Otro TP80 a la saca. Crónica y reflexiones

Güer is da limit?

Pues la verdad, ahora mismo ni lo sé ni me importa tres pimientos. Si lo que quieres leer es una crónica de lloros, sufrimientos, momentos límite, paroxismo trailrunner… pues te has equivocado. Vamos, que para pasarlas canutas y ver una luz al final del túnel no me apunto yo a una carrera ni harto vino.

Lo que quiero contar a continuación es el conjunto de experiencias que viví en la carrera. su ambiente, el material, cosas que quiero recordar, y, en resumen, vaciar mi mente y dejar escrito aquello que pueda narrar con palabras o imágenes. No sé si me ayudará en próximas carreras, le servirá a alguien o únicamente quedará para mi satisfacción personal, pero a lo hecho, pecho. 🙂

PD: sorry por el retraso, pero las cosas de palacio… van a troticochi 

Paso a paso

Además de las jornadas previas de entrenamiento (no es que me haya matado, pero apuntarse a una cosa de estas sin haber salido a correr es de #WITL total), el miércoles fui a ponerme en manos de mi «magreador de piernas» favorito (AKA Fisioteko), que me dejó listo para sentencia, sobre todo relajando las zonas que tenía un poco más «tiesas», aunque me llamó algo así como «piernas mojama»… 🙂

El jueves dejé medio preparado el material, con vistas a calibrar si todo estaba OK y no me faltaba nada, y tener un poco de tiempo para repasar la lista y no dejarme nada a última hora, como las pilas de recambio (ya contaba con acabar un poco tarde). Como vulgarmente se dice, «preparé el muñeco» y repasé el material necesario. Estuve charlando un rato con Jorge, que fue a coger el dorsal, y ya estábamos un poco con los cosquilleos estomacales «pre-carrera», a pesar de nuestro escaso carácter competitivo.

Preparando el equipo

Preparando el equipo

El viernes, últimos detalles, concretar los horarios para los traslados hasta Miraflores, e intentar dormir un poco para llegar lo más descansado posible a la salida. Como casi siempre, no cerré los ojos hasta cerca de las 12 de la noche, 3 horas antes de que sonara el despertador ¡glups!.

2:50 de la mañana, suena la primera de las dos alarmas, y en nada ya estoy preparando el desayuno y en la ducha. Lo bueno de haber quedado a recoger a Jorge es que ya tengo un motivo para no remolonear en la cama. Así que a las 3:30 ya estoy en la calle a coger el coche, la gente de farra por la Gran Vía me mira raro… ¿por qué será? 😉

Puntual como siempre, allí está Jorge, llegamos a Navacerrada sin problemas, aparcamos y al poco tiempo aparece mi tocayo, que nos llevará a Miraflores para la salida. Pienso en el madrugón que se ha pegado para venir a recogernos y animarnos un rato y me emociono de poder compartir estos momentos con personas tan majas y entrañables. Ya en Miraflores, aparcamos, y tras repasar las mochilas, una vuelta al coche a recoger las gafas de sol que se me habían caído y unas últimas palabras de despedida, procedemos a pasar el control de chip. Nos tienen un rato en una zona acordonada sin ningún cartel de la carrera, ni un arco de salida (vamos, una salida «low cost»). Así que de repente se oye un murmullo que va creciendo, y sin darnos cuenta casi dan la salida y allá que nos lanzamos. Toda la parafernalia es una cinta de balizamiento en el suelo sobre la que pasamos al trote. Son las 6:15 de la mañana y nos queda un buen trecho por delante. En el corral hemos saludado a varios amigos y conocidos, como Juanlu, Pacoyo, Albertopoulos, con los que no sé si coincidiré o no más adelante (pero no anticipemos los sucesos…). Aquí va un vídeo de Jorge de la zona de corral… beeeee!!!

El primer tramo de carrera, hasta el km 8 aproximadamente, es una pista que alterna subidas y bajadas con poca pendiente, por la que vamos trotando a ratos y andandocharlando otras veces, intentando reservar y no cegarnos en esta zona. Hace una temperatura ideal y vamos muy cómodos. A partir del km 8 la pista se empina y pronto enlaza con el camino que se dirige ya haciendo zetas hacia el collado de la Najarra. Hasta ese momento sólo llevo de «gasolina» en el cuerpo media barrita de cereales, así que me abro un gel para ir tomando algo, aunque no tenga ganas, que las pájaras están acechando en cualquier momento.

Una vez que acaba la subida, de repente te encuentras (km 13 aprox.) con unas vistas panorámicas espectaculares, con el valle del Lozoya a tu izquierda y la Pedriza y el embalse de Santillana a tu derecha, lo que aprovechamos para sacar la GoPro y hacer unas tomas. Aquí pongo los vídeos de Jorge de este tramo, vaya gustazo! 🙂


Al llegar a la Najarra (km 15) está Juanito esperando para hacernos unas fotos, como buena maruja del trailrunning nos cuenta el paquete de minutos que nos han metido nuestros precedentes, y sin más demora nos bajamos al trote hacia Morcuera, que tenemos el primer avituallamiento allí esperando. Un poco después, hacemos la primera parada técnica, como estamos bastante frescos paramos poco tiempo, sólo beber un par de vasos de CocaCola, rellenar bidones de agua y prepararnos para salir en dirección a Rascafría. Mi tocayo se retira a sus aposentos, que necesita dormir, así que con un abrazo de oso le damos las gracias por la compañía y los servicios prestados, es un crack!

Con Jorge en Morcuera, frescos como una lechuga del día

Con Jorge en Morcuera, frescos como una lechuga del día

Al comienzo de la bajada aprovechamos para hincarle el diente a los bocatas que nos hemos traído de casa mientras vamos andando, y un poco más adelante ya nos ponemos a correr tranquilamente, disfrutando del paisaje y de que todavía no pega demasiado el sol. Así que vamos bajando con los kilómetros cantando cada poco en el reloj cuando de repente tropiezo y salgo volando para adelante, Jorge intenta echarme el guante, pero me hago una arrastrada maja y me raspo el codo y las rodillas (aparte de mancharme todo el modelito blanco que llevaba). Pelillos a la mar, lavado con agua y al trote hasta el avituallamiento. El último tramo hasta Rascafría, donde se apeará Jorge, lo hacemos andando por el camino, aunque imagino que Jorge lo haría al trote tan ricamente, a él no le quedan 60k por delante… je je je

En fin, que llegamos al polideportivo (km 32), y vemos que este año el espacio se ha quedado reducido a una zona de pradera junto a la piscina, en la que entramos por un pasillo y nos hacen el control de material. Allí en una mesa nos piden el cortavientos, frontal, manta térmica… todo OK, pero lo curioso es que un pollo (no sé su nombre, sorry), al abrir la mochila dice que no lleva cortavientos ni impermeable, que con el día tan bueno que hace, con la camiseta que lleva le sobra y basta. ¿WTF? Pero lo mejor de todo es que tampoco vi que le dijeran «hasta aquí ha llegado tu carrera»… Luego pasa lo que pasa.

Tras beber un poco de coca-cola y comer algo de jamón y queso en el avituallamiento, me acerco al botiquín y una chica muy simpática me hace una cura en los rasponazos y me pone un srpay con una película antiséptica para ir tirando, con lo que ya estoy recauchutado para lo que viene después. Relleno bidones y me despido de Jorge, que se vuelve en el bus a Navacerrada, buen entreno que se ha marcado, y mejor compañía para mí. Antes de salir veo a Rafa «Caprus», que ha estado de escoba del GTP y se retira allí, buen tute se ha dado. También está Jose Luis Galán (AKA «chanclas»), que viene con sus huaraches y está haciendo el «mantenimiento de pies del km 32″…

Avitualllamiento de Rascafría, chiringuito playero total

Avitualllamiento de Rascafría, chiringuito playero total

Son ya más de las 11:30 de la mañana y salgo hacia el Reventón con el sol bien en lo alto y picando. Como ya es la tercera vez que hago este camino, sigo la estrategia de «sin prisa pero sin pausa», hay que coger buen ritmo y reservar para el cresterío, así que voy bebiendo bastante y a mitad de subida saco otro bocata y recargo energías. Antes de llegar al avituallamiento de repente aparece Jorge Gómez, mi brother de RdB, que había estado de voluntario en Rascafría y había subido a acompañar a Juanlu. En ese momento también está Buru, al que conocía por referencias de Celina, y con el que no había tratado en persona, así que aprovechamos desde ese punto para subir charlando hasta el avituallamiento del Reventón (km 41 de mi GPS). Cuando llegamos recargo de nuevo agua, ya hasta la bajada a la Granja no hay más puntos de agua y si pega el sol el cordal de Peñalara se puede hacer bastante largo.

Salgo sólo hacia el puerto, que está como a 1 km desde el avituallamiento, y cuando «corono» empieza a soplar bastante aire y aparecer nubes, cosa que por un lado agradeces, pero por otra parte empiezo a pensar que igual tenemos tormenta, fenómeno habitual en esta zona y fechas. Aunque tenía la sensación de que iba bastante retrasado respecto al pelotón general, puesto que no me he cruzado con mucha gente, ya en la subida empiezo a adelantar a algunos rezagados del GTP, que llevan como 25 km más en las piernas, aunque han salido 7 horas y pico antes.

Una vez fichado en el control del Reventón, empieza el cresteo hacia Peñalara, que se hace largo en condiciones normales de «desconocimiento», pero que como ya sabía de qué iba el asunto, me tomo con tranquilidad, trotando en las zonas de bajadas y manteniendo buen ritmo en las subidas. En este tramo mi balance es «positivo», o sea que adelanto bastante más gente de la que me adelanta, lo que siempre reconforta, todo ello con buenas sensaciones quitando algunos tirones en los tibiales anteriores.

20140703-TP80_laguna-Pajaros

En la zona de la laguna de los Pájaros no puedo por menos de parar a hacer unas fotos y disfrutar de la panorámica (además de que mis piernas lo agradecieron), el panorama con la gente subiendo a coger la cresta hacia Claveles es impresionante, y mentalmente voy haciendo el recorrido hasta la cima, intentando adivinar cómo van a responder las piernas en esa zona tan «rompepiernas» (valga la redundancia). Sorprendentemente cojo mi ritmo «sin prisas pero sin pausas» y pim-pam-pum estoy arriba sin ningún momento especialmente heroico, salvo el fresquito que voy sintiendo y que va incrementándose con la altura y la velocidad del viento. Ya con ganas de hacer el «check-in» en Peñalara, aprovecho la cresta de Claveles para adelantar a unos cuantos excursionistas que se van arrastrando casi a cuatro manos por las rocas, mientras que yo me siento bastante seguro (debe ser porque este año iba con zapas «seminuevas») y me ventilo el tramo sin parar a pensar.

Camino a Peñalara, antes de desfallecer la GoPro

Camino a Peñalara, antes de desfallecer la GoPro

Ya en la zona final de subida, saco la GoPro para inmortalizar el momento, y decide que me deja 5 segundos de batería y después se apaga… ¡vamos bien! En la cima, el gran Dani Casaus está repartiendo abrazos de oso a diestro y siniestro (¡gracias Dani!), y allí van indicando la dirección a tomar para los que van en el TP60 (hacia Cotos), y al resto, que nos queda un trecho más largo, la ruta hacia La Granja. Este año el recorrido de bajada, sobre todo en la primera parte se me hace mucho más cómodo que en años precedentes, aunque si tienes los pies un poco tocados, con tanta piedra verás las estrellas (aún de día). Al llegar la parte más empinada de la bajada, me junto con un grupo que van haciendo coñas sobre si les darán el premio a los últimos del GTP, así que montamos un trenecito y para abajo (en mi fuero interno pienso que si resbalo las posibilidades de caer en blandito sobre uno de los precedentes es mayor… je je). Sin parar hasta la zona de llaneo previo al chozo, donde se separa el grupo en función de las necesidades fisiológicas a atender cada uno.

Este año, al llegar a este punto tengo agua de sobra, se nota bastante que con las nubes la deshidratación es mucho menor, así que una vez que empieza el camino combinado de sendero/pista de bajada hacia la Granja voy saltando entre algunos grupos de corredores, con bastantes buenas sensaciones en las piernas aunque ya se nota el esfuerzo acumulado.

Llegando a la Granja. Foto de http://racephotos.es/

Llegando a la Granja. Foto de http://racephotos.es/

Una vez que se llega al muro que rodea La Granja, mi estómago me recuerda que un poco más adelante ponen pasta y coca cola, así que en grupo vamos entrando en el pueblo, siendo aclamados (inmerecidamente), por los vecinos que se han congregado a echar la tarde viendo «la tarde de los muertos vivientes» 🙂  Son las 17:15 más o menos, y aunque tengo que esperar unos minutos a que traigan refuerzos de la ensalada de pasta, una vez que aparece la fuente con el «manjar» me sirven un plato que devoro sin dejar ni un hilo de zanahoria (lo juro por Snoopy). Aprovecho para acicalarme un poco, vaciar las zapatillas de tierra y piedrecillas (recordad que estamos en un Parque Nacional 🙂 ), y recargar las reservas de agua, y enviar unos cuantos mensajes de «todo OK» a la familia, y sin mucha demora prosigo el camino, al principio con un poco de «andares Chiquitorl»), hasta que los músculos se vuelven a calentar.

La salida de la Granja no está demasiado bien balizada, aun así logro encontrar el camino y el pequeño desvío que han montado este año hasta enlazar con la ruta habitual de remontada del río Eresma. En una zona de bajada me pongo a trotar y adelanto a dos corredores, cosa que no debieron tomarse muy bien, porque un poco más adelante, ya en la subida por el margen derecho del río, me vuelven a adelantar… cosa que me trae al pairo, cada uno a su ritmo y ya veremos cómo llegamos a meta, je je je

Cojo un paso más o menos rápido, a eso de 10’/km, y lo mantengo hasta la llegada al control/avituallamiento de Casa de la Pesca, con un cielo que se está nublando por momentos, lo que tiene su lado bueno de que la temperatura es bastante agradable y no se pasa calor. En el control paro apenas dos o tres minutos, dado que casi no queda nada de comer, aunque sí que tienen geles. Sólo pienso en que queda el tramo de la subida a Fuenfría y su cuestorro infernal, así que me pongo en faena por lo que pueda venir.

Al llegar a la zona empinada me junto con un par de corredores que no conocían «in situ» el cuestorro, así que en base a mis recuerdos les voy animando y diciendo «ya falta poco!», y así, con un par de charlas cruzadas sobre el «#&%&% que puso esta cuesta veo a lo lejos ya el control de la Fuenfría. La verdad es que he sufrido menos de lo esperado, y en el último tramo doy un apretón y dejo a mis acompañantes atrás (no me lo creo ni yo) 😉 Control, un poco de agua fresquita en la fuente y sin parar a coger el camino de los Cospes, enlazar con el Schmidt y hacia el Puerto de Navacerrada. Como conozco el camino, voy bastante rápido ya que la noche se acerca y sopla un airecillo bastante «frejquete», y mientras el sol se oculta tras las montañas por el oeste, el cielo se pone de color naranja amoratado ¡una pasada!. Voy corriendo en las zonas de llano-bajada y adelanto a algún corredor despistado, las sensaciones en las piernas son buenas, a pesar del cansancio. Antes de llegar ya a la zona del telesilla, veo que hay un grupo de tres personas paradas en la cuneta del camino, y veo que uno de ellos ha tenido un tropiezo y tiene la nariz rota y un dedo «tocado», (luego me entero de que era Halfon, ya decía yo que me sonaba la cara) (aquí cuenta su carrera). Después de preguntar me comentan que ya han avisado a la asistencia, así que marcho con otro corredor que se había parado a ayudar y cuando llegamos a la carretera justo acaba de aparecer la ambulancia que iba a asistirle.

Bajamos hacia el control del Puerto, y el avituallamiento se ha refugiado en el parking de la Venta Arias. Como ya se ha hecho de noche y hace una rasca que pela, aprovecho para sacar el cortavientos, el buff y el frontal, me abrigo, bebo un poco y salgo sin parar hacia el último tramo del camino. Nada más salir y cruzar la carretera empieza a llover y siento una bajada de temperatura brutal. Con un grupo que va subiendo hacia el Emburriadero me junto y en el tramo de subida se me quedan heladas las manos, menos mal que con los guantes de los bastones por lo menos no tengo que hacer fuerza para agarrarlos.

Hacemos grupeto, ya que hay algunos que no conocen demasiado bien el camino, y no está la noche para perderse, así que en pelotón llegamos hasta el collado del Emburriadero y sin parar empiezo la bajada, y se me junta un corredor que me comenta que no lleva gafas y con su frontal no ve demasiado bien, así que me pregunta si puede ir por detrás, ¡vaya pregunta!, «¡pues hombre, claro!» le contesto. Como me encuentro muy bien de piernas intento ir rápido, también con idea de poder entrar en calor tras el paso por «la nevera», aunque con las gotas de lluvia las piedra están un poco deslizantes, pero ya no importa nada, sólo quiero llegar y descansar. Según vamos bajando amaina el temporal y vamos cogiendo grupos de corredores, algunos de los cuales dejan pasar, mientras que otros parece que les molesta que les adelantes, como si fueran a perder el podio, en fin…

Una vez que llegamos a la pista se «deshace» la alianza y empezamos a trotar para abajo, vaya diferencia con el año 2012, que en esta zona no tenía ninguna gana de dejar de andar, y eso que era el TP60. Con buenas sensaciones pongo el piloto automático y sólo paro un momento para el control situado en la valla de acceso a la Barranca, a partir de ahí me dedico a ir cazando gente que va andando, y descontando mentalmente los kilómetros que quedan hasta meta. El reloj sigue pitando los kilómetros y veo alguno por debajo de 6′, ¡releches!. Únicamente disminuyo el ritmo en una cuesta que hay antes de llegar a la rotonda de entrada a Navacerrada, y una vez cruzada la carretera, otra vez sigo trotando ya por el casco urbano. En ese momento me pasa un corredor con unos amigos que le están acompañando, y aunque tenía fuerzas para haberle dado cera, prefiero relajar para colocarme bien la ropa y el dorsal para la foto de meta 🙂

Al dar la última curva de repente me encuentro con el pelotón bandoleiro, Jorge y Juanito con su familia que han estado esperando mi llegada para darme una sorpresa, y como estaban siguiendo el SPOT me tenían localizado, ja ja, ¡vaya recibimiento!

Llegada a meta. Pantallazo del vídeo de Jorge

Llegada a meta. Pantallazo del vídeo de Jorge

Me paro a saludar, pero me dicen, ¡venga, venga, ya no pares! (o algo así), con lo que enfilo el pasillo y llego al arco de meta tras 17 horas, 35 minutos y 4 segundos según el tiempo oficial (yo, con la emoción, olvidé de parar el reloj hasta unos minutos después, ¡bien!). Unos abrazos para ellos y besos para ellas, me siento como en una nube, son las 12 de la noche y allí estamos (bastante cansados, es verdad) tras terminar lo que según mi GPS han sido 92k de carrera y más de 7000 metros de desnivel acumulado.

Foto oficial de RacePhotos

Foto oficial de RacePhotos

En la zona de meta también está Mapi y Juanlu, que ha llegado un buen rato antes,  y que me regala la siguiente foto 🙂

Llegada a meta. Foto de Mapi (thx guapetona!)

Llegada a meta. Foto de Mapi (thx guapetona!)

Después de las fotos de rigor, ya sólo quedaba recoger la medalla, la camiseta de finisher, y grabar la medalla con el tiempo oficial, cosa que hice mientras el cansancio empezaba a acumularse, así que me tomé una coca cola a ver si aguantaba la parte más dura del día, que iba a ser el regreso a casa en coche.

Medalla finisher

Medalla finisher

Llegar a casa y despegarme el cortavientos de la herida del codo fue… ¡auuuuu, argggg! El agua de la ducha corría como el chocolate, dejé el montón de ropa «alejos la cama», y a eso de las 2 de la mañana todo eran «ZZzzzzZZZZzzzz».

¡Fin!

Material y otras chorradicas

La verdad es que el material que usé es el mismo de siempre, creo que así lo más nuevo que llevé fueron las zapatillas (previamente curtidas en algunos entrenos), las Cascadia 8, con las que me sentí muy cómodo y noté mejor agarre en las bajadas que con la versión anterior. Al final el material ayuda, pero lo importante es el coco y las piernas, y sobre todo, disfrutar con lo que estás haciendo (aviso para navegantes, je je)

Comentar también que probé «de verdad» el SPOT, y aquí se ve el registro de datos que iba publicando, con algunas zonas sin datos, principalmente cuando atravesaba zonas arboladas (problema de recepción de la señal de GPS y satélites en general).

Seguimiento del SPOT en la carrera

Seguimiento del SPOT en la carrera

Datos de carrera

Aquí los datos del Garmin (310xt, ya un poco «viejuno»)

El perfil del track procesado por Perfils (estupenda aplicación)

Perfil TP80... de 92k

Perfil TP80… de 92k

Agradecimientos

Como siempre, dar las gracias a todos los que me habéis animado, y en especial al equipo bandoleiro, cuya compañía disfruto mucho y me sirven de motivación (unos más que otros, que todo hay que decirlo, ja ja ja), la recepción en Navacerrada a la llegada fue IMPAGABLE y la recordaré siempre :-*

Gracias también a la familia que me soporta y a todos los compañeros con los que he cruzado charlas, comentarios, consejos y entrenamientos, sois MUY GRANDES! (más besitos y abrazos… muack muack)

Bonus: como he tardado tanto en terminar el post, ya está el vídeo, je je je

 

9 Comments
  1. iSchumi_ 10 años ago
    • jseguir 10 años ago
  2. Jorge 10 años ago
    • jseguir 10 años ago
  3. Oscar @icosas 10 años ago
    • jseguir 10 años ago
      • Oscar @icosas 10 años ago
  4. Halfon 10 años ago
    • jseguir 10 años ago

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