Como sabéis, entre otras muchas cosas, me gusta correr y comer, así que voy a contar la técnica del ying y el yang que aplico.
El sábado, en el plan que tengo programado para la Maratón de Valencia, que se ha retrasado hasta el 27 de noviembre por (gracias) a las elecciones recientemente convocadas, me tocaba una tirada larga de 2 horas, que cubrí gloriosamente (al menos sobreviví), haciendo un recorrido clásico por la Casa de Campo (la famosa «Tapia»), pero nuevo para mí. Este es el gráfico del recorrido:
La verdad es que al acabar estaba un tanto cansado, pero se llevó bien.
Pues resulta que al día siguiente dejábamos a los niños de campamento una semana, y como nos pillaba «de paso», nos fuimos a Segovia a comer, que ya tocaba desde hace mucho tiempo, así que reservamos en nuestro clásico «José María«. Viendo las cosas tan ricas que tenía, y preguntado el camarero, al final nos decidimos por el menú de la casa, compuesto por (ahora viene lo bueno):
Ensalada de «La Princesa» con pimientos asados, aguacates, nueces y queso de rulo
Espárragos verdes a la plancha con calabacín, berenjena y sal Maldon
El tentempié tradicional segoviano con patatas nuevas y láminas de bacalao
Judiones del Real Sitio con todo su acompañamiento
Cochinillo asado de nuestra corte y hornada D. Marca de Garantía “Cochinillo de Segovia”
Nuestra “Tarta de Segovia” con helado de turrón y crema de vainilla
Todo ello complementado con Vino tinto “Pago de Carraovejas” D.O. Ribera del Duero, Pan Candeal y Agua mineral, Cafés e infusiones.
Y como nos había gustado todo mucho (as usual), pues nos vinimos con un cargamento por si hay que atrincherarse en casa…
En resumen, se trata de COMPENSAR! 🙂