan Alberto y Jen, el conserje del hotel empieza a pensar que en la 101 pasa algo raro… En el hotel hay otras habitaciones ocupadas por corredores, así que el trasiego de gente medio vestida que va a la máquina del café en continuo. Al salir a la calle, el tiempo no es muy apacible, con nubes y algo de viento, que no impiden que nos pongamos en ruta hacia el Coliseo con buen ánimo.

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Según nos vamos acercando, la marea de corredores aumenta, y por fin veo el Coliseo (para ser mi tercer día en Roma ya era hora), siguiendo la ley de Murphy hemos quedado justo al lado contrario de la zona por la que se entra al recinto de la carrera, pero bueno, así calentamos un poco (más).

El equipo de maratonianos
El equipo de maratonianos. Servidor, Santi, Gerardo (un poco mustio), AlberTirantes y Pepe

Nos despedimos de Jen al pasar la valla de entrada, y a partir de aquí nos dividimos en dos grupos, Pepe, Alberto y Gerardo van al cajón B, y yo me quedo con Santi, mientras buscamos el camión para dejar la mochila, que al final resulta ser el primero de la fila (otro paseo de calentamiento más), en el que depositamos las pertenencias la élite y nosotros. Aquí ya han caído unas cuantas gotas de agua, y las nubes que circulan a toda pastilla por el cielo no auguran nada bueno. Nos metemos en el pasillo que tenemos asignado (una pasada la organización y el control, al menos 4-5 personas verificaron que llevábamos el dorsal adecuado antes de entrar en nuestra zona). Quedan como 15 minutos para la salida y empieza a caer un chaparrón de los de verdad (ale, segunda ducha del día). El reportero dicharachero y la música deja de oirse, y al rato avisan de que se retrasa un poco la salida porque se habían quedado sin electricidad.

El corazón empieza a latir más rápido y de repente estamos haciendo la cuenta atrás… 3, 2, 1 y allá vamos! Nos deseamos suerte y pasamos por el arco de salida, como es normal, al principio vamos mirando un poco al suelo para sortear bolsas de basura, ropa y los agujeros con un palmo de agua que hay, a ver si vamos a empezar con una galleta en plan Seb Chaigneau y UTMB 2012…

Allá vamos!
Allá vamos!

En cuanto llegamos al km 1 Santi ya tiene la primera incontinencia, así que parada (ya se estropeó la media)… y seguimos corriendo. Vamos con la botella de isotónico en la mano, para poder ir hidratando tranquilamente y no depender de los primeros avituallamientos, que como todavía la gente va muy apelotonada, son los más complicados de la carrera. Me cuesta un poco mantener el ritmo de Santi, pero dado que la estrategia es mantener y llegar lo más entero posible a la segunda media y luego «ya veremos», le voy esperando y nos vamos alternando las paradas para cambiar aguas hasta más o menos el km 12. El recorrido de la carrera es muy llano y no tiene prácticamente ninguna cuesta, así que me encuentro muy descansado y voy charlando y disfrutando del «paseo», mientras voy grabando vídeos con la GoPro.

De paseo por Roma
De paseo por Roma

Los avituallamientos cada 5 km están bien surtidos, no tengo problema en coger agua/isotónico en cada uno de ellos, así que aprovecho para hidratarme bien, que luego ya sabemos lo que pasa con los que van con prisas y lo dejan todo para el final, cuando llega el señor del mazo. En el km 18 enfilamos la plaza de San Pedro y hacemos las pertinentes fotos, parando incluso para hacerle unas a una corredora que no atinaba ni a desbloquear el iPhone a la que le digo «¡tranqui que ya no creo que ganemos!» 😀

Llegando al Vaticano, corriendo sin mirar (peligro, peligro)
Llegando al Vaticano, corriendo sin mirar (peligro, peligro)
Otro selfie Vaticano
Otro selfie Vaticano

Pasado el km 19, ya fuera del recinto del Vaticano me despido de Santi, que va a un ritmo más lento, nos deseamos suerte y acelero para intentar coger un ritmo un poco más elevado. El paso por la media lo hago en 2:15:38, y ya voy todo el tiempo adelantando a gente. A partir del km 25 ya se ve bastante gente que va justa, y algunos andando… pufff!. Cojo un ritmo en torno a 5:30, aunque en los avituallamientos cada 5 km paro a beber y tomar los geles que llevo (km 25 y 35), que tampoco se me ha perdido nada. En el km 28 viene el primer repecho, que subo sin problemas, y luego ya en el km 35 se pasa por un túnel, a cuya salida está el avituallamiento, y empieza a llover de nuevo cuando llegamos a la zona de adoquines, y pasamos la piazza Navona bajo la lluvia, mientras la gente aposentada en las mesas de los restaurantes anima.

El paso por el centro de la ciudad está completamente vallado, en algunas zonas parece un poco «walking dead», pero sigo avanzando sin parar, ya descontando los km del último 10.000 como se deshoja la margarita, sólo noto un «poco» cargados los cuádriceps, pero por lo demás ninguna molestia, da gusto correr así 😉

Adelantando cadáveres en el km 40
Adelantando cadáveres en el km 40

Ya sólo queda el último repecho al llegar al km 41, el avituallamiento está un poco antes en el túnel, y aprovecho para beber un poco y andar unos metros, aunque en seguida retomo el paso, y a por el último km. A esta altura de la carrera me acuerdo de los adoquines y la madre que los parió, pero bueno, no vamos a torcer el gesto para la foto y el vídeo de meta. Cuando quedan como 50 metros de repente viene uno a 4’/km y me da una lijada que pienso «¡ya podías haber dosificado mejor, macho!» ja ja ja. Bueno, el tema es que después de dar gracias a todos por haberme permitido llegar hasta aquí (y en especial a mis piernas, que son las que se han comido #elpastelaco), resulta que he hecho la segunda media en 2:04:58, con lo que sumando tenemos el tiempo final oficial… 4:20:36! Que no es para tirar cohetes, pero QUÉ BIEN ME LO HE PASADO!  😆

Entrando a meta
Entrando a meta

El «servicio» a partir de aquí es impecable, unas chicas muy monas te ponen la medalla, otras te dan una manta térmica y a continuación el avituallamiento con una bolsa que te puedes colgar con agua, isotónico, fruta… vamos, una gozada. Sigo andando hasta el camión, y en cosa de 15″ me han dado la mochila. Impresionante.

Otra medalla a la saca
Otra medalla a la saca

Me cambio la camiseta para no quedarme frío y me quedo esperando a Santi, ya que tengo su ropa en la mochila, en esos momentos el tiempo va alternando entre nubes, sol y amagos de lluvia. Unos 45 minutos después aparece con su medalla ¡bien!, y viendo el cariz que van tomando las nubes enfilamos hacia la salida de la zona de corredores. A medio camino se abre el cielo y cae la del pulpo (again).

La foto-finish con el Coliseo al fondo
La foto-finish con el Coliseo al fondo

Todo el camino de vuelta al hotel lo hacemos bajo la lluvia, con lo que cuando finalmente llegamos estamos como sopas desde la cabeza hasta los pies, así que subimos a la habitación, por la que han pasado Pepe y Gerardo, que se han duchado, cogido sus trastos y abandonado, con lo que el del hotel seguro que se pensaba que allí teníamos montado un negocio de «camas calientes» para corredores… no sé yo… El tema es que me encuentro en la mesa de la habitación con botellas de agua, Gatorade, galletas, fruta, bizcocho… todo lo que les sobraba me lo han dejado allí (cosas de Ryanair y su «low cost»).

Bueno, el tema es que se ducha Santi mientras voy recogiendo cosas, y cuando me meto en la ducha llegan Elena y Jorge, que han ido a comer por allí cerca. De repente, debajo de un folleto descubro un DNI… de Pepe! Ya me veo con compañía esa noche cuando llegue a la puerta de embarque del avión y le pidan la documentación… Intentamos contactar con él pero no da señales de vida, uy uy uy… Total que como Santi&family tienen que irse hacia la estación, decidimos comer allí y les acompaño, con el DNI de Pepe en el bolsillo para ver si aparece en algún momento (yo en mi fuero interno me veía de camino a Ciampino…). Finalmente nos llama cuando quedan 3 minutos para que salga su bus al aeropuerto y se pega una carrera para recoger el DNI y poder llegar a tiempo al embarque, cosa que finalmente logra… ufff!  😀

Después de comer despido a la familia Caminero-Canales, que también parte para los madriles, así que me vuelvo dando un paseo (y van… ) al hotel y me echo un rato a descansar, con la medalla puesta, claro. A partir de aquí ya es «aventura personal», salgo a cenar cerca del hotel y descubro que teníamos la heladería más antigua de Roma a 5 minutos a pata, así que no pierdo la ocasión y allá que me voy a tomar un tiramisú… MMMmmmMMMMMM…

Palazzo del Freddo
Palazzo del Freddo

Entre medias del paseo seguían cayendo chubascos cada cierto tiempo, y finalmente llegué entero al hotel, donde me metí un sueño reparador, no sin antes haber chequeado que todo el mundo hubiera llegado sano y salvo a casa.

Conclusión: cuarto maratón finiquitado con todo en su sitio 🙂

Lunes 24. Roma a mi bola

Me desperté relativamente pronto, a eso de las 7:30 ya estaba en la ducha y recogiendo las cosas, un poco tieso de piernas pero sin ninguna molestia en especial. Recogí los trastos del hotel, desayuné y bajé la maleta a recepción, ya que el avión lo tenía por la noche y quería aprovechar el día para ver la ciudad a mi aire. Como no tenía ningún plan prefijado, decidí que lo mejor era irme «a lo lejos» y volver serpenteando, ya vería el ritmo que llevaba, así que cogí de nuevo el metro, esta vez bajando a la estación de Manzoni, que me quedaba más cerca del hotel, y fui hasta la del Vaticano.

Tampoco quiero enrollarme con más detalles, sólo comentar que entre pitos y flautas creo que me hice más de 10k a pata, que como estiramiento «post carrera» creo que no está mal, todo ello aderezado con numerosos chaparrones, con lo que iba de monumento en monumento aprovechando los aguaceros para refugiarme en la iglesia o atracción que me pillara más cerca.

Refugiado en el Panteón mientras cae un diluvio
Refugiado en el Panteón mientras cae un diluvio

Además, como tenía encargos familiares, la mochila se iba llenando con viandas, así que el «entreno de recuperación» acabó siendo un buen paseo fotográfico, del que ya subiré las fotos al Flickr.

Sale el sol en el Foro Imperiali. Un rato después se desploma el cielo sobre nuestras cabezas
Sale el sol en el Foro Imperiali. Un rato después se desploma el cielo sobre nuestras cabezas

Finalmente recojo las maletas en el hotel, vuelvo por última vez a la estación de Termini, tren al aeropuerto y vuelo «enlatado» a Madrid. En resumen, que me meto en la cama a eso de la 1:30 del martes… THE END!

Postdatas varias y referencias

Como mi crónica no ha sido la primera, aquí voy añadiendo las referencias por orden cronológico:

Los detalles de la carrera en el Garmin:

Enlace al vídeo oficial de carrera, primero sale un anuncio pero luego va enlazando las cámaras por los diferentes puntos de paso… AQUÍ.

Los tiempos oficiales de paso salen en la página web:

certificado-7080

Como se ve, a partir del k15 adelanté a más de 2.700 personas… je je je ¡hachazo!

En cuanto tenga el vídeo que hice con la GoPro lo enlazo aquí abajo. Si queréis estar al tanto, mirad mi canal de YouTube.

Otra para la galería
Otra para la galería

Nos vemos en Obstó! 😉

Actualización 01/04/2014. Ya están los vídeos subidos en este POST