Maratona di Roma 2014. La crónica

Bueno, pues después de daros la brasa durante varios meses, el evento ya acabó, así que una vez recogidos los trastos y retornados al calor del hogar (recogidito, que diría mi suegra), toca intentar sintetizar en unas líneas lo que ha sido el viaje a Roma, dentro del cual me di un paseo de unos 42 kilómetros (42.195 metros contados, para ser más precisos). Vamos a ello…

Viernes 21. Arrivando que es gerundio

La jornada arranca a las 3 de la mañana, ya que haciendo la cuenta regresiva respecto a la salida del avión, pues toca madrugón y lo que sea. Ducha, vestirse, decir adiós a los durmientes y para el aeropuerto. Cabe decir que ese día «estrené» yo el hilo de Whatsapp de los viajeros que íbamos a Roma (Santi & family llegaron el jueves). Para ir calentando me toca la puerta de embarque en la otra punta del terminal, empezamos bien. Luego viene la parte de la lata de sardinas…

No sé para qué ponen cinturones de seguridad, si es imposible moverse

No sé para qué ponen cinturones de seguridad, si es imposible moverse

Idea para la UE: ¿no pensáis sacar una directiva con dimensiones mínimas humanamente habitables para aviones? Es que el resto de los mortales no vamos en preferente (habitualmente)

El vuelo sin complicaciones, y con estas que llego a Fiumicino, cojo el tren, y para Roma sin demora. Como el hotel lo tenía más o menos localizado, según salgo de la estación voy directo, «disfrutando» del pavimento de las ¿aceras? romanas con la trolley. Dado que la hora del check-in es más tarde, dejo la maleta y me voy a la feria del corredor (paseo de vuelta a Termini, recorrido que haré unas 10-12 veces en los días siguientes). Cojo el bono diario de metro-bus (6€), y gracias a que había revisado el recorrido Metro-Feria, voy directo sin dar rodeos (y eso que es la primera vez que voy, no como Santi… jem jem).

En la puerta de la feria

En la puerta de la feria

Hago el paseillo por la alfombra roja, y no hay más que seguir el guiaburros (o senda IKEA) que han montado en la feria para poder recoger el dorsal, la bolsa del corredor (unboxing en el vídeo), y darse una vuelta por los diferentes stands que hay montados, que recuerdan un poco a la calle Fuencarral por lo del asalto de los vendedores (en este caso de otros maratones). A partir del segundo ya cojo la táctica del lenguaje universal de «no hay pasta para tanto maratón», y salgo pitando de allí. En la zona más amplia hay stands de las principales marcas (NB, Brooks, Asics…), pero con precios «populares», así que «se mira pero no se toca», aunque las zapatillas y camisetas oficiales molan mucho, sólo son aptas para japoneses.

Haciendo el ganso, que para eso hemos venido

Haciendo el ganso, que para eso hemos venido

Ya casi saliendo me encuentro con Gerardo, que a última hora ve el SMS (sí, todavía existen) que le he enviado, y que se pira rápidamente hasta el día siguiente con un amigo que le aloja. En la salida de la feria han puesto un pedazo de mural con los nombres de los participantes, así que el entretenimiento es recorrer los 15 metros de lona a ver si te encuentras por ahí…

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Con la cartera todavía intacta cojo el metro de vuelta hacia Termini, que he quedado con Santi&family para comer, a ver qué se cuentan de la ciudad. Me llevan a un sitio tradicional con el dueño más comercial de la zona (vamos, un RRPP en condiciones), y pruebo los primeros spaguetti amatriciana del viaje, al dente como les gusta por aquí. Todo ello bien regado por una cerveza ¡de 66cl!.

Pizzeria Andrea

Pizzeria Andrea

Después de comer tomo posesión de la habitación del hotel, 3 camas para mí solito, así que deshago el escueto equipaje y me tumbo a descansar, que hay que recuperar un poco las piernas. Un poco más tarde, nos volvemos a reunir para dar una vuelta por la zona del Circus Maximus, subiendo hacia el ponte Palatino y el entorno del Campo dei Fiori, callejeando y descubriendo parte del recorrido de la maratón. Después de echar unas risas y unas fotos en la Fontana di Trevi hacemos escala técnica en otra Trattoria (de wifi en wifi, como el juego de la oca pero en moderno), y probamos una pizza de patata que nos sabe a gloria.

En la plaza Bocca della Verità

En la plaza Bocca della Verità

Fontana di Trevi, en compañía de las hordas de turistas

Fontana di Trevi, en compañía de las hordas de turistas

Logramos contactar con Pepe (aka el Lodosano Maratoniano), y nos vamos a cenar unas pizzas (para variar), también cerca de la estación de Termini, que se ha convertido en el campo base de las quedadas. El sitio la verdad es que no vale mucho, pero tiene ambiente y se ven varios grupos de maratonianos haciendo carga de hidratos adecuadamente (nosotros por vía sólida y líquida…). Tras un sube y baja de mesas (nos querían meter en la sala «vivan los novios»), cenamos pizzas, ensaladas y cazamos algún pollo (debían estar por ahí campeando, por lo que tardaron… jem). En fin, nos despedimos y al hotel, que al día siguiente tenemos paseo.

Sábado 22. Visitando +

El sábado madrugo «relativamente», ya que hemos quedado a las 8:30 para hacer la visita al Museo Vaticano (o a los museos, que son un puñado). El posible «exceso» de carga de hidratos del día anterior me pasa factura, así que desayuno regular y salgo zumbando, que hemos quedado de nuevo en Termini con Pepe y Santi para coger el metro. Cuando salimos en el metro «Ottaviano-San Pietro» ya se adivinan las oleadas de turistas con ideas parecidas a las nuestras, y a esas horas la cola para coger las entradas al museo ya es considerable, como también la de guías, pseudoguías y demás personajes que pululan en las zonas de turisteo a ver si cazan algo. Con nuestras entradas sacadas previamente vamos directos al acceso, y «voilá», estamos dentro en un santiamén. Mentalmente hago cuentas… ¡ostrás qué pastizal!, no me imagino la caja diaria que pueden hacer con todos esos visitantes, que son como una marea.

Una vez dentro vamos visitando las salas, siguiendo el recorrido «largo», hay que amortizar los 20€ de la entrada como sea. A mitad de camino hacemos una parada técnica de avituallamiento, en contra de lo que podía parecer, el café y la bollería son mucho más económicos que en sitios similares de por aquí. Junto con el ibuprofeno que me tomo «a pelo», me quedo como nuevo y listo para la visita de la capilla Sixtina, que es la joya del Vaticano. Como no se puede molestar con las fotos y tampoco hablar, apago todas las luces de la cámara y nos marcamos un selfie bien artístico  :mrgreen:

Selfie en la Capilla Sixtina

Selfie en la Capilla Sixtina

Después de la capilla queda el resto de museos, la pinacoteca, etc etc… que cada uno darían casi para una visita, es impresionante lo que hay aquí atesorado. Después de 3 horas de paseo, salimos fuera y vamos a ver la Plaza de San Pedro, por donde pasaremos al día siguiente en la carrera. La cola que hay para entrar dentro de la basílica nos desmotiva para entrar, no así para hacernos unas fotos de recuerdo, antes de tomar rumbo hacia el punto en el que hemos quedado después con el resto de la expedición.

La foto clásica de la plaza de San Pedro

La foto clásica de la plaza de San Pedro

Después de dar una vuelta, cruzar el puente de Sant’Angelo y posar delante del castillo del mismo nombre, localizamos otra Trattoria que tiene buena pinta (con wifi, claro), y nos reunimos allí para comer con casi toda la expedición (Alberto y Jen están en su maratona cultural particular  😉 ), la cosa se lía, se lía… y para no dar más detalles, sólo una imagen… je je je. Lo mejor fue las risas con la ensalada de Pepe, que tras leer las 12 que venían en la carta va el tío y se pide una «ensalada César» (que lógicamente no aparecía), y el descojone hasta que al final el camarero decide que le pone una ensalada verde y le echa una pechuga de pollo encima… y arreando que es gerundio.

Se nos va de las manos...

Se nos va de las manos…

Volvemos a nuestros aposentos a descansar un poco y hacer la concentración previa a la carrera, ahora ya se viene Gerardo al hotel, y echamos un par de horas (o tres) charlando, leyendo y comentando por las diferentes redes sociales, además de repasar el circuito de la carrera intentando visualizar el recorrido y el perfil de cara a no encontrar sorpresas después. Con la charla el tiempo pasa volando, y quedamos finalmente en nuestro meeting point habitual (el McDonalds de Termini), donde hacen también acto de presencia Alberto y Jen, que ya los echábamos de menos. Decidimos ir a cenar al Andrea’s, que pilla cerca, así que tras una pequeña espera nos aposentan en medio del comedor, y cuando traen los aperitivos (el aceite con guindilla «ándale ándale» y una sobreasada de impresión), nos ponemos mano a la obra como si no fuéramos a correr una carrera al día siguiente…

El pelotón esperando hambriento

El pelotón esperando hambriento

Yo me decido por unos canelones, y cuando me los traen… ¡mmmmm! una cosa deliciosa, con pasta casera, un relleno de carne delicioso, y una salsa de tomate (pomodoro, perdón), de traca… sencillos pero espectaculares. Aquí os dejo el documento gráfico

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Para liquidar la faena, no habiendo escarmentado de la comida, nueva ronda de limoncello, del que únicamente hago una degustación, no vayamos a tentar la suerte… Organizamos los horarios de quedada para el domingo, poniendo como punto de reunión nuestro hotel y cada mochuelo se retira a su olivo, ya con la cuenta atrás en la cabeza… tic tac!

Ya en el hotel, Gerardo y yo preparamos todos los bártulos, decidiendo qué llevar, dorsaleando la camiseta e intentando no olvidar nada para la carrera que llevamos preparando cuatro meses. A eso de las 12 de la noche ya estamos en el sobre, con el despertador a las 6:50. ¡Zzzzzzz!

Todo listo para mañana

Todo listo para mañana

Domingo 23. #elpastelaco llegó

Un buen rato antes de que suene el despertador ya estamos activos, Gerardo no ha pasado buena noche y va y viene a la máquina del té a ver si se le asienta el estómago. Yo por mi parte me encuentro bien y más o menos tranquilo. Ducha, café, galletas y a vestirse y recoger un poco la habitación. A las 7:30 se presentan Santi y Pepe con las maletas (ellos dejan sus hoteles, mientras que yo me quedo hasta el lunes), y al poco también llegan Alberto y Jen, el conserje del hotel empieza a pensar que en la 101 pasa algo raro… En el hotel hay otras habitaciones ocupadas por corredores, así que el trasiego de gente medio vestida que va a la máquina del café en continuo. Al salir a la calle, el tiempo no es muy apacible, con nubes y algo de viento, que no impiden que nos pongamos en ruta hacia el Coliseo con buen ánimo.

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Según nos vamos acercando, la marea de corredores aumenta, y por fin veo el Coliseo (para ser mi tercer día en Roma ya era hora), siguiendo la ley de Murphy hemos quedado justo al lado contrario de la zona por la que se entra al recinto de la carrera, pero bueno, así calentamos un poco (más).

El equipo de maratonianos

El equipo de maratonianos. Servidor, Santi, Gerardo (un poco mustio), AlberTirantes y Pepe

Nos despedimos de Jen al pasar la valla de entrada, y a partir de aquí nos dividimos en dos grupos, Pepe, Alberto y Gerardo van al cajón B, y yo me quedo con Santi, mientras buscamos el camión para dejar la mochila, que al final resulta ser el primero de la fila (otro paseo de calentamiento más), en el que depositamos las pertenencias la élite y nosotros. Aquí ya han caído unas cuantas gotas de agua, y las nubes que circulan a toda pastilla por el cielo no auguran nada bueno. Nos metemos en el pasillo que tenemos asignado (una pasada la organización y el control, al menos 4-5 personas verificaron que llevábamos el dorsal adecuado antes de entrar en nuestra zona). Quedan como 15 minutos para la salida y empieza a caer un chaparrón de los de verdad (ale, segunda ducha del día). El reportero dicharachero y la música deja de oirse, y al rato avisan de que se retrasa un poco la salida porque se habían quedado sin electricidad.

El corazón empieza a latir más rápido y de repente estamos haciendo la cuenta atrás… 3, 2, 1 y allá vamos! Nos deseamos suerte y pasamos por el arco de salida, como es normal, al principio vamos mirando un poco al suelo para sortear bolsas de basura, ropa y los agujeros con un palmo de agua que hay, a ver si vamos a empezar con una galleta en plan Seb Chaigneau y UTMB 2012…

Allá vamos!

Allá vamos!

En cuanto llegamos al km 1 Santi ya tiene la primera incontinencia, así que parada (ya se estropeó la media)… y seguimos corriendo. Vamos con la botella de isotónico en la mano, para poder ir hidratando tranquilamente y no depender de los primeros avituallamientos, que como todavía la gente va muy apelotonada, son los más complicados de la carrera. Me cuesta un poco mantener el ritmo de Santi, pero dado que la estrategia es mantener y llegar lo más entero posible a la segunda media y luego «ya veremos», le voy esperando y nos vamos alternando las paradas para cambiar aguas hasta más o menos el km 12. El recorrido de la carrera es muy llano y no tiene prácticamente ninguna cuesta, así que me encuentro muy descansado y voy charlando y disfrutando del «paseo», mientras voy grabando vídeos con la GoPro.

De paseo por Roma

De paseo por Roma

Los avituallamientos cada 5 km están bien surtidos, no tengo problema en coger agua/isotónico en cada uno de ellos, así que aprovecho para hidratarme bien, que luego ya sabemos lo que pasa con los que van con prisas y lo dejan todo para el final, cuando llega el señor del mazo. En el km 18 enfilamos la plaza de San Pedro y hacemos las pertinentes fotos, parando incluso para hacerle unas a una corredora que no atinaba ni a desbloquear el iPhone a la que le digo «¡tranqui que ya no creo que ganemos!» 😀

Llegando al Vaticano, corriendo sin mirar (peligro, peligro)

Llegando al Vaticano, corriendo sin mirar (peligro, peligro)

Otro selfie Vaticano

Otro selfie Vaticano

Pasado el km 19, ya fuera del recinto del Vaticano me despido de Santi, que va a un ritmo más lento, nos deseamos suerte y acelero para intentar coger un ritmo un poco más elevado. El paso por la media lo hago en 2:15:38, y ya voy todo el tiempo adelantando a gente. A partir del km 25 ya se ve bastante gente que va justa, y algunos andando… pufff!. Cojo un ritmo en torno a 5:30, aunque en los avituallamientos cada 5 km paro a beber y tomar los geles que llevo (km 25 y 35), que tampoco se me ha perdido nada. En el km 28 viene el primer repecho, que subo sin problemas, y luego ya en el km 35 se pasa por un túnel, a cuya salida está el avituallamiento, y empieza a llover de nuevo cuando llegamos a la zona de adoquines, y pasamos la piazza Navona bajo la lluvia, mientras la gente aposentada en las mesas de los restaurantes anima.

El paso por el centro de la ciudad está completamente vallado, en algunas zonas parece un poco «walking dead», pero sigo avanzando sin parar, ya descontando los km del último 10.000 como se deshoja la margarita, sólo noto un «poco» cargados los cuádriceps, pero por lo demás ninguna molestia, da gusto correr así 😉

Adelantando cadáveres en el km 40

Adelantando cadáveres en el km 40

Ya sólo queda el último repecho al llegar al km 41, el avituallamiento está un poco antes en el túnel, y aprovecho para beber un poco y andar unos metros, aunque en seguida retomo el paso, y a por el último km. A esta altura de la carrera me acuerdo de los adoquines y la madre que los parió, pero bueno, no vamos a torcer el gesto para la foto y el vídeo de meta. Cuando quedan como 50 metros de repente viene uno a 4’/km y me da una lijada que pienso «¡ya podías haber dosificado mejor, macho!» ja ja ja. Bueno, el tema es que después de dar gracias a todos por haberme permitido llegar hasta aquí (y en especial a mis piernas, que son las que se han comido #elpastelaco), resulta que he hecho la segunda media en 2:04:58, con lo que sumando tenemos el tiempo final oficial… 4:20:36! Que no es para tirar cohetes, pero QUÉ BIEN ME LO HE PASADO!  😆

Entrando a meta

Entrando a meta

El «servicio» a partir de aquí es impecable, unas chicas muy monas te ponen la medalla, otras te dan una manta térmica y a continuación el avituallamiento con una bolsa que te puedes colgar con agua, isotónico, fruta… vamos, una gozada. Sigo andando hasta el camión, y en cosa de 15″ me han dado la mochila. Impresionante.

Otra medalla a la saca

Otra medalla a la saca

Me cambio la camiseta para no quedarme frío y me quedo esperando a Santi, ya que tengo su ropa en la mochila, en esos momentos el tiempo va alternando entre nubes, sol y amagos de lluvia. Unos 45 minutos después aparece con su medalla ¡bien!, y viendo el cariz que van tomando las nubes enfilamos hacia la salida de la zona de corredores. A medio camino se abre el cielo y cae la del pulpo (again).

La foto-finish con el Coliseo al fondo

La foto-finish con el Coliseo al fondo

Todo el camino de vuelta al hotel lo hacemos bajo la lluvia, con lo que cuando finalmente llegamos estamos como sopas desde la cabeza hasta los pies, así que subimos a la habitación, por la que han pasado Pepe y Gerardo, que se han duchado, cogido sus trastos y abandonado, con lo que el del hotel seguro que se pensaba que allí teníamos montado un negocio de «camas calientes» para corredores… no sé yo… El tema es que me encuentro en la mesa de la habitación con botellas de agua, Gatorade, galletas, fruta, bizcocho… todo lo que les sobraba me lo han dejado allí (cosas de Ryanair y su «low cost»).

Bueno, el tema es que se ducha Santi mientras voy recogiendo cosas, y cuando me meto en la ducha llegan Elena y Jorge, que han ido a comer por allí cerca. De repente, debajo de un folleto descubro un DNI… de Pepe! Ya me veo con compañía esa noche cuando llegue a la puerta de embarque del avión y le pidan la documentación… Intentamos contactar con él pero no da señales de vida, uy uy uy… Total que como Santi&family tienen que irse hacia la estación, decidimos comer allí y les acompaño, con el DNI de Pepe en el bolsillo para ver si aparece en algún momento (yo en mi fuero interno me veía de camino a Ciampino…). Finalmente nos llama cuando quedan 3 minutos para que salga su bus al aeropuerto y se pega una carrera para recoger el DNI y poder llegar a tiempo al embarque, cosa que finalmente logra… ufff!  😀

Después de comer despido a la familia Caminero-Canales, que también parte para los madriles, así que me vuelvo dando un paseo (y van… ) al hotel y me echo un rato a descansar, con la medalla puesta, claro. A partir de aquí ya es «aventura personal», salgo a cenar cerca del hotel y descubro que teníamos la heladería más antigua de Roma a 5 minutos a pata, así que no pierdo la ocasión y allá que me voy a tomar un tiramisú… MMMmmmMMMMMM…

Entre medias del paseo seguían cayendo chubascos cada cierto tiempo, y finalmente llegué entero al hotel, donde me metí un sueño reparador, no sin antes haber chequeado que todo el mundo hubiera llegado sano y salvo a casa.

Conclusión: cuarto maratón finiquitado con todo en su sitio 🙂

Lunes 24. Roma a mi bola

Me desperté relativamente pronto, a eso de las 7:30 ya estaba en la ducha y recogiendo las cosas, un poco tieso de piernas pero sin ninguna molestia en especial. Recogí los trastos del hotel, desayuné y bajé la maleta a recepción, ya que el avión lo tenía por la noche y quería aprovechar el día para ver la ciudad a mi aire. Como no tenía ningún plan prefijado, decidí que lo mejor era irme «a lo lejos» y volver serpenteando, ya vería el ritmo que llevaba, así que cogí de nuevo el metro, esta vez bajando a la estación de Manzoni, que me quedaba más cerca del hotel, y fui hasta la del Vaticano.

Tampoco quiero enrollarme con más detalles, sólo comentar que entre pitos y flautas creo que me hice más de 10k a pata, que como estiramiento «post carrera» creo que no está mal, todo ello aderezado con numerosos chaparrones, con lo que iba de monumento en monumento aprovechando los aguaceros para refugiarme en la iglesia o atracción que me pillara más cerca.

Refugiado en el Panteón mientras cae un diluvio

Refugiado en el Panteón mientras cae un diluvio

Además, como tenía encargos familiares, la mochila se iba llenando con viandas, así que el «entreno de recuperación» acabó siendo un buen paseo fotográfico, del que ya subiré las fotos al Flickr.

Sale el sol en el Foro Imperiali. Un rato después se desploma el cielo sobre nuestras cabezas

Sale el sol en el Foro Imperiali. Un rato después se desploma el cielo sobre nuestras cabezas

Finalmente recojo las maletas en el hotel, vuelvo por última vez a la estación de Termini, tren al aeropuerto y vuelo «enlatado» a Madrid. En resumen, que me meto en la cama a eso de la 1:30 del martes… THE END!

Postdatas varias y referencias

Como mi crónica no ha sido la primera, aquí voy añadiendo las referencias por orden cronológico:

Los detalles de la carrera en el Garmin:

Enlace al vídeo oficial de carrera, primero sale un anuncio pero luego va enlazando las cámaras por los diferentes puntos de paso… AQUÍ.

Los tiempos oficiales de paso salen en la página web:

certificado-7080

Como se ve, a partir del k15 adelanté a más de 2.700 personas… je je je ¡hachazo!

En cuanto tenga el vídeo que hice con la GoPro lo enlazo aquí abajo. Si queréis estar al tanto, mirad mi canal de YouTube.

Otra para la galería

Otra para la galería

Nos vemos en Obstó! 😉

Actualización 01/04/2014. Ya están los vídeos subidos en este POST

16 Comments
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